SEMIDIÓS - HAMED, AMIR -
Semidiós: Hamed en Erótica Australis*
Ercole
Lissardi
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Semidiós es,
claro está, en primer lugar un thriller en el que, como una
pieza del último Beckett, no hay más que un personaje en escena,
además, inmóvil. Pero también es una reflexión acerca de la
escritura, como compulsión y como trampa, como rampa que en el
último extremo nos aterriza en lo más oscuro de nuestro ser. |
El quinto invitado del ciclo Erótica Australis es
Amir Hamed. Doctor en Literatura
Hispanoamericana por la Northwestern University, la intervención de
Amir en las letras uruguayas es múltiple.
Sus novelas Artigas
Blues Band y Troya
blanda, con su recurso al anacronismo, al humor montonero y
a la paranoia totalizante, renuevan radicalmente la novela
histórica. Orientales,
la primera y única antología fundamentada de la poesía
uruguaya, establece con rigor indiscutible el canon de la poesía
uruguaya. El tercero de sus libros de relatos, Buenas
noches, América, incluye la pieza breve "Conquista del
Oeste", quizá y sin quizá el más notable pedazo de literatura a que
haya dado lugar la destrucción de
las Torres gemelas.
Pero es su novela Semidiós, publicada en 2001,
la que le asegura no sólo un lugar en este ciclo, sino un lugar de
privilegio en cualquier antología seria de la narrativa erótica de
habla hispana. Semidiós es seguramente uno de los cometas más
bizarros que hayan surcado el cielo de la literatura. Su bizarría,
sin embargo, no es consecuencia de una imaginación esforzadamente
delirante sino de la cuidadosa construcción de un artefacto
literario capaz de producir significados igualmente intensos en los
más diversos niveles de lectura.
Tan imprevisiblemente como una mañana Gregorio Samsa se despierta
convertido en cucaracha, el Escritor protagonista de Semidiós se encuentra
de pronto literalmente encadenado a una computadora, encadenado a
punto tal que sólo puede mover los dedos sobre el teclado. La
pantalla se enciende y el Escritor se entera de la extremosa
situación en que se encuentra. Un ser misterioso, poderoso, remoto,
al que se designa como Quien Arbitra, en cuyas manos está, desea que
narre, que le cuente incesantemente historias. Cualquier mínima
desobediencia o distracción será penada con descargas eléctricas. La
desobediencia extrema será penada con el achicharramiento total.
Pero ni siquiera la obediencia sumisa, de todas maneras, estará
exenta del régimen de castigos eléctricos. En otras palabras, el
Escritor ha venido a dar, finalmente, al Orco de los Escribas.
Sin alternativa posible el prisionero acicateado por los castigos
comienza a narrar. Pero ¿de dónde en esta carrera loca por minimizar
los chicotazos puede sacar qué narrar? En semejantes condiciones la
imaginación no funciona. Recurre pues, inevitablemente, a la
memoria. El relato lanzado hacia delante como un tren sin control en
realidad es una caída libre a través de los laberintos de la memoria
del narrador. ¿Caída libre? No exactamente. Inevitablemente su
memoria deriva en busca de una respuesta a la pregunta de en manos
de quién está, quién es el cruel Quien Arbitra.
Semidios es, claro está,
en primer lugar un thriller en el que, como una pieza del último
Beckett, no hay más que un personaje en escena, además, inmóvil.
Pero también es una reflexión acerca de la
escritura, como
compulsión y como trampa, como rampa que en el último extremo nos
aterriza en lo más oscuro de nuestro ser. Y a la vez es una
meditación sobre la memoria, o más exactamente sobre las derivas de
la memoria, sobre la manera en que esas derivas aparentemente
arbitrarias están imantadas en realidad por el deseo de
alcanzar "un oscuro bolsón de amnesia". Pero sobre todo Semidios es
una novela erótica en la que las derivas de la memoria disparadas
por el dolor son en realidad derivas en busca de los orígenes de un
goce inconfesable.
*Publicado
en
http://blogs.montevideo.com.uy/blognoticia_31797_1.html
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