El 16 de
octubre de 1998 el ex dictador chileno Augusto
Pinochet
fue arrestado en Londres bajo los cargos de tortura y crímenes
contra la humanidad: cargos que no se le imputaban a ningún
(ex) jefe político-militar de Estado desde la época
del tribunal de Nuremberg.
Contrariamente a lo esperado, el gobierno democrático
chileno desplegó una infinidad de tretas a fin de salvar
al octogenario sátrapa que insiste en verse a sí
mismo como paladín anticomunista. Esta retórica
es conocida: Mussolini, Hitler, Franco, Reagan, Bush, entre otros.
Y por cierto, Stalin, que era antitrotskista. Al fin y al cabo,
la democracia parece que era una ilusión: cristiana, pagana
o musulmana, da lo mismo.
Los dos gobiernos demo-cristianos post Pinochet no fueron sino
producto de negociaciones políticas a puertas cerradas.
Tanto el gobierno de Patricio Aylwin -ex golpista y furibundo
opositor al Presidente electo Salvador Allende- como el del actual
mandatario Eduardo Frei (Jr.) -hijo homónimo del también
golpista y ex presidente chileno- han seguido al pie de la letra
la agenda trazada por el régimen militar: descomponer
a través de la propaganda todo intento de reorganización
social y facilitar los negociados a los mercachifles que transan
con los dueños de instituciones financieras trans e internacionales
los recursos naturales y humanos que hubo, hay y no habrá
en la larga y angosta faja de tierra chilena.
Imposición mass-mediática de modelos alienantes
de vida y comportamiento, y libre-mercado para el Fondo Monetario
Internacional y la Organización Mundial de Comercio. En
suma: nihil novum sub solem. La ecuación es simple:
país latinoamericano + presidentes "democráticos"
que apoyan al ex dictador + prensa y propaganda conservadoras
= $.
Un año después, sin embargo, Pinochet sigue bajo
arresto y los paladines "democráticos" continúan
gestionando su libertad. Tres son las razones principales que
el gobierno de Chile reclama para la liberación de Pinochet:
soberanía nacional, promesa de enjuiciarlo en tribunales
chilenos y razones humanitarias. Lo curioso es que, en este contexto,
los paladines de la globalización económica se
oponen tenazmente a la globalización jurídica.
Globalización sí, globalización no: ¿What
is the question? Curioso también que Pinochet fuera intocable
por la justicia chilena luego del fin de su mandato, y que, durante
la transición a la democracia, nadie planteara seriamente
la posibilidad de enjuiciarlo -eso podría haber puesto
en riesgo la democracia chilena, argumentaban entonces.
Lo curioso es que si ahora es enjuiciado en España también
se pondrá en riesgo la democracia chilena. Vaya argumentación.
O sea, cualquier juicio por crímenes y tortura pone en
riesgo la democracia chilena, y cualquier alegato contra el dictador
es una ofensa que atenta contra la seguridad interior del Estado.
Me pregunto si los nazis fueron tan caraduras. Por eso aplaudo
la declaración del humanista chileno Tomás Hirsch,
quien al ser consultado en Londres sobre el estado de salud del
ex dictador, respondió que éste se encontraba en
manos de excelentes médicos, y que además sería
juzgado por un tribunal competente y justo, tratamiento radicalmente
opuesto al que Pinochet diera a sus víctimas, es decir,
tortura y ejecución sin derecho a defensa.
En el informe de la comisión "Verdad y Reconciliación"
de 1991 presidida por Raúl Rettig, se documentan alrededor
de 3.500 casos de presos políticos ejecutados y desaparecidos
durante el régimen militar. Sin duda que frente a estas
cifras y al quilombo político nacional -paladines democráticos
defendiendo al tirano- la gente mantiene un alto grado de desconcierto
y escepticismo. Mientras tanto, los sectores más conservadores
y fascistas acusan al gobierno demócrata cristiano y socialista
de no acelerar ni profundizar sus gestiones para salvar al deteriorado
dictador de las garras neocoloniales inglesas y españolas.
De hecho, estos sectores han aprovechado la coyuntura para construir
una imagen positiva del dictador en contraposicición a
la emblemática figura del Presidente Allende.
Han explotado conceptos tales como soberanía y orgullo
nacionales, que a través de los medios de comunicación
se propagan como peste. También han realizado algunas
acciones directas: el ridículo alcalde de una comuna de
Santiago, por ejemplo, se negó sistemáticamente
a retirar la basura de la Embajada Española, y la efervescencia
nacionalista dio pábulo para el resurgimiento de uno de
los grupos terroristas más recalcitrantes de la derecha
chilena: "Patria y Libertad". Grupo extremista que
alcanzó triste notoriedad en 1969 con el asesinato del
entonces General del Ejército, René Schneider,
militar constitucionalista y leal a la tradición democrática
chilena.
En tanto, la prensa, también concertada en esta campaña
de limpieza del nombre del dictador, entrevista a hijos, hijas
y familiares cuyo intelecto raya en la estupidez. Patético.
A la distancia yo he seguido todos esos comentarios infelices
de la prensa chilena (por cierto no los de "Punto Final"
ni del "El Siglo", que aunque carecen de una mirada
más distante, detectan la contingencia de la situación
local adecuadamente).
También he seguido con sorpresa toda la parafernalia del
candidato "socialista", y probable presidente de Chile,
Ricardo Lagos, incluyendo su giro publicitario hacia la izquierda
y su manipulación ideológica de la noción
de igualdad. Nada sino un intento desesperado de obtener los
votos nulos de esa gente desconcertada que ya no sabe qué
pensar. Y claro, la postmodernidad les cayó encima como
balde de agua fría y no tuvieron ni el tiempo ni el entrenamiento
previo para acostumbrarse al novo orden colonial. Así,
el sistema de control es impuesto para no ser removido, al menos,
por voluntad propia. Ni con el candidato "socialista"
habrá cambios, ya que -como dijo Noam Chomsky de Bill
Clinton- Lagos es el mejor amigo de los empresarios.
Por otro lado, con Pinochet hay algo mayor que también
se está decidiendo: conflictos de hegemonía. Estados
Unidos versus Europa Unificada. Porque en realidad Pinochet siempre
ha sido un títere, y morirá siéndolo. Primero
de la CIA y Nixon, ahora del nuevo reordenamiento mundial. Como
dijo el ex subdirector de la CIA y especialista en política
chilena de los años 70 y 80, Vernon Walters, "Pinochet
era un hijo de puta, pero era nuestro hijo de puta"(1).
Bonita defensa del dictador. Al fin y al cabo, este hijo de puta
siempre fue leal a sus dueños norteamericanos. Eso explica
el nivel de farsa e hipocresía de la CIA al denegar toda
participación y/o conocimiento del atentado que agentes
de la policía secreta chilena (DINA) realizaron en Washington
DC. en 1976, y que le costó la vida al ex canciller del
gobierno de Allende, Orlando Letelier, y a su acompañanante,
la norteamericana Ronni Moffit.
Recordemos que Vernon Walters era el nexo entre la CIA y la DINA
durante los primeros años del régimen militar.
Y que tanto él, como el director de la CIA de aquel entonces,
George Bush, estaban al tanto de las gestiones que el embajador
norteamericano en Chile, George Landau, había realizado
a fin de facilitar el ingreso a los EE.UU. de dos agentes de
la DINA con pasaporte paraguayo. De hecho, Landau quería
que esos dos agentes se entrevistaran con Walters, pero éste
declinó. Sin embargo, el 22 de agosto de 1976, los agentes
chilenos entraron a los EE.UU. sin problema. Un mes más
tarde, el 21 de septiembre, el carro-bomba que asesinó
a Letelier y a Moffit estalló en el círculo de
Sheridan, en pleno corazón del paseo de las embajadas
en la capital norteamericana.
La CIA declaró entonces desconcierto total frente a este
hecho y en las investigaciones nunca mencionó siquiera
el cable enviado por Landau a Walters y Bush. Sin duda, la CIA
siempre ha estado al tanto de lo que hacen los servicios de inteligencia
en Latinoamérica, y su silencio no hace sino confirmar
su participación en este atentado terrorista que le costó
la vida a un ciudadano chileno y a una ciudadana norteamericana.
Incluso hoy el tema todavía es complicado.
La Casa Blanca aún guarda silencio frente al caso Pinochet.
Este panorama, por cierto, es visto desde las alturas. El pájaro
Altazor observa y cae, y así revela. Porque el caso Pinochet
no se va a resolver por decisión popular. Ya no fue juzgado
en Chile a su debido tiempo, cuando sí había un
fuerte movimiento social para detener cualquier desplazamiento
atrabiliario del Ejército. Y la prensa perniciosa chilena
sabe eso, y quiere sacar ventaja: por eso desinforma.
Presentan la situación como si fuera realmente seria,
aunque todos saben que es una completa farsa. Frei es una farsa,
los nacionalistas fascistas son una farsa, los neoliberales yuppies
son una farsa, el futuro socialismo gubernamental es una farsa.
Aquí lo que cuenta -para los mequetrefes que se creen
dueños y señores y "toman decisiones"-
son los negocios, y desde luego, cómo insertar y vender
a Chile en el contexto de expansión imperial del capital.
El encarcelamiento de Pinochet los tiene sin cuidado, aunque
para la mayoría de la gente -que aún conserva un
poco de sentido común e integridad- ver a Pinochet en
un tribunal es una satisfacción. Sin lugar a dudas hay
consenso que su régimen fue un período traumático
para el conjunto de la sociedad. Y si hoy hay una nueva generación
de muchachos y muchachas de clase alta que lo apoyan -en su mayoría
vástagos de uniformados o ex uniformados- es producto
de la ignorancia y la amnesia histórica.
Pero con el general tras las rejas ni esa generación ni
las organizaciones políticas que todavía lo apoyan
tendrán credibilidad y ética para perpetuar sus
ideas. Su encarcelamiento será el estigma que les impedirá
enaltecerlo. Por eso, a pesar de lo que se diga, el proceso inciado
por el juez español Baltasar Garzón es un triunfo
para los que luchamos contra el régimen militar, y la
paz para miles de chilenos y chilenas que padecieron este holocausto.
Eso es lo que realmente se juega en Chile. Porque ver al dictador
juzgado es una rectificación simbólica de la justicia.
Y no estoy hablando de juicio político. Juicios políticos
fueron los de Nelson Mandela y de Mumia Abu-Jamal. Aquí
no ha habido aparato estatal persiguiendo y condenando al opositor,
al extraño, al otro. A Gramsci, por ejemplo, el intelectual
orgánico. Pinochet fue y es un criminal que ordenó
y planificó la muerte de muchas personas, y la encarcelación
y exilio de otros tantos. Y eso merece la cárcel, si es
que no la pena de muerte.
Por otro lado, a nivel internacional su envío a España
-o a Bélgica que es el otro país que demanda su
extradición- significa la instalación en Europa
de la administración de la justicia mundial, y esto entendido
dentro del contexto de la globalización. Hay que señalar
que el gobierno italiano también solicitó la extradición
del ex director de la DINA, Manuel Contreras, por el atentado
en Roma en 1975 contra el ex vicepresidente chileno del gobierno
de Frei (padre), Bernardo Leighton y su esposa Ana María
Fresno.
Si bien Contreras cumple una condena hasta el año 2001
en una moderna y cómoda cárcel de alta seguridad
construida especialmente para los militares sentenciados, en
Italia le espera una sentencia de 20 años. Veremos qué
hace entonces el presidente socialista Ricardo Lagos y cómo
se consolidan o desvanecen las aspiraciones europeas de administrar
la justicia internacional.
La extradición de Pinochet a España también
le permite a la socialdemocracia española y europea limpiar
su imagen frente a su ineficacia para combatir al régimen
de Franco. Recordemos que Pinochet tuvo que llamar a un plebiscito
y luego a elecciones a fin de detener la creciente movilización
social de la época: las llamadas protestas nacionales
(1983-86). Además,
Pinochet ya no morirá tranquilamente en su lecho como
lo hizo el general Franco. Sin embargo, los ingleses -o por lo
menos los sectores que representa Margaret Thatcher- no están
tan seguros de querer establecer un alineamiento con el resto
de los países europeos.
Esto explica el encarnizado discurso de la Thatcher para defender
a su viejo cómplice en la guerra de las Malvinas. No hay
que olvidar que ella también le debe lealtad a Bush y
su camarilla, que la ayudaron a acceder al poder.
Ciertamente, en caso de un tribunal internacional contra Pinochet,
las manos sucias de muchos podrían ser investigadas y
expuestas. Esta situación también explica la ambigüedad
inglesa frente a la Unión Europea y la moneda única
-el euro- además de la política seguidista del
Reino Unido en todas las aventuras criminales del Imperio: Irak,
Sudán, Afganistán y Kosovo. No obstante, de llevarse
a cabo la extradicción y el enjuiciamiento internacional,
Europa se constituirá simbólicamente, o por lo
menos mientras dure la globalización, en el territorio
donde se controle todo el proceso de elaboración y administración
de los discursos en torno a la justicia. Esto indudablemente
reducirá la actual hegemonía norteamericana, y
relegará al Imperio a una posición de perro guardián.
En los EE.UU se construyen anualmente más cárceles
que escuelas y colegios. Y la desproporción entre riqueza/pobreza
y libertad/alienación ha generado que la sociedad norteamericana
habite en un limbo de valores contradictorios que pronto terminará
en crisis. Sin duda la población de este país enloquece
día a día. Ejemplo de esto son los niños
y adolescentes que optan por hacer tiro al blanco en sus escuelas
y casas a fin de eliminar todo símbolo de autoridad: padres
y maestros.
Los sistemas siempre comienzan descomponiéndose en sus
esferas más instintivas y menos domesticadas: la zona salvaje,
la juventud. No obstante, esta esquizofrenia social también
es parte estructural de la lógica discursiva del Imperio.
En la mañana, Clinton declara que es necesario controlar
los juegos de video que promuevan la violencia, y en la tarde
bombardea Kosovo, dejando más muertes en tres meses de
bombardeo que en tres años de guerra civil y limpieza étnica.
Ciertamente, ese era el objetivo: demostrar fuerza y recuperar
la hegemonía a través de una intervención
militar en territorio europeo, liderando a la OTAN que, sin el
Pacto de Varsovia, ya no tenía razón de existir.
En fin, todos saben que Clinton es otro farsante: fuma marihuana
pero no aspira el humo, le hacen una fellatio pero no tiene relaciones
sexuales. ¡Qué caradura! Así vistas las cosas,
EE.UU. se hunde económica y socialmente.
Se sabe de modo extraoficial que en todo el país hay alrededor
de 14 millones de vagabundos. Casi la población entera
de Chile. O sea, un país entero en las calles: un país
homeless. A esto se debe añadir el empobrecimiento
cultural y la imposición mass-mediática de modelos
extremadamente alienantes que hace que la gente crea en el sistema
y lo perpetúe. Incluso, aquellos personajes más
progresistas esperan una suerte de breakdown o crisis
automática que acabe con el sistema, sin sospechar que
el sistema no se destruye por sí mismo, sino que es la
gente quien lo destruye.
Esta fe perversa representa los altos niveles de adoctrinamiento
que existen en la sociedad norteamericana. De ahí que
en momentos de crisis el pueblo estadounidense continúe
consumiendo, incluso a expensas de lo que no tiene: el crédito.
Un dato curioso es que en los últimos 20 años el
consumo en EE.UU. ha igualado a todo el consumo mundial desde
que hay registro histórico. Esto es, desde el comienzo
del tiempo. Interesante también es que el 1% de la población
estadounidense más adinerada gana 150 veces más
que el 10% de la población más pobre. Esto no sólo
ha profundizado las contradicciones sociales, sino que también
ha triplicado los niveles de ansiedad, soledad, alienación
y desesperanza. En tal sentido, la globalización no es
sino la aplicación cruda del darwinismo social a la economía:
el llamado neoliberalismo. Sistema que -como explica Susan George-
enajena y "entrega el producto de décadas de trabajo
de miles de personas a una ínfima minoría de grandes
inversionistas"(2).
Esto hace que la sociedad se fragmente, pero a la vez que se
heterogenice, generando, paradójicamente, modos de resistencia
al modelo de estandarización.
En Inglaterra sucedió algo parecido. Según un informe
del grupo Brittish Child Poverty Action Group, durante el gobierno
de M. Thatcher 1 de cada 4 adultos y 1 de cada 3 niños
vivía en condiciones de miseria. Si eso lo comparamos
a las estadísticas del gobierno británico anterior
a la Thatcher, en que sólo 1 de cada 10 ingleses vivía
en condiciones de pobreza, nos damos cuenta que la teoría
neoliberal del chorreo de la riqueza hacia los sectores más
pobres no sólo es falsa sino que también agudiza
las desigualdades sociales. Pero así como el neoliberalismo
agudiza las diferencias de clase, también genera movimientos
de resistencia. Ejemplo de ello es el movimiento de protesta
contra la reunión cumbre de la Organización Mundial
de Comercio que se llevará a cabo en Seattle en noviembre
de este año
Es indudable que la crítica situación que comienza
a experimentar el modelo impuesto (crisis económica en
Brasil, Rusia y Asia, alienación, locura y movimientos
sui generis de resistencia), obliga al Imperio a buscar una salida.
El monopolio de la jurisprudencia y la civilidad no es tan necesaria
como la hegemonía comercial y económica. Así,
desclasificar en detalle los documentos que el gobierno español
de José María Aznar había solicitado para
llevar a cabo la investigación del juez Garzón
y establecer la exacta relación de la intervención
del gobierno de Nixon -a través de su Secretario de Estado
Henry Kissinger- en el derrocamiento del Presidente Allende no
parece ser ahora un gran dilema.
Recordemos que Clinton sólo había enviado a España
cuatro cajas con fotocopias de periódicos de la época
y documentos inservibles, que incluso confundían la operación
Cóndor de Centromérica -el mismo nombre que los
servicios de contrainsurgencia de las dictaduras del Cono Sur
(Chile, Argentina y Uruguay) llevaron a cabo para eliminar toda
oposición. En fin, la guerra siempre es una solución
a la que el Imperio -y todo Imperio- recurre en momentos de crisis.
Una guerra posible podría ser en propio suelo norteamericano,
ya que la experiencia de las últimas no han sido tan distantes
de la de los juegos de video.
Una guerra como la de 1965 que aplastó con tanques las
protestas en el área de Watts en Los Angeles. Sabemos
que las guerras reactivan las economías. Esto no hace
tan absurda la tesis de que la crisis de las computadoras -o
el Y2K- no sea sino la creación de una instancia de alarma
social que justifique la promulgación de una Ley Marcial,
aunque personalmente me inclino a pensar que la sigla Y2K no
es sino una nueva marca corporativa que Bill Gates -o quién
sabe quién- está vendiendo a fin de engrosar aún
más sus bolsillos. Otra solución más viable
es dolarizar las economías del patio trasero. Idea que
el ridículo mandatario argentino Saúl Menem ya
había propuesto. Así, el Imperio podría
contrarrestar el efecto de una caída bursátil frente
a un euro fortalecido: la nueva moneda global que eventualmente
financiará la justicia del globo.
Por cierto, para el Imperio este panorama es desolador: perder
el control económico y resignarse al rol de guardián
protector no es lo que ambicionaron los padres fundadores: en
aquel entonces los hombres más ricos de su tiempo. Eso
podría terminar en un desastre. Recordemos lo que le pasó
a Esparta: la polis guerrera de la antigua Grecia, que se desmembró
buscando la unidad territorial a través de un conflicto
con su vecina Atenas. Tal vez por eso, en el estado de Oregon,
una nueva ley nacionalista obliga a todas las escuelas públicas
a promover el juramento a la bandera, lo que recuerda tristemente
la ley votada por el Ku Klux Klan en 1922, que exigía
a todos los hijos de familias católicas asistir a la esculeas
públicas donde tuvieran que jurar lealtad a la bandera.
En otras palabras: ¡Heil bandera! Como sea, la tendencia
es mantener la uniformidad, la estandarización y el control.
Todo bajo la mira telescópica del estado policíaco.
Y todos dentro de un margen circundado por la línea muerta:
delimitación moderna de los actuales campos (virtuales)
de concentración. Y a los que quieran escapar, les espera
la cárcel: Mumia, Mandela o Gramsci. O los legendarios
Sacco y Vanzetti. Farsa robespierreana que legitima la guillotina
eléctrica. No por nada, en el estado de Texas se ha ejecutado
sólo en un día a un número de hasta 6 personas
a fin de ahorrar dinero.
Texas y Florida son los estados que tienen el más alto
índice de ejecuciones por pena de muerte al año,
y no es de extrañar que los gobernadores de ambos estados
sean los hijos del siniestro George Bush. Personaje que ha asistido,
tanto como director de la CIA, vicepresidente y presidente de
este país, al proceso de transformación de los
estados nacionales disciplinarios en estados transnacionales
de control. Así, en esta fase del aparato burocrático,
el estado policíaco y el sistema carcelario devienen en
un solo instrumento de represión que controla y modela
a la sociedad. Además, hay un nuevo ingrediente y un nuevo
negocio en perspectiva: usufructuar de la mano de obra gratuita
de reos trabajadores.
Por lo mismo, no es extraño que en la ciudad de Concepción,
al sur de Chile, el municipio local haya comenzado a construir
nuevas cárceles. También la campaña nacional
de propaganda contra la delincuencia y las drogas se ha incrementado
enormemente. Con esto se sientan las bases que justifican la
represión y el encarcelamiento indiscriminado de los sectores
marginados del sistema socio-económico.
Una de las medidas que ya se han cursado es rebajar la edad penal
a 16 años. Esta misma situación ocurre en México,
donde incluso se baraja la posibilidad de reducir la edad penal
hasta los 14 años. En efecto, México, Chile y Argentina
son los países "modelos" elegidos por los poligopolios
para recolonizar América Latina, y de paso, reconquistar
tierra vírgen y exótica. Así, el proyecto
neocolonial para el tercer milenio ya está diseñado:
forzar a niños, hombres y mujeres a trabajar el doble
por una paga infrahumana. Ejemplo de esto es la situación
de los trabajadores de la empresa Nike en Indonesia.
En este contexto, los pinochetistas neoliberales y los no-pinochetistas
neoliberales aspiran por igual a algunas granjerías mundiales
de las que nunca han ostentado: participar del lucro internacional.
Si bien la burguesía mundial siempre ha existido, no fue
hasta 1991, con la instalación del Nuevo Orden Mundial,
que los grupos económicos dominantes construyeron una
red de control transnacional. De hecho, las dos estrategias en
puga por la dirección del proceso de globalización
del capitalismo a escala mundial se encontraban en un impasse
que sólo fue resuelto con el derrumbe de la Unión
Soviética. Es en esa encrucijada cuando la estrategia
estatal se retira ante su fracaso frente a la rapidez de la estrategia
mercantilista de las corporaciones transnacionales.
No olvidemos que a ambos lados del muro de Berlín hubo
igualmente extracción de plusvalía y alienación:
dos características inherentes del capitalismo. En suma,
a uno y otro lado no hubo sino un solo sistema con dos nombres
diferentes, pero de naturaleza similar. Por un lado, corporativismo
mercantil, y por el otro, capitalismo de Estado, o, en palabras
del pensador griego Cornelius Castoriadis, "capitalismo
burocrático totalitario"(3). Dos estrategias de globalización
del capital que emergieron en una sola dirección luego
de la guerra del Golfo Pérsico.
Así vistas las cosas, parece que los dueños de
Chile tendrán la oportunidad de asistir a banquetes internacionales
junto a los dueños de Texas, Arabia Saudita, la IBM, MTV,
Japón, Tailandia, Indonesia, Taiwan, Rusia, España,
Inglaterra y Francia, etc. A la larga son los mismos. Claro que
esto es una suposición hecha desde las estrellas. Desde
el pájaro Altazor. Por eso, si nosotros -los que estamos
en la tierra y no nos sentimos dueños del planeta ni de
otros seres, y por tanto, tampoco cabemos en las estadísticas
macroeconómicas- les impedimos a los reyes y marqueses
jugar en silencio esta partida de ajedrez, las cosas serán
muy distintas.
Y una de las primeras acciones que podemos emprender es comenzar
a hablar sobre estos temas: a verbalizar nuestra experiencia,
histórica y personal. Único modo de mantener íntegra
nuestra dignidad, que -a pesar de lo que digan en sus medios-
no se transa en el mercado de las pulgas, ni tampoco se vende
en el supermercado de los plásticos.
Oregon, USA, Octubre de 1999.
Citas:
(1) "El
espía que más sabe sobre Chile"
http://www,cl/diario/1999/10/03/03.51.3a.REP.WALTERS.html
(2) George, Susan.
"Breve historia del neoliberalismo: 20 años de economía
de élite y las oportunidades emergentes para un cambio
estructural".
http://www.rcci.net/globalizacion/llega/fg099.htm
(3) "Ideas
radicales para Occidente". (Cornelius Castoriadis tenía
75 años cuando falleció)
http://www.intercanal.com/posdata/980220/separata/separata.html
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