H enciclopedia 
es administrada por
Sandra López Desivo

© 1999 - 2013
Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



ESPEJO/PANTALLA -

Un espejo en la pantalla*

Carlos Rehermann

Es cierto que la mayor parte de la programación es horriblemente estúpida; por tanto, la abrumadora mayoría de la gente se siente conforme consumiendo estupideces


Nadie habrá dejado de observar que la siguiente pregunta no tiene respuesta: ¿por qué, si hay un espejo en la pantalla del televisor, no te ves en el espejo? Pregunta formulada por una niña de nueve años, que comienza a abordar el tema de los medios de comunicación desde un ángulo bastante más interesante que los filósofos.

La niña está absorta en la contemplación, y cuestiona la magia cuando no funciona. Algo anda mal: ese espejo no me refleja.

La niña ha comprendido de inmediato y para siempre que la imagen televisiva es representación. Que lo que ella creía realidad no es más que ilusión. Pero esta conciencia no le crea desconfianza hacia el medio -desconfianza que tienen los Filósofos- sino certeza: la certeza de estar frente a un objeto tan mediatizador como una pintura o un cuento de hadas.

Los Filósofos se confunden con las apariencias, la niña no. Que la imagen televisiva "se parezca" a la imagen real, mientras un angelito de Giotto "se parece menos" -problema que los analistas de la imagen suelen considerar central- es irrelevante para la niña de nueve años: basta que el espejo no la refleje para que la imagen pierda toda consistencia, y a la vez adquiera capacidad de fascinar.

Si el comienzo del estudio del medio televisión adolece de graves problemas de definición -páginas y páginas dedicadas a la iconicidad, la representación, la mimesis, sin llegar a un acuerdo razonable- el análisis de su impacto en el público no podrá ser llevado adelante con éxito. Si la gente mira mucha televisión, y eso es considerado un problema, entonces se está frente a un diagnóstico de adicción a una sustancia peligrosa para la salud. Pero ¿cuáles son los perjuicios para la salud? A veces uno sospecha que la crítica proviene de quienes se sienten molestos porque ellos mismos ven demasiada televisión, a pesar de considerarla de mala calidad. Un problema común entre censores e inquisidores.

Es cierto que la mayor parte de la programación es horriblemente estúpida; por tanto, la abrumadora mayoría de la gente se siente conforme consumiendo estupideces. O concluimos que la gente es mayoritariamente estúpida, o intentamos descubrir qué hay de interesante detrás de las estupideces.

Si las personas aceptan pasar el tiempo mirando representaciones de la realidad, será porque las encuentran más interesantes que la realidad. De lo contrario, se miraría más la realidad. La situación en la que el espejo es mostrado en la televisión puede ser estúpida, pero la niña no presta atención a esa estupidez, sino al hecho de que el espejo no la refleja, que es un hecho enormemente complejo. Es muchísimo más interesante que un espejo sea incapaz de reflejarla, porque los espejos reales, al fin de cuentas, son de una banalidad alarmante.


* Publicado originalmente en Insomnia, Nº 45

VOLVER AL AUTOR

             

Google


web

H enciclopedia