II.
De las Conclusiones
En un párrafo fundamental de su Conferencia sobre ética,
afirma Wittgenstein que todas las expresiones éticas, estéticas
y religiosas no son más que símiles. La filosofía ya había
denunciado, con Averroes, que las analogías no enseñan
nada, puesto que únicamente sustituyen una realidad que
se pretende conocer por otra conocida e imposible de identificar
con la anterior. A lo más, si cabe, clarifican, iluminando
algo que anteriormente no se veía.
Pero Wittgenstein va un paso más allá. Afirma que
en las expresiones de este tipo subyace una confusión
y un sinsentido, porque "si puedo describir un hecho
mediante un símil, debo ser capaz también de abandonarlo
y describir los hechos sin su ayuda. En nuestro caso, tan pronto
intentamos dejar a un lado el símil y enunciar directamente
los hechos que están detrás de él, nos encontramos
con que no hay tales hechos." Por ejemplo, cuando afirmamos
que "Juan es una buena persona", el adjetivo
no tiene el mismo sentido que cuando decimos "Éste
es un buen método para purgar el oro", aquí
lo usamos en un sentido relativo, como un hecho que se afirma
respecto a otro método no tan indicado para purgar el
oro. Cuando decimos de alguien que es bueno, hablamos absolutamente,
no estamos enunciando ningún hecho. Estos dos usos son
completamente diferentes, aunque en el habla común parecen
confundirse y tener el mismo valor.
En el lenguaje hablamos por analogías,
decimos una cosa, como si dijéramos otra. El lenguaje elimina las diferencias
de sentido mediante signos que engloban varios significados y
facilitan la comunicación pero, a su vez, nos hacen caer
fácilmente en errores de apreciación. En concreto,
afirma Wittgenstein, el objetivo de la filosofía no es establecer
un cuerpo doctrinal, sino clarificar y delimitar estos pensamientos
(TLP 4.112). Lo único
que podemos decir con sentido, y estar seguros
de ello, son las proposiciones de la lógica, pero éstas
no dicen nada, no pueden ser confirmadas ni contradichas por la
experiencia, son tautologías (TLP 5.43). Y aquello que no podemos pensar
tampoco lo podemos decir (TLP 5.61). Wittgenstein cree que la mayor
parte de las cuestiones filosóficas no son falsas, sino
carentes de significado (TLP
4.003),
son intentos de decir algo acerca de lo que está más
allá de los límites del lenguaje.
Pongamos otro ejemplo, ¿qué significado tiene hablar
acerca del "paso del tiempo" o de la "corriente
del tiempo"? Leibniz suponía que el tiempo era "el
orden común de las posiblilidades no coexistentes"
(y el espacio,
de las posibilidades coexistentes), tal vez tenga sentido hablar del
tiempo como sustantivo, pero no cuando nos referimos a él
lo mismo que si habláramos el paso de las estaciones o
la corriente de un río. Unos troncos flotando a intervalos
en un río no pasan de las misma forma que pasa el tiempo,
aquellos se moverán más rápido o más
lentamente, pero en el tiempo no hay objeto alguno que podemos
afirmar que "pasa" o "no pasa",
"rápido" o "lento", etc.
Aunque hablamos de ambos como si nos refiriéramos a la
misma situación, sólo por analogía: algo
que tuvo un comienzo, que se mueve en una única dirección
y que tendrá un cierto final. Es así que el decurso
del tiempo no existe, sólo lo podemos compararlo con otro
proceso, con el reloj, por ejemplo (TLP 6.3611).
Las
siguientes conclusiones se desprenden necesariamente de las ideas
expuestas hasta ahora y concluyen definitivamente éste
y cualquier otro comentario:
- No es posible
afirmar cosas del mundo como un todo. En él, los hechos
son contingentes y bien podrían haber sucedido de otro
modo. Para poder decir que existe al menos un valor en el mundo,
deberíamos situarnos fuera de él.
- La lógica no puede descartar ciertas posibilidades y
afirmar que no se dan en el mundo. La lógica es de este
mundo y lo llena. Representa el orden a priori del mundo.
- Por ser un reflejo de este orden, la lógica no permite
expresar voluntariamente nada fuera de su propia sintaxis.
- No existe causalidad en lógica
- Si la Ciencia natural posee algún fundamento éste
ha de ser lógico.
- La matemática posee una raíz lógica.
- Las proposiciones de la Ciencia Natural, de la matemática
y de la lógica, pueden decirse, aunque no den a la realidad
contenido alguno; lo místico, sólo puede mostrarse.
- Llamamos elucidación a la asimilación de las
repuestas tras haber comprendido que las preguntas carecían
de significado. Es decir, si queremos responder a algo como "¿cuál
es el sentido de la vida?", debemos hurgar en la propia
pregunta y ahí hallaremos la respuesta.
- El presente
comentario, o es una proposición de la Ciencia, con lo
cual no podría intentar decir lo que ha intentado decir,
o bien es un tratado Místico, con lo cual nada dice.
- De lo que no se puede hablar hay que callar (TLP 7).
Barcelona, 19/VIII/2003
Notas:
(1) El presente ensayo fue presentado
como trabajo de campo en el Departamento de Lógica de
la UNED, Madrid, en Agosto de 2003.
BIBLIOGRAFÍA
Tractatus Logico-Philosophicus, Ludwig Wittgenstein. Ed. Alianza, trad.
de Jacobo Muñoz e Isidoro Reguera. Madrid, 2002.
Conferencia sobre ética,
Ludwig Wittgenstein. Contenido en Doce textos fundamentales de
la Ética del siglo XX, pp. 112-122. Ed. Alianza,
trad. de Fina Birulés. Madrid, 2002.
El concepto de filosofía
en Wittgenstein, K.T.
Fann. Ed. tecnos, trad. de Miguel Ángel Beltrán.
Madrid, 1992.
Lecturas de Lógica
I, Luis Vega Reñón.
Cuadernos de la UNED (35013CU01). Madrid, 1997
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