Trampa al ojo
En un pasaje de Del
rigor de las ciencias, Borges
escribe sobre un gran simulacro: la geografía se cubre
con un mapa que la sustituye, el Imperio se oculta bajo el mapa
del Imperio, desmesurado e idéntico.
...En este
imperio, el Arte de la Cartografía conoció una
Perfección tal que el Mapa de una sola Provincia ocupaba
toda una ciudad y el Mapa del Imperio toda una Provincia.
Con el tiempo, esos
Mapas Desmesurados dejaron de constituir una satisfacción
y los Colegios de Cartógrafos elaboraron un Mapa del Imperio
que tenía el Formato del Imperio y que coincidía
con él punto por punto.
Menos apasionadas
por el estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes
pensaron que ese Mapa Dilatado era inútil y, no sin impiedad,
lo abandonaron a la Inclemencia del Sol y los Inviernos.
En los Desiertos
del Oeste subsisten Ruinas muy deterioradas del Mapa. Animales
y mendigos las habitan.
En todo el país, no hay otras huellas de las disciplinas
geográficas
El simulacro
comienza en el fingir. Lo que se simula no es, pero se parece
tanto a ser que la diferencia entre el hacer de cuenta y el ser
verdadero se vuelve invisible.
En las empresas u oficinas
importantes existen sistemas de alarma contra incendios. Cuando
la alarma se activa los funcionarios deben salir del edificio
con calma y rapidez. Los funcionarios aprendieron a hacerlo cuando
alguna vez sintieron el ruido de la alarma. En ese momento cumplieron
con las reglas que ordenaban el retiro tranquilo pero ágil.
No importó si hubo fuego después, la ceremonia
estaba aprendida, estaban representando la prueba de la misma
manera en que hubieran actuado si el peligro de fuego hubiese
sido real. La recreación, la representación de
esa prueba fue un simulacro. Si hubo fuego o no, la posibilidad
de fuego viene después.
Cuenta Sarduy que ciertas larvas simulan tan bien los botones
de un arbusto que los horticultores las cortan con una tijera.
El caso de las Filias es todavía más miserable,
dice Sarduy: se devoran entre ellas, tomándose por hojas
verdaderas.
Un canal de televisión
transmite el último gran éxito: retrato de la vida
real. Una cámara ha ingresado al hogar
de la familia Equis, que acepta el desafío: su vida comenzará
a ser transmitida por televisión a hogares de todos los
rincones de Estados Unidos. La familia deberá seguir con
naturalidad sus necesidades cotidianas, los rituales hogareños,
la convivencia puertas adentro. Hiperrealidad.
Ahora sí vemos casos de la vida real contadas, vividas
por sus protagonistas. Ya casi no hay interferencias para llegar
al meollo, al fondo, al núcleo de la realidad. Sin embargo,
la familia ya no podrá ser la misma con la presencia de
varias cámaras distribuidas en las esquinas de las habitaciones
de su hogar. La familia interpretará con mayor o menor
naturalidad su papel, ensayará todos los días lo
más cotidiano de su vida, pero no dejará de ser
una representación de sí misma. Casi idéntica,
sí, pero no la misma. Mientras la ficción interfiere
en la vida diaria, la familia simulará ser la familia de
siempre. Es su imagen la
que se ve en las pantallas.
La captura del instante como medida de tiempo y
movimiento corresponde a la búsqueda de la simulación
de
realidad.
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