Pocas mujeres en el planeta merecen tanto respeto como la señora
Marianne Faithfull. Ella ha sacado un nuevo disco y eso es motivo
de regocijo. "Maneras de vagabundo". Nadie como ella
tiene tanta autoridad para titular un disco de esa manera. A
su lado, Tom Waits suena como Frank Sinatra y alguien como Bukowski
sólo es un niño malhumorado porque no le prestan
la pelota. Mariana Llena de Fe. Cuando alguien la presentaba
en alguna fiesta de aquellas del Londres '60 la otra persona
decía: "Sí. Está bueno. Contame
otra". Ese nombre no podía ser verdadero.
El segundo
apellido es más increíble aún: von Sacher-Masoch.
Hija de la baronesa Erisso, su tío abuelo era Leopold von
Sacher-Masoch, el autor de 'Venus en pieles' y padre del término
masoquismo. La joven Marianne iba a un colegio de monjas y un
fin de semana que visitó Londres con una amiga se transformaría
en un punto sin retorno. Ese día conoció a John
Dunbar (semidueño de la Indica Gallery, con
quien se casaría y tendría un hijo meses más
tarde)
a Paul McCartney y a Andrew Loog Oldham, quien era productor entonces
de los Rolling Stones.
A Oldham
también le hizo gracia el nombre, consideró que
su cara daba un toque angelical al arquetipo de la joven británica
a go-gó e inventó un personaje con su descendencia
aristocrática/austríaca. A los pocos días
un disco suyo estaba al tope de los ránkings británicos
con un tema hecho para ella a pedido, firmado por Mick
Jagger y Keith Richards , 'As tears goes by'. (En realidad la canción se llamaba
'As time goes by', pero le cambiaron el nombre para no confundirla
con el clásico de jazz). Así de rápido. Nadie le había
preguntado si le gustaba cantar. Ella tenía 18 años
y un poco de vergüenza de haberse convertido en una estrella
pop. (En esos
días estaba mejor visto escuchar jazz de vanguardia o crudos
y rabiosos blues. Era el Londres de los primeros Stones, de John
Mayall, de los poetas de la "beat generation" que apreciaban la venta
libre de heroína farmacéutica y pasaban grandes
temporadas en la ciudad).
Por esos
días Marianne cambiaba el colegio de monjas y la vida campestre
por el swinging London psicodélico y lleno de ácido lisérgico. Pasó a
vivir con Dunbar en una amplia casa donde elegantes desconocidos
dormitaban inconscientes por el suelo y el fregadero estaba lleno
de jeringas usadas. Todo se mezclaba. Hoy estaba filmando una
película con Alain Delon (La chica de la motocicleta), al otro día
se instalaba con un montón de gente en el Savoy Hotel donde
paraba Bob Dylan, quien decía estar escribiendo
un largo poema épico para ella, que luego rompería
frente a su cara en plena pataleta de genio histérico.
Pasó
su luna de miel con Dunbar en un hotel de París. En la
suite también estaban Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti
y Gregory Corso (la
Indica Gallery era el reducto londinense de los 'beatniks'), pero Faithfull
duda que los poetas supieran que estaban en París y en
la luna de miel de otro. Cuando abandonaron el hotel, Corso yacía
en el piso, producto de su habitual cóctel Brompton: mitad
morfina, mitad cocaína. En Londres viajaba sin salir del
piso de Anita Pallemberg y Brian Jones. Su valija estaba llena
de ácido y el sexo era un ingrediente más que no
le importaba demasiado. Por eso no hacía distinción
de cantidad ni de género. Abandonó a Dunbar para
transformarse en la mujer de Mick Jagger.
No
es que le interesase demasiado, pero el promedio de los jóvenes
británicos era bastante inculto y Jagger había
aprobado correctamente el cuestionario sobre el rey Arturo que
Faithfull le había realizado un amanecer que siguió
a una noche agitada. Eso había sido suficiente. No cualquiera
sabía qué era Camelot y Marianne pensaba por esos
días que la búsqueda del Santo Grial se daba a
través de pastillas de ácido. Las flores del empapelado
de la pared, que solían hablarle, la habían convencido
de ello. Llegó a estar muerta junto a Brian Jones durante
seis días.
De
este lado del espejo la experiencia se diagnosticó como
una semana en coma tras ingerir 150 tabletas de Tuinal. Marianne
describe detalladamente cómo era el paisaje del otro lado,
guiada por Brian Jones, quien había muerto unas semanas
antes. Ella volvió y estuvo bastante tiempo más
con Jagger. En ese tiempo era Mary Shelley pero no tenía
su Frankenstein. Hasta que un día escribió un clásico:
"Sister Morphine". Otro día, en plena cúspide
de los Stones, abandonó a Jagger para ir a vivir a un muro
en los suburbios de Londres. Allí vivió casi dos
años.
Había
leído mucho a Burroughs y su idea del romanticismo pasaba
por convertirse en una yonqui en extremo. Burroughs nunca se sacó
el traje ni la corbata, pero Faithfull se sacó y se puso
todo lo que encontró, lo que pudo y perdió. Un día
entró en una disquería y vio que los Stones habían
sacado un disco nuevo: Sticky Fingers. Allí estaba
"Sister Morphine" pero ella no figuraba en los créditos.
La historia es larga y generosa en destrucción y muerte. La echaron de
un montón de lugares. Muchos esperaban encontrarla muerta
en el baño de algún bar pero eso nunca ocurrió.
Tras muchas
rehabilitaciones fallidas, una vez se rehabilitó. No todo
fue necesariamente mejor, pero a fines de los '80 saca un hermoso
disco de amor decadente, "Strange Weather"
(tema de Tom
Waits compuesto para ella). Entre otras perlas, allí estaba una
nueva e increíble interpretación de "As tears
goes by", lo que comenzó todo. En el 95 edita "A
secret life" junto a Angelo Badalamenti, el habitual colaborador
de David Lynch, y la luz aumenta un poco más.
Así llegamos a este "Vagabond ways", joya en
la que colaboran algunas caras destacadas: Daniel Lanois, Roger
Waters, Brian Blade, Barry Reynolds (el viejo cofrade en épocas menos
claras).
Faithfull vuelve a componer acertadamente e incluye tres interpretaciones
de temas conocidos: "Tower of song", de Leonard Cohen,
una potente "Incarceration of a flower child" de Roger
Waters y "For wanting you" de Elton John, donde el
mundo se detiene por tres minutos para reverenciar la maravilla.
Seguramente no llegará a ninguna lista de los más
vendidos. Eso no impide que ya sea uno de los mejores discos
del año.
Ella aprendió que Arturo ha perdido los dientes y se ha
vuelto un borracho. Pero sabe también que el Santo Grial
puede encontrarse acariciando un animal dormido.
* Publicado
originalmente en Posdata
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