Del
paradigma al método en la investigación astrológica
Los métodos derivan de los paradigmas, y sirven como instrumentos
apropiados para investigar en el tipo de preguntas que tienen
sentido dentro de un paradigma dado. En este artículo
afirmo que los métodos derivados del paradigma mecanicista
de la ciencia moderna son inapropiados para la investigación
astrológica y por tanto inadecuados para proporcionar
soporte a las hipótesis astrológicas.
Un paradigma es la concepción del mundo dentro de la cual
uno intenta comprender determinado fenómeno. Teorías
como la astrología están basadas en paradigmas
que son como las varillas de acero de un rascacielos. Si se saca
una teoría del paradigma que naturalmente la soporta,
la teoría se transformará en ininteligible. Es
como querer comprender el concepto "pistón"
sin un modelo del motor de combustión interna. Yo sostengo
que la teoría astrológica es inteligible dentro
de un paradigma organicista, pero no en uno mecanicista. De esto
se concluye que los métodos empleados en la investigación
astrológica deben necesariamente ser consistentes con
la visión organicista del mundo.
El problema de la credibilidad
La astrología descansa en la
afirmación de que hay correlaciones regularmente observables
entre los fenómenos celestes y los terrestres. La principal
de ellas es el isomorfismo entre psique y cosmos; esto es, que
los astrólogos alegan que la estructura de la psique es
revelada en la estructura del sistema solar en el momento del
nacimiento. No debería haber dudas de que si semejante
afirmación fuese cierta, el valor de la astrología
sería enorme.
Poseer un instrumento que detalle la invisible estructura arquetípica
de la psique humana, que aclare patrones de crecimiento y desarrollo,
que revele el significado esencial de determinada experiencia
o fase de la vida, que determine períodos de crisis y muestre
su duración aproximada, que facilite la empatía,
que exponga las sincronicidades que ligan la realidad objetiva
y subjetiva, que fortalezca y profundice la comprensión
espiritual, y que provea de una especie de placer estético
descriptible como la más elevada forma de ciencia y arte, es una alta ambición,
sin duda.
Sin embargo, entre las profesiones que se pueden concebir que
lo hacen mejor -medicina, psiquiatría, psicoterapia y counseling
familiar- la astrología está conspicuamente
ausente. Virtualmente no tiene lugar en nuestras universidades,
es desdeñada por virtualmente todos los compartimientos
del conocimiento moderno, y la mayoría de los científicos
la consideran mero charlatanismo. En el número de septiembre
de 1975 de The Humanist, una declaración atacando
y desacreditando a la astrología fue firmada por
186 científicos de primera línea, incluyendo 18
premios Nobel. Considerada una vez como arte divino y estudio
digno de nombres como Galileo y Kepler, la astrología ha
sido reducida a lo que un científico se refirió
como "absoluto disparate".
El desprestigio en el cual ha caído la astrología
entre las elites científicas y académicas de nuestra
cultura contrasta marcadamente con el exaltado status de
que disfruta entre quienes la practican. Es una curiosa y casi
esquizoide división en la psique colectiva. ¿Cómo
podemos dar cuenta de la discrepancia entre el excepcionalmente
bajo status de la astrología y las fenomenales defensas
que sus exponentes hacen de ella? Creo que la respuesta a este
puzzle descansa en la
noción de paradigma.
En el paradigma mecanicista de la ciencia moderna, es ampliamente
aceptado que el método para demostrar la validez de una
hipótesis es el método experimental. Pero fueron
precisamente los métodos empíricos y cuantitativos
de la ciencia moderna los que llevaron a repudiar la astrología
en el siglo XVII -no porque estos métodos demostraran la
invalidez de la astrología, sino porque la aplicación
del método experimental forzó a la astrología
en un saco de fuerza experimental del cual no pudo
salir.
La ciencia empírica se basa en ciertos supuestos metafísicos
que que le previenen a uno de ver cualquier verdad excepto aquellas
que caen dentro del punto de vista previo de ese método.
Pero la astrología no se adecua a ese modo de conocer.
Por tanto sus verdades serán o bien invisibles, o bien
parecerán ser refutadas. Mientras los astrólogos
crean que el único camino para vindicar su modelo es por
la vía del método experimental de la ciencia mecanicista,
estarán presos en un callejón sin salida: la astrología
se debe adecuar al método experimental para ser aceptada,
pero el método experimental es intrínsecamente
incompatible con la astrología.
Afortunadamente, hay un paradigma alternativo dentro del cual
ver y testear las verdades proclamadas por la astrología.
Es el paradigma organicista de las culturas precientíficas
que hoy está re-emergiendo bajo el título de "ciencia
postmoderna". En los últimos años ha ocurrido
un cambio radical en la filosofía de la ciencia que permite
a sus practicantes abrazar verdades que hace un siglo eran consideradas
magia. La importancia de este cambio no puede ser sobreestimada,
puesto que fue de las mágicas, organicistas concepciones
del mundo de las culturas precientíficas, que la astrología
creció y floreció.
Es mi parecer que una mayor aceptación y apertura a la
astrología vendrá más probablemente de un
cambio de paradigma, que de la ciencia experimental dentro del
viejo paradigma. Este nuevo paradigma emergente no sólo
es capaz de proveer un clima de conocimiento más hospitalario
a la astrología, sino también de proveer métodos
de interrogación y búsqueda acordes con el tipo
de conocimiento que la astrología profesa.
La naturaleza del paradigma
Un
paradigma puede esquemáticamente definirse como la visión
del mundo dominante de una cultura. Más precisamente,
es una constelación de conceptos y teorías que,
juntas, forman una particular visión de la realidad. Dentro
del contexto de un paradigma dado, ciertos valores y prácticas
son compartidas de modo que se transforman en base de los modos
en que la comunidad se organiza a sí misma. Un paradigma,
en breve, es un sistema de creencias que mantiene junta a una
cultura. Thomas Kuhn (1970), en su clásico
La estructura de las revoluciones científicas,
explica que un paradigma es un conjunto de creencias compartidas,
o de premisas de trabajo que "durante un tiempo proveen
problemas y soluciones modelo a una comunidad de paracticantes".
Invariablemente, sin embargo, hay cierta clase de problemas y
métodos de solucionar problemas que caen fuera de las
fronteras de un paradigma dado.
"Un paradigma, -anota Kuhn-, no necesita, y de
hecho nunca lo hace, explicar todos los hechos con los cuales
puede ser confrontado". En efecto, un paradigma es como
un filtro que no sólo tiñe los datos que ingresa
(i.e., dándoles
una interpretación particular), sino que incluso determina
qué clase de datos ingresar.
Mientras que un paradigma nos ayuda a ver ciertas cosas, también
nos ciega respecto a otras -aquellas cosas que no tendrían
sentido dentro de ese entramado interpretativo. Un investigador
nunca tiene acceso independiente a la realidad. El carácter
de lo que uno conoce y las categorías de acuerdo a las
cuales se forma la experiencia son funciones del paradigma que
uno ha heredado. Como Wittgenstein (1968) apuntó, uno sólo puede
ver a través de los cristales opacos del aparato cognitivo
de cierta visión del mundo históricamente condicionada.
La creencia de que nuestras teorías proveen una verdadera
y correcta descripción de la realidad es una proyección.
Sería más exacto decir que nuestras teorías
construyen una realidad que funciona para nosotros.
El mejor ejemplo es el paradigma mecanicista que ha dominado
nuestra cultura durante los últimos dos siglos.
En el contexto de este paradigma han tenido lugar fantásticos
avances en tecnología y medicina. Sin embargo, en nuestros
intentos por reducir la realidad a su substrato material, todo
un rango de fenómenos que no pueden comprenderse en términos
mecanicistas son o bien ignorados, o bien no explicados -creatividad,
libertad, voluntad, intuición, clarividencia, precognición,
telepatía y astrología.
De acuerdo
a Kuhn (1970), una vez que un
paradigma es aceptado y provee soluciones que funcionan para diferentes
puzzles, el paradigma puede "aislar a la comunidad de
aquellos importantes problemas sociales que no son reductibles
a las formas de esos puzzles, dado que no pueden establecerse
en términos de las herramientas conceptuales e instrumentales
que el paradigma aporta". Cuando hallazgos anómalos
comienzan a emerger en el curso de los estudios dentro de un paradigma,
las implicaciones de esas anomalías son al principio resistidas.
Se descartan como posibles errores, fabricaciones,
exageraciones, o simplemente se las etiqueta como "anomalías"
que no encajan en el entramado formal, y así pueden ser
mantenidas saludablemente aparte hasta que algún día
encajen.
Kuhn explica: "Al asegurar que el paradigma no será
derrumbado tan fácilmente, la resistencia garantiza que
los científicos no serán fácilmente aturdidos,
y que las anomalías que conducen a un cambio de paradigma
no penetrarán el conocimiento existente hasta el corazón".
Dentro del contexto del paradigma mecanicista, la astrología
es considerada o bien una fabricación, o bien una anomalía;
esto es, o bien sus proposiciones son fraudulentas, o bien la
astrología constituye un apartamiento tan radical del
conocimiento regulado que simplemente es considerada demasiado
extraña como para investigarla. El punto es que la astrología
ha sido rechazada por la ciencia moderna no porque haya sido
probada su falsedad sino porque por principios no debe funcionar.
La astrología simplemente no encaja en el tipo de universo
que la ciencia es capaz de ver.
(*) Fragmento
inicial de un ensayo del mismo nombre.
Bibliografía esencial para leer sobre los astros
La práctica
de la astrología, Dane Rudhyar, Ed. Sirio.
Astrología racional. Adolfo Weiss, Ed. Kier.
Astrología, Psicología y los cuatro elementos.
Stephen Arroyo, Ed. Kier.
Manual de interpretación de la carta natal. Stephen Arroyo,
Ed. Kier.
Los símbolos del horóscopo. Robert Hand, Ed. Urano.
El desarrollo de la personalidad. Liz Greene, Ed. Urano.
Las doce casas. Howard Sasportas, Ed. Urano.
Además
de estos, hay decenas y decenas de libros que el interesado irá
descubriendo. Se mencionan arbitrariamente sólo algunos
que permiten cubrir los aspectos fundamentales con cierto rigor.
Libros a evitar
especialmente
Para no perder tiempo, se recomienda especialmente evitar cualquier
cosa predictiva basada en los signos solares que se vea escrita
en los periódicos o revistas. A la vez, toda la literatura
que lleve títulos del tipo "Los signos del zodíaco
y el amor" o "Conozca su futuro con la astrología"
es basura en estado puro.
* Tomado de Insomnia
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