Asesinatos
La tarde del 5 de enero de
1942 la italiana Assunta Modotti, llamada Tina, tomó un taxi en
Ciudad de México para ir a una cena ofrecida por el arquitecto
alemán Hannes Meyer, antiguo profesor de la Bauhaus. Al
llegar a su destino, el taxista constató que la mujer estaba
muerta. El médico que certificó su muerte describió la causa como
“congestión visceral generalizada”. Según algunos de sus amigos,
la había envenenado su amante, el agente estalinista italiano
Vittorio Vidali, conocido como Comandante Carlos. Aunque las
versiones son interesadas y las fuentes dudosas,
lo cierto es que la vida de Tina estuvo marcada por
el asesinato político. Una noche de 1929 el comunista cubano
Julio Antonio
Mella fue asesinado de dos tiros cuando
Tina
caminaba de su brazo. Las
declaraciones de la mujer, probablemente adulteradas por la
policía, fueron confusas, lo cual la mantuvo varios meses bajo la
mirada de la justicia. Finalmente, en 1930 fue expulsada del país
junto a varios importantes miembros del Partido Comunista mexicano
después de un atentado contra el presidente del país.
Fotos
Hasta 1929 Tina Modotti
formó parte del ambiente artístico mexicano. Modelo de Diego
Rivera, de quien había sido amante, amiga de David Alfaro
Siqueiros, frecuentaba a Augusto César Sandino, el líder
nicaragüense, y aconsejaba a Frida Kahlo que vistiera de manera
menos llamativa. Su inclusión en ese grupo se debía a que Tina era
fotógrafa. Había llegado a México desde California, junto con su
amante, el notable fotógrafo estadounidense Edward Weston. En un
texto que escribió para su primera exposición individual, Modotti
dice:
“Siempre que se emplean las palabras
«arte»
o «artístico» en relación a mi trabajo fotográfico recibo una
impresión desagradable, debida seguramente al mal uso y abuso que
se hace de ellas. Me considero una fotógrafa y nada más, y si mis
fotografías se diferencian de lo generalmente producido en este
campo, es que yo precisamente trato de producir no arte, sino
fotografías honradas, sin trucos ni manipulaciones, mientras que
la mayoría de los fotógrafos aún buscan los «efectos artísticos» o
la imitación de otros medios de expresión gráfica, lo cual resulta
un producto híbrido y no logra impartir a la obra que producen el
rasgo más valioso que debería tener: LA CALIDAD FOTOGRÁFICA”.
La obra de Tina es muy escasa: se conocen apenas 118
fotografías
suyas, y probablemente no produjo muchas más. Su período como
fotógrafa activa comenzó después de 1923 y terminó antes de 1929.
Su reconocimiento como artista se debe a su fuerte inserción en la
muy dinámica comunidad de artistas mexicanos de aquellos años. La
calidad de su trabajo, que combinaba una explícita geometrización
de la composición con temas cotidianos y personajes humildes,
prometía una carrera vigorosa.
Edward Weston le había enseñado a tomar
fotografías, pero
probablemente las ideas artísticas que se perciben en su
producción provengan de fuentes menos identificables. Durante los
años que Weston compartió el trabajo y el amor de Tina, él mismo
estaba cambiando su manera de ver el arte de la fotografía. Es
significativo que poco después, en 1931, Weston fundaría, de
vuelta en su país, el influyente Grupo f/64, junto con Imogen
Cunningham (una fotógrafa cuyas ideas compositivas son similares a
las de Modotti) y Ansel Adams. F/64 hace referencia a una abertura
de diafragma que permite una gran profundidad de campo, es decir,
nitidez tanto de los primeros planos como de los fondos lejanos:
una clara voluntad de mostrar toda la verdad visual, de hacer que
la cámara se comporte como el ojo humano.
El trabajo de Modotti tiene el aire de los tiempos que se
encuentra en la obra de quienes luego resultaron ser los grandes
fotógrafos del siglo: los húngaros André Kertész, Robert Capa y
Brassaï, los franceses Robert Doisneau y Henry Cartier-Bresson, el
británico Bill Brandt e incluso el muy formalista y
dadá
estadounidense Man Ray.
El mexicano Manuel Álvarez Bravo, que luego sería reconocido como
uno de los más importantes fotógrafos de su país, era cercano a
Tina, e incluso continuó su trabajo de documentación del muralismo
para la revista Mexican Folkways cuando ella fue expulsada
del país. La revista, dedicada a la cultura mexicana, era
publicada por la norteamericana Frances Toor, en inglés y español,
y tenía a Diego Rivera como editor de arte. Tina publicó en sus
páginas algunas fotografías suyas, aunque la mayor parte de su
trabajo para la publicación consiste en documentación del trabajo
de los muralistas. Un espacio de difusión mayor para su trabajo
fue “El machete”, periódico del Partido Comunista mexicano.
Más que sus colegas fotógrafos, es probable que el sustento
ideológico para sus ideas sobre el
arte provenga de su contacto
con Rivera y Siqueiros, tal como queda dicho en su texto para el
catálogo de su exposición:
“La
fotografía, por el hecho
mismo de que sólo puede ser producida en el presente y basándose
en lo que existe objetivamente frente a la cámara, se impone como
el medio más satisfactorio de registrar la vida objetiva en todas
sus manifestaciones; de allí su valor documental, y si a esto se
añade sensibilidad y comprensión de asunto, y, sobre todo, una
clara orientación del lugar que debe tomar en el campo del
desenvolvimiento histórico, creo que el resultado es algo digno de
ocupar un puesto en la producción social, a la cual todos debemos
contribuir”
No más fotos
Los diez años posteriores a su expulsión de México los pasó junto
a su amante Vidali, en misiones encomendadas por el Partido
Comunista en la Unión Soviética, España y luego en México, país al
que regresó luego del triunfo de Franco. Los últimos tiempos de su
vida la encontraron demacrada, ansiosa por recuperar antiguas
relaciones en la comunidad de artistas. Se separó de Vidali e
intentó retomar la fotografía, por primera vez en diez años,
aunque al parecer ni siquiera logró hacerse de una cámara. Neruda
hizo esculpir en su tumba unos versos que terminan así: : “De
acero, línea, polen se construyó tu férrea, tu delgada estructura”.
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Publicado originalmente en El País cultural
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