MORITA, PAT
- HABERMAS, JÜRGEN - BUDISMO ZEN -
COMUNICABILIDAD INTERSUBJETIVA -
Pat
Morita y el pequeño saltamontes*
Mario
Ferrari Brown |
El Zen no se aprende franeleando bancos o poltronas
recalentadas, no se "lee", se practica. El zen no se
"sabe" de memoria, se practica actualizando un "no-saber"
occidental |
Karate Kid o como clonar los neuróticos
saltamontes blancos. Didáctica preformativa no lineal
y letrada. Pat Morita, transmutante de origen desconocido en
el pastiche eficaz que realiza Hollywood al toque. Metáfora
perfecta del sensei que no conoce las "reglas" del
Karate organizado como circo deportivo.
Fantasma oriental colado en el celuloide del American Dream,
invasión oblicua en el Occidente anal y neurótico.
¿Piaget o Pat Morita? Si usted es un pequeño saltamontes,
estimado lector, vaya a pintar el cerco del bulín zen
de Lin Yutang. ¿Complendió?
El Zen no se aprende franeleando bancos o poltronas recalentadas,
no se "lee", se practica. El zen no se "sabe"
de memoria, se practica actualizando un "no-saber"
occidental.
Los amarillos ya no son los sospechosos confabuladores inescrutables
del cine americano de los años '50, son empresarios samurai
y maestros Zen con Pat Morita, Lin Yutang y Chuck Norris y por
qué no, el soldado universal: Jean-Claude Van Damme.
Me escribió un querido amigo, académico en la U.C.L.A.
que asistió a un seminario: "Oriente-Occidente",
que reunió a importantes intelectuales sobre temas como:
"Madame Butterfly y Madonna", "Filmografía
de Bruce Lee", "El saunita de las geishas", "Influencias
de Lin Yutang en el pensamiento de Habermas", "Semiótica
del Nintendo",... y se sucedieron relevantes discusiones
del "encuentro y reconocimiento" de las dos
culturas.
La discusión más interesante surgió entre
el invitado de honor, Pat Morita y el frankfurtiano Jürgen
Habermas acerca de la "comunicabilidad intersubjetiva".
Mi amigo me acota que en realidad no se entendieron y Pat Morita
sólo hacía inclinaciones respetuosas de cabeza
zen en sake. Luego tomaron alternativamente vino del Rhin
y Sake, no se mamaron pero mi amigo escuchó que decían
farfullando: "sabés cómo te quiero...."
Todos terminaron en un sauna de seda: "El Loto Franela,"
y disfrutaron de los aparatos hechos en Taiwán (esos con pilas) y las pequeñas geishas les quemaron
las cabezas masajeándoles el cuerpo.
Además conocieron unas muñecas "glandes"
de Taiwán, como le dicen los simpáticos orientales.
Mi amigo que va a la academia de Pat Morita: "El pequeño
Saltamontes," me dice que no entiende a las minas que van
de lycra, con cuerpos de bikini open a ensayar la patada
voladora, esa vernácula pirueta que hacía el legendario
Martín Karadagian, la Momia y Peucelle.
Sombras chinas, sombras nada más y música para camaleones.
Sensei Buda y académico Platón, arroz con palillos
y spaghettis. Querido lector, pequeño y querido saltamontes,
la escritura vernácula
de Platón está clonando al camaleón. La escritura
Blanca que viene del norte murió, la mató un habitante
de Chinatown y eso no sakura. Sayonara.
*Publicado
originalmente en La república de Platón,
Nº14
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