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ISSN 1688-1672

 



POESÍA - INSPIRACIÓN - MUSAS -

A B C de la poesía*

Mario Ferrari Brown

Hay dos tipos básicos de poetas o bardos, el expresivo pulsional que organiza el crucigrama, encrucijada letrada del Telos y el tecno-marroco (abreviación barroco macarrónico) que recorta y pega el palimpsesto


El célebre poeta argonauta de la escritura, Ezra Pound distinguía entre: A) Logopeia, B) Fanopeia y C) Melopeia, para una especie de Semiótica de los registros de "expresión" e "instrumentación" del lenguaje creativo
(Benajmin) que es útil para ordenar la inspiración.

Tristeza nao ten fim, sugerente frase para organizar la memoria semántico-expresiva del bardo, asociaciones libres mesméricas analizadas por Freud.

Sustituir el diario íntimo confidente celulósico que absorbe nuestras lágrimas, por un confesionario estructurado por las Musas, la Logopeia nos ofrece un archivo tópico de temas: Muerte, Vida, Esperanza, Musa, Mujer... para un dispositio frasal: Oh Muerte, Dama oscura, negro terciopelo del Fin, telón de Fondo... como Fanopeia. No hallo, querido lector, mejor ejemplo de Melopeia: vamos de paseo, pi pi pi, en un auto feo, pi pi pi..., bella motivación.

Hay dos tipos básicos de poetas o bardos, el expresivo pulsional que organiza el crucigrama, encrucijada letrada del Telos y el tecno-marroco (abreviación barroco macarrónico) que recorta y pega el palimpsesto. Son dos formas que representan por un lado al carismático que inventa, por medio del tele-siquismo, un nuevo menú de palabras, y por otro, al impresor del cliché. Estimado lector, si Ud. quiere hablar simplemente de aquel amor ausente, Yo estaba en el bar y la vi pasar y le quise hablar, es decir expresar una bella armonía letrada (armonía expresiva) en lucha contra el demonio de Maxwell, sea estuto (Smart): empiece practicando el haiku y el verso moderno, sin dejar de estudiar la Métrica. Le sugiero que imite a los estudiantes medievales y simule ser Cicerón y Horacio, haga versos en Latín. Siga la huella didáctica del anapesto.

No existe una Mecánica Popular para el aprendiz de Poeta; montaje de elementos, pistoneo de la camisa de fuerza, bujía centelleante de la neurona parnasiana. Ascienda al Monte Parnaso y aspire la suave brisa etérea y sorprenda la apasionada voz de las Musas fornicando a los faunos. El poeta es Sísifo, con la piedra, un cálculo ahijado por la Musa. Carismático Polifemo, rapsoda franela del diamante, polifonía palindrómica del polifón, del canto a Mi Mismo, del canto a capella.

La corriente del pesamiento estético masajea la neurona sensible que modula la paronomasia coqueta de la croqueta. Musageta del ritmo, del verso libre, verseo en jungla de jingles en la difícil competencia con el letrista de boleros, apolo del pastiche y mago melaza del modernismo: Ud. es la culpable de todas mis desdichas... No es fácil hacer boleros romanticones, querido amigo, más fácil es hacer poemas serios.

Cuando el alma está madura para engendrar una melodía armoniosa en el mundo de la vida, nace la voz del ser. Cuando agitan las enuronas nace el verso satánico dedicado a una atorranta princesa que nos quema la cabeza. Oh, el Amor, la Vida, tenue aliento rasgado por el cuchillo atroz de las horas, cerca de la Noche del ser, vagina intemporal que acuna febrilmente al poeta. En mi alma se esconden insospechadas melodías, para sonar con teclado de Taiwan, oh, el alma, etérea Mina neuronal, que va a parir un verso en la fisura de Rolando. Llega, llega ella con su pelo nocturno y la caricia fácil para desintegrar mi eterna pausa, gondolero muerto en Venecia, qué sola y triste está sin tí.

Querido amigo, no tema la pluma despierta del crítico, que siempre está atento a descubrir la eterna Voz del Ser que expresa desde sus entrañas la melodía portentosa y trabajada del esteta letrado. No tema y escuche la voz de la Musa, esa voz que le fifa la cabeza y le falopeia la inspiración y la pluma. Describa los trabajados glúteos de Madonna con suaves tonos gráficos. Oh Salieri, gran creador y admirador de Patricio Rey.

Cultive el Parnaso, no sea tonto, haga sonetos como Quevedo y lea en voz alta sus poemas, modulando con las amígdalas los más sofisticados matices del fonema.

Cuando una frase asome en su neurocortex, cortésmente anote con delicado asombro ese abigarrado mensaje y luego trabaje el pulido de esa joya en bruto. Que las musas lo protejan y no lo engañen con otro. Que Sísifo lo inspire, Auguri.


*Publicado originalmente en La república de Platón, Nº 13

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