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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



SIMULACIÓN - SIMULACRO - INSTANTE

En la frontera: Verdades y ficciones de Pedro Meyer (IX)

Inés Bortagaray
El simulacro comienza en el fingir. Lo que se simula no es, pero se parece tanto a ser que la diferencia entre el hacer de cuenta y el ser verdadero se vuelve invisible


Trampa al ojo

En un pasaje de “Del rigor de las ciencias”, Borges escribe sobre un gran simulacro: la geografía se cubre con un mapa que la sustituye, el Imperio se oculta bajo el mapa del Imperio, desmesurado e idéntico.

...En este imperio, el Arte de la Cartografía conoció una Perfección tal que el Mapa de una sola Provincia ocupaba toda una ciudad y el Mapa del Imperio toda una Provincia.

Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados dejaron de constituir una satisfacción y los Colegios de Cartógrafos elaboraron un Mapa del Imperio que tenía el Formato del Imperio y que coincidía con él punto por punto.

Menos apasionadas por el estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes pensaron que ese Mapa Dilatado era inútil y, no sin impiedad, lo abandonaron a la Inclemencia del Sol y los Inviernos.

En los Desiertos del Oeste subsisten Ruinas muy deterioradas del Mapa. Animales y mendigos las habitan.
En todo el país, no hay otras huellas de las disciplinas geográficas

El simulacro comienza en el fingir. Lo que se simula no es, pero se parece tanto a ser que la diferencia entre el hacer de cuenta y el ser verdadero se vuelve invisible.

En las empresas u oficinas importantes existen sistemas de alarma contra incendios. Cuando la alarma se activa los funcionarios deben salir del edificio con calma y rapidez. Los funcionarios aprendieron a hacerlo cuando alguna vez sintieron el ruido de la alarma. En ese momento cumplieron con las reglas que ordenaban el retiro tranquilo pero ágil. No importó si hubo fuego después, la ceremonia estaba aprendida, estaban representando la prueba de la misma manera en que hubieran actuado si el peligro de fuego hubiese sido real. La recreación, la representación de esa prueba fue un simulacro. Si hubo fuego o no, la posibilidad de fuego viene después.

Cuenta Sarduy que ciertas larvas simulan tan bien los botones de un arbusto que los horticultores las cortan con una tijera. El caso de las Filias es todavía más miserable, dice Sarduy: se devoran entre ellas, tomándose por hojas verdaderas.

Un canal de televisión transmite el último gran éxito: retrato de la vida real. Una cámara ha ingresado al hogar
de la familia Equis, que acepta el desafío: su vida comenzará a ser transmitida por televisión a hogares de todos los rincones de Estados Unidos. La familia deberá seguir con naturalidad sus necesidades cotidianas, los rituales hogareños, la convivencia puertas adentro. Hiperrealidad.

Ahora sí vemos casos de la vida real contadas, vividas por sus protagonistas. Ya casi no hay interferencias para llegar al meollo, al fondo, al núcleo de la realidad. Sin embargo, la familia ya no podrá ser la misma con la presencia de varias cámaras distribuidas en las esquinas de las habitaciones de su hogar. La familia interpretará con mayor o menor naturalidad su papel, ensayará todos los días lo más cotidiano de su vida, pero no dejará de ser una representación de sí misma. Casi idéntica, sí, pero no la misma. Mientras la ficción interfiere en la vida diaria, la familia simulará ser la familia de siempre. Es su imagen la que se ve en las pantallas.

La captura del instante como medida de tiempo y
movimiento corresponde a la búsqueda de la simulación de
realidad.

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