Pronóstico
reservado:
Emprendemos,
como Instituto Universitario, tareas que consideramos indispensables
en nuestros días. Declaramos:
Que
allí donde otros proponen sólo "estudios"
más o menos aislados, nosotros pretendemos una ciencia
de la imagen comprensiva, permanente y transformadora. Que la
actividad científica consiste también en arder
en guerras contra la miseria. Que la investigación científica
debe ser producto de cierto trabajo no alienado
y purificante... una transformación. Trabajo que no es
mejor o peor que otros, que no es beneficiario de "iluminaciones"
o privilegios de especie o clase. Trabajo que no está sólo
en las formas lógicas o metodológicas. Ciencia
que comienza en las ideas para la libertad, que es capaz de transformar
la vida... cambiar al mundo.
Esto
es un llamado a unirse en un frente único mundial por
la investigación crítica y la transformación
de medios y modos para la producción de Imágenes
e Imaginarios. Aparece en un momento en que el imperialismo aplica
políticas de superexplotación en todas partes.
Las dos tercias partes del mundo son colonias. Muchos científicos
sobreviven perseguidos, calumniados, encarcelados, o exiliados.[8]
Frente
en movimiento para ganar espacios hacia la transformación
y resignificación del concepto Imagen y su práctica
rumbo a la liberación definitiva de sus medios y modos
de producción. Frente para quebrar todo exclusivismo en
la producción y distribución de Imágenes
e Imaginaros. Tarea y lucha que desde la ciencia busca ampliarse
y tejerse con la lucha totalizante contra la explotación.
Frente y lucha en el campo filosófico, científico,
técnico e ideológico.
No
entendemos la ciencia con sus problemáticas, costos y
fines, sin conciencia de las necesidades humanas todas. No creemos
en saberes cerrados o sectarios.
Emprendemos
el desarrollo de un Programa de Investigación basado en
un diagnóstico crítico sobre la economía
política de la Imagen, sus medios y modos de producción,
en el presente, donde se sintetiza la evolución humana
con sus magnificencias o calamidades. Con nuestro Programa de
Investigación en desarrollo nos negamos a todo fatalismo
predicativo que ve como imposible la transformación del
mudo. No hay medio y modo para la producción de Imágenes
e Imaginarios que no queramos estudiar y emplear para la liberación
total de humanidad.
Nuestro
trabajo de investigación estriba en el desbrozamiento,
no atomista, de objetos de estudio precisos. Eso incluye las
relaciones entre ideología e imagen, la violencia en el imaginario
cotidiano, campos oníricos de la imagen, relación
entre conducta y producción hegemónica de imágenes,
etc. Según nosotros, la investigación sobre los
modos y medios para la producción de imágenes e
imaginarios, no puede separarse de un examen riguroso al estado
actual de las fuerzas de productivas en general, al estado actual
del trabajo y a la producción
y distribución de la riqueza material y espiritual. Tratamos
de entender la economía de la imagen como producción
social que nos permite cuestionar la Historia toda. Y acaso transformarla.
Impulsamos
programas de experimentación, científicos,
pedagógicos, que se asumen como frente crítico
a salvo de escolásticas moribundas y miseria de Imágenes.
Nuestras
estrategias en el período próximo están
fuertemente vinculadas a los problemas concretos de organización
y movilización social e investigación sobre el
estado de la producción y distribución creadora
de Imágenes e Imaginarios hacia condiciones de vida digna,
justa y para todos. Contra la confusión y descorazonamiento
de la humanidad hacia su desarrollo y libertad plena. Para eso
nuestro programa científico posee líneas de trabajo,
provisionales y transitorias, que parten de las condiciones actuales
y de la conciencia actual de las sociedades.
Consideramos
que este es el momento de decir abierta y claramente cómo
entendemos la producción de imágenes y a sus protagonistas,
cómo caracterizamos tal producción desde marcos
teórico-metodológicos diversos y cómo creemos
que debe ser planteada la liberación de los medios y modos
para la producción de imágenes con interrelación
poderosa en estos momentos.
Partimos
de la concepción de que toda producción científica,
sin importar si responde a las ciencias físicas o a las
ciencias sociales, es una producción social. No puede
dejar de serlo porque emerge en el seno de una comunidad -o varias-
pagada de una manera u otra por ella (s), en un momento histórico
determinado.
Pero
la investigación científica no puede omitir su
paradigma rector trabado en el problema de encontrar, divulgar
y defender la verdad (y
los marcos teoríco-metodológicos para conocerla) incluso ante
el poder y los poderes productores de realidades científicas.
Nuestras investigaciones sobre la Imagen están comprometidas
doblemente en este terreno. Por una parte diagnóstico
y búsqueda de la verdad implícita en el modo hegemónico
actual de producción y reproducción de imágenes,
por otra, la verdad alcanzable por la investigación científica
de los medios a los modos, de las ideas a las prácticas
para transformar la situación actual.
Esto
exige un desarrollo científico autocrítico capaz
de declarar y depurar sus fuentes teóricas y los procedimientos
seleccionados para el conocimiento de la verdad. En el regateo
sobre qué investigaciones científicas tienen los
estatutos científicos y cuáles no, cuáles
investigaciones merecen bendiciones y cuáles no, la conciencia
política y la ética de la ciencia es el orientador
único y su crisol en la práctica su determinante
mayor. Eso si el fin de la investigación científica
es la verdad no reduccionista.
Es
ineludible el requisito ético científico de plantearse
no sólo el problema de la verdad sino el conjunto de acciones
pertinentes para transformar una problemática concreta
ayudado por la verdad alcanzada por una ciencia. No hay ciencias
asexuadas en tanto que son producción social. La satisfacción
y autosatisfacción científica de alcanzar una verdad
por la verdad misma, desvinculada de la intervención social
para la transformación de un problema en beneficio colectivo
social, reproduce la división social del trabajo, y mantiene
a cada grupo-clase ajeno, alejado, sin conciencia de su fuerza transformadora
que debería ser ayudada por investigaciones que le son
propias de hecho y derecho. Es una usurpación disfrazada
que goza de impunidad absoluta. La investigación científica
que no interviene socialmente con sus ideas y métodos
cumple con la tarea añeja de probar que el conocimiento
sólo es posible para unos elegidos lejos de su contexto
e historia[9].
No
basta con ser capaces de identificar, caracterizar y estudiar
problemas en los medios y modos para la producción de
Imágenes e Imaginarios. No bastan, aun siendo indispensables,
los diagnósticos más conspicuos ni las casuísticas
más originales. Hace falta la práctica, el Trabajo
científico, artístico, académico organizado
para intervenir socialmente. ¿Estamos preparados?
Nosotros
planteamos la necesidad de un Instituto de investigaciones sobre
la Imagen en movimiento crítico contra todo sectarismo.
Si la humanidad, fuere por lo que fuere, a la altura de sus rebeldías,
lucha por adueñarse de sí para desaparecer todas
las miserias que la aquejan y alejan de su razón y amor,
no seremos indiferentes ni indolentes, por eso pretendemos contribuir
a producir la libertad de la imagen, la imaginación y
la fantasía de toda la miseria que las abruma. Quizás
sea el momento en que la imaginación este próxima
a ejercer los derechos que le corresponden. Hace falta unidad
para debatir y construir abiertamente la ciencia sin excluir
los paradigmas que faltaron en muchas discusiones, pensar en
conjunto, incluir lo que antes no pudimos, por ignorancia, prejuicio
o atraso. ¿Será esta la hora? Veremos.[10]
Notas:
[8] Domingo 20 de julio de 2003
MUNDO La Tercera según estudio de institución sueca
la lucha antiterrorista provoca alza de gasto militar mundial.
La lucha contra el terrorismo
liderada por Washington luego de los atentados
terroristas de 2001 contra las Torres
Gemelas y el Pentágono ha generado un fuerte aumento
del gasto militar mundial. Así lo reveló ayer un
informe realizado por el Instituto Internacional de Investigación
de la Paz de Estocolmo (Sipri), que también indicó
que Estados Unidos ha sido el mayor exportador de armas del planeta
en los últimos cuatro años. De acuerdo al estudio,
el gasto mundial en el sector militar, que ha crecido gradualmente
desde 1998, se incrementó en un 6% en 2002 hasta un total
de US$ 794 mil millones. Según el Sipri -institución
independiente que analiza los conflictos- Estados Unidos es responsable
del 43% del gasto militar en el mundo.
[9] Son clásicos en esta
línea los trabajos de Beltrán (1978), Beltrán
y Fox (1981), Bernal Sahagún (1982), Dorfman (1980), Mattelart
(1976 y 1977), Portales (1981) y Reyes Matta (1977). Más
recientemente, autores como Esteinou (1990) y Fox (1989) continuan
con el estudio del imperialismo cultural en América Latina.
En México, la firma de un acuerdo de libre comercio con
Estados Unidos y Canadá que entro en vigor en enero de
1994, ha renovado los análisis compatibles con la tradición
del imperialismo cultural. Los ensayos e investigaciones de Alva
de la Selva (1993), Barrera (1993), Casas (1994) y Sánchez
Ruiz (1992c), entre muchos otros, reflejan la vitalidad del enfoque
del imperialismo cultural en los tiempos de la integración
económica y la apertura de fronteras, aunque en algunos
de esos autores se observan matices y distancias con respecto
a los postulados clásicos de esta perspectiva
[10] Hambre: 840 millones castigados
por hambre; 25 mil víctimas diarias; en las naciones donde
la situación es más trágica, un pequeño
tiene una expectativa de vida sana de apenas 38 años;
uno de cada siete niños nacidos en los países pobres
morirá antes de completar su primer lustro de existencia;
más de 2 mil millones de personas sufren falta de micro
nutrientes, con los infantes y las mujeres como los grupos más
vulnerables. ONU y (FAO) alrededor de 30 países hacen
frente en la actualidad a situaciones de emergencia alimentaria,
67 millones de personas necesitan ayuda urgente. El dato es conservador,
según la propia fuente. África presenta el cuadro
más crítico -las cifras más recientes revelan
que aproximadamente 200 millones de personas (el 28 por ciento
de la población africana) están crónicamente
hambrientas. Pero, hasta dentro de los propios países
industrializados, se contabilizan 11 millones de personas con
déficit nutricional.
será preciso reducir
cada mes 2 millones de hambrientos de las cifras mundiales, un
ritmo insospechado a partir de las estrategias actuales, que
necesariamente deben rebasar el principio de las ayudas internacionales.
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