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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 


 


EDUCACIÓN - TERRORISMO  -


Terroristas y repetidores*

Alma Bolón
 

Las soluciones que se barajan para el analfabetismo
de los numerosos niños uruguayos que no comprenden  ni asuntos matemáticos, ni asuntos científicos ni asuntos
lingüísticos no difieren, en su índole, de las que se aplican para el analfabetismo de los muchachitos franceses que, leyeren lo que leyeren,  solo estarían entendiendo el monótono libro del terror.

1)     No saben leer, dice El País

El 17 de enero de 2015, el diario El País de Montevideo oficializó la identificación de un desbarajuste  precoz en parte del sistema de enseñanza uruguayo: en Primaria. En efecto, los resultados de las pruebas a niños de 6º año que periódicamente viene organizando  la ANEP muestran la escasa capacidad de estos escolares en matemática, ciencia y lengua. La nota periodística señala los exitosos índices de promoción (apenas 1,43% de niños que deben repetir) en esos 6º años cuyos egresados, en altas proporciones, a gatas logran descifrar el planteo de una cuestión matemática, científica, lingüística.

La noticia no es una novedad. Ubicados en primera fila del show catastrófico, hace rato que padres y abuelos sopesan cuánto Primaria dejó de enseñar, y lo calibran aquí o lejos de las fronteras nacionales (1). De igual modo, durante los últimos años, variados artículos vienen dando voces de alarma sobre una enseñanza que dejó de enseñar (2).

No obstante, la noticia tiene cierta novedad, puesto que desmiente la prédica que concentra en Secundaria la responsabilidad de la catástrofe educativa, ensalzando el excelente funcionamiento de Primaria. Como una obviedad incontrovertible, los diagnosticadores de dolencias pedagógicas no hesitan en repetir que el órgano enfermo es Secundaria, para cuya terapia se requeriría una buena transfusión de Primaria (3).

Con la misma soltura, se entiende que si Primaria ha logrado ser tan exitosa gracias a sus reformas pedagógicas (ceibalita y promoción para todos) el traspaso de know how a Secundaria no presenta otras dificultades que los consabidos intereses “corporativos” de su gremio docente, más globalmente reacio que otros.

En resumen, la poco novedosa noticia de El País sin embargo echa por tierra la fábula de la maestra buena (y maternalmente única) y del profesor malo (y múltiple como una pandilla).

2)  No saben leer, dice Le Monde

El 17 de enero de 2015, el diario Le Monde de París publicaba en línea (4) una intervención del editor de Le Monde des Livres, Jean Birnbaum, que presenta los artículos de escritores a los que se les había pedido que opinaran sobre “lo que puede hacer la literatura ante la barbarie”, en directa referencia a los acontecimientos sangrientos vividos en París en esos días. “¿Cómo lidiar con el período de espanto que sigue a los atentados del 7, 8 y 9 de enero? ¿Qué papel puede desempeñar la literatura el día después de los atentados que enlutaron a Francia?”, tales eran las preguntas planteadas, en pos de “describir lo indecible y combatir el fanatismo”.

Las preguntas dirigidas a estos escritores difícilmente dejen de recordar la interrogante planteada por Adorno sobre la poesía luego de Auschwitz, a pesar de cierto pudor ante tamaña comparación, sugerido en las fórmulas “el período de espanto que sigue a los atentados” y en “el día después de los atentados”, giros que  hablan con cierta prudencia de un después quizás provisto de cesación, en lugar de un después cuya irreversibilidad parte la historia en dos, dejándonos para siempre “después de Auschwitz”. Sin embargo, por fuera de esta retención pudorosa, la presentación de Birnbaum pone en juego dos conocidos pares de contrarios. Por un lado, el ya evocado par Auschwitz-barbarie versus nosotros-sobrevivientes; por otro lado, la consabida oposición barbarie versus civilización, o fanatismo versus civilización.

Los dos pares se entreveran. Si para Adorno, Auschwitz y su barbarie no son ajenos a la civilización alemana que también es su civilización, en cambio, en la machacada oposición “civilización versus barbarie/fanatismo”, la barbarie y el fanatismo no suelen ser percibidos como rasgos también propios, sino que velozmente se los coloca en un afuera necesitado de urgentes dosis de civilización tolerante. Empero, no forma parte de los propósitos de estas líneas adentrarse en un asunto escurridizo tanto para la militancia universalista como para la relativista. 

En su presentación de los pareceres de los escritores, Birnbaum destacó las respuestas orientadas hacia el libro y la lectura. “Hay personas que reivindican pertenecer a un solo libro. Yo reivindico la libertad de los otros libros que ellos no leyeron” (Kamel Daoud). “El horror es que los hombres que cometieron los atentados hayan podido atravesar toda su escolarización obligatoria sin aprender a leer. A leer las palabras” (Antoine Compagnon). En similar vena y comentando uno de los videos en que el jihadista Amédy Coulibaly posa al lado de una kalachnikov y de un estante con libros, entre ellos, Higiene del asesino (novela de Amélie Nothomb), su autora sostiene que  “Coulibaly seguramente no sabe leer”. Terminando su prédica anti fanatismo, Birnbaum explica que, naturalmente, no  se estaba afirmando que los terroristas no supieran leer, es decir, que no supieran descifrar las letras, tanto más que se conocen los recorridos universitarios de varios de ellos, sino que se estaba señalando que los terroristas son “incapaces de considerar la lectura como práctica de interpretación” y de “apertura al otro”, y que reivindican “la verdad del libro [el Corán]” ignorando “la pluralidad de sus lecturas posibles”, convirtiéndolo en un “manual del terror”.

Como en otras ocasiones en que ocurre, causa  incomodidad la defensa de la civilización (de la no barbarie) en nombre de la validez de todas las interpretaciones excepto la que esgrime el bárbaro de turno, para este caso, además, fanático porque no admite la pluralidad ajena que, por definición, lo excluye. Sin embargo, ya se declaró en estas líneas que no nos detendremos en espejismos u otros efectos ópticos hacedores de relativismos o universalismos.

¿Qué pensar, entonces, de lo que siguen diciendo las intervenciones de los escritores, a pesar del tácito reparto de roles, por el que  le tocará hacer de bárbaro fanático a quien no hable, exclusivamente y palabra por palabra, en mi universal dialecto?

3)  Serán ceniza, mas tendrá sentido

Sin duda, las intervenciones de los escritores franceses siguen recordándonos que la civilización es asunto de buscar ciertos sentidos, que la lectura -cierta lectura- trae abundancia de sentidos para dar sin mirar a quién, y que es en la Escuela en donde una selecta abundancia de esos sentidos se pone al alcance de cada uno.

Claro que, partiendo de premisas semejantes acerca del indestructible deseo humano de elevación, hay quienes, con mayor ánimo crítico sobre la oferta de sentido de nuestra civilización, entienden la atracción que puede ejercer una oferta político-religiosa, pletórica de sentidos que trascienden la penuria espiritual del aquí y ahora, miseria que clava al individuo en el sinsentido del consumo, del puesto de trabajo (cuando se lo tiene) y de la votación. Bastante antes de los cataclismos que vinieron con los siglos XX y XXI, en mitad del XIX, un poeta pudo calibrar con precisión en qué consistía la “modernidad” a la que asistía y contribuía: “Entiendo por progreso la disminución progresiva del alma y la dominación progresiva de la materia”, escribió Baudelaire.

Dos meses después de los atentados de 2001 en Nueva York, un autor de cepa baudelaireana, Jean Baudrillard, publicó en LeMonde una columna que, aún hoy, sigue siendo asombrosa por su fuerza para pensar en contra de las interpretaciones  más petrificadas. Negando cualquier sustento en sentidos simplemente ideológicos, Baudrillard ilumina la economía simbólica del acto terrorista, que vuelve invencible a quien hace de su propia muerte un arma, ubicándolo en un más allá vedado a los cuidadosos de sus pellejos: “El terrorismo es el acto que restituye una singularidad irreductible en el corazón de un sistema de intercambio generalizado. Todas las singularidades (las especies, los individuos, las culturas) que pagaron con su muerte la instalación de una circulación mundial regida por una única potencia se vengan hoy gracias a esa transferencia terrorista de situación.

4) Técnica sin sentido

Las soluciones que se barajan para el analfabetismo de los numerosos niños uruguayos que no comprenden ni asuntos matemáticos, ni asuntos científicos, ni asuntos lingüísticos no difieren, en su índole, de las que se aplican para el analfabetismo de los muchachitos franceses que, leyeren lo que leyeren, solo estarían entendiendo el monótono libro del terror. Para ambas situaciones, el recetario se compone de una serie de “medidas”, es decir, de un incremento procedimental, presuntamente destinado a eliminar, por saturación, “el problema”.

Por allá, las medidas propuestas consisten en un aumento del estricto control de las fronteras, en un mejor seguimiento de los sospechosos identificados por los servicios de inteligencia, en un mayor control de las cárceles, viveros de terroristas, en un endurecimiento de los juicios por “apología del terrorismo”, en un incremento de la repetición de las declaraciones de fe laica y de amor a la libertad de expresión, en una mayor observancia de un lenguaje depurado de antisemitismo, de racismo, de islamofobia, de intolerancia. Consisten también en un refuerzo de las dosis de “ética”, cuyo suministro veloz debe fortalecer los esqueletos laicos desfallecientes.

Por aquí, la inflación de la didáctica y sus vesículas ha dado lugar a una avalancha de títulos de grado y postgrado, cebados en  investigaciones, proyectos y programas en los que reina la sonsera. Está por hacerse el relato de las “investigaciones” dedicadas a las TICs, al Plan Ceibal, a las plataformas moodle, a la revolución tecnológica en la educación, a la inclusión digital, al papel de los medios técnicos en el aula, a la alfabetización informática, a los nativos digitales, a la superación de la brecha digital, a lo muy contentos e informados que los pobres deberían estar por tener computadora regalada. Son cuantiosos los costos financieros y, sobre todo, políticos e intelectuales, de esta desmedida fe en las medidas procedimentales tecnológicas.

También habrá que recordar algún día, el tiempo y el presupuesto dedicados a instituir la nueva ciencia del aprender a aprender (o enseñar a aprender, o aprender a enseñar a aprender, o cualquier otra combinación autogenerada), ciencia que atraviesa todo el sistema de enseñanza, desde preescolares hasta la universidad, en donde se volvió caballito de batalla de la reforma impuesta por Rodrigo Arocena y por sus sustentadores inspirados en Bologna y en el programa Tuning, aunque previsiblemente los principales estragos hayan sido causados en Primaria, en donde maestras y escolares quedaron librados a esta catequesis delictiva.

Véanse si no, las soluciones evocadas por las autoridades ministeriales y del Codicen, uno de cuyos platos fuertes es la eliminación de la repetición de los alumnos, asunto planteado en términos comparables a la eliminación del dengue o de la aftosa, es decir, a través de un arsenal de medidas técnicas. Solo que, en este caso, por tratarse de un asunto delicado, la eliminación efectiva de la repetición de los liceales no será resultado de un arsenal técnico, sino de las andanadas impuestas por los cuerpos inspectivos y otras jerarquías, solidarios con las metas estadísticas de las autoridades ministeriales, tal como ya sucedió en Primaria.

Colmo de hilacha a la vista, desde hace años, entre las novísimas ciencias pedagógico-didácticas, figura la ciencia de la evaluación, a cuyo propósito se fundan institutos, se hacen maestrías y doctorados, y cuyo manifiesto destino de biombo de las decisiones politiqueras queda expuesto cuando se calibra, en un conciliábulo ministerial, cuál será el porcentaje de alumnos aprobados, índice necesario  para que el país siga cumpliendo con requisitos internacionales(5) y con mitos nacionales, o cuando se propone, como solución alternativa, la modalidad bianual de repetición, en lugar de la anual. Por cierto, la Escuela siempre “evaluó”; de lo que ahora se trata es de uncir “eficiencia”, “evaluación” y “disminución de la repetición”.

La técnica con su arsenal de medidas procedimentales, lejos de cualquier neutralidad que pudiera también destinarla para usos positivos o bienintencionados, es portadora de un sentido que afirma la superfluidad del sentido, su inutilidad palabrera, acallada por el ronroneo del funcionamiento eficiente, hecho de medidas y de mensuraciones tomadas. Poca casualidad hay en el protagonismo que tomó en la enseñanza, y según el modelo económico bancario, “la evaluación”, apoteósico momento en que el vacío de sentido se presenta cuantificado y ofrecido por sus expertos en la ciencia del medir.

Tampoco hay casualidad en que la promesa presidencial de “cambio de ADN de la enseñanza” consista en técnicas de redistribución del salario (según zonas, según resultados), en lugar de una reflexión sobre los sentidos que el conglomerado político-partidario  y mediático deposita en la enseñanza, a menudo divergentes de los sentidos que los docentes, en contacto con los sentidos de las disciplinas, busca transmitir a sus alumnos.

Técnicas de control contable y policial para unos, técnicas de control contable y bancario para otros. La falta de sentidos que priva de la comprensión matemática, científica y lingüística o lleva a la asunción sacrificial de un sentido único, entre técnicas económicas y técnicas policiales, puede seguir faltando a clase.

Ni el control policial de la población (víctima designada y a la vez sospechosa embozada), ni el control jerárquico de las estadísticas (números maestros que engendran alumnos lectores) darán los sentidos que nos están faltando, y a cuya búsqueda estuvo tradicionalmente entregado el estudio.

Notas:

(3)  a) "Durante 2013 en el Consejo de Educación Secundaria (CES) no fueron promovidos el 30,6% de los alumnos de Ciclo Básico y el 40% de Bachillerato, y el presidente electo Tabaré Vázquez calificó como "inaceptable" que casi un 35% no promoviera primero de liceo. Los números están muy por arriba del 5,41 % de repetidores que el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) tuvo el año pasado e incluso del 13,5% de la UTU. Por eso el programa del gobierno del Frente Amplio (FA) 2015-2020 incluye "diseñar e implementar nuevos instrumentos para promover el acceso, permanencia y progreso de los alumnos en el sistema educativo, factores que permitirán disminuir la deserción y la repetición". (Fuente: Búsqueda).

b) "Los índices van a bajar. La repetición en Secundaria ya llegó a su máximo y la tendencia de ahora en adelante va a ser descender. Creo que Secundaria y la educación media en general van a asumir los cambios en este período", señaló a Búsqueda Luis Garibaldi, director de Educación del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) desde el 2005. "La repetición tiene que bajar y va a bajar, especialmente porque las condiciones de aprendizaje ya son otras y van a mejorar aún más", agregó Wilson Netto, presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).  (Fuente: Búsqueda)

c) La misma opinión tiene Miguel Brechner, presidente del Plan Ceibal desde su creación en 2007 y uno de los asesores de Vázquez en políticas de educación. "Los índices van a mejorar, no me cabe la menor duda. Yo creo que muchos de los planteos de la campaña del Frente Amplio y de su programa son claros y apuntan claramente a mejorarlos".  (Fuente: Búsqueda)

d) Una de las principales propuestas de la campaña de Vázquez y del programa del FA es construir un marco curricular común desde los 3 a los 17 años de edad que defina perfiles de egreso y "posibilite un tránsito adecuado de los alumnos desde Primaria al Ciclo Básico de educación media". El objetivo es diseñarlo y aplicarlo cuanto antes, ya que al definir los perfiles de egreso (el tipo de alumno que se quiere formar) se definen también los contenidos a dictar, que apuntan hacia conocimientos para la formación ciudadana, científica y artística, con lo cual se prevé entre otras cosas disminuir la repetición y la deserción. Esa mirada es defendida por numerosos especialistas locales de educación, de diferentes sectores políticos, que consideran que Uruguay universalizó la educación media pero mantuvo un modelo pensado para una elite con contenidos rígidos y de primera mitad del siglo XX, lo cual explica su elevada repetición de hoy. "El gran problema actual que hay en el sistema educativo es que los estudiantes se aburren", sostiene Brechner. Para él, los conocimientos en los que se pondrá énfasis en el futuro harán al estudiante "disfrutar más" porque trabajan sobre su aspecto analítico, crítico y colaborativo, haciéndolo pensar y no aprender contenidos de memoria. (Fuente Búsqueda)

e) "Es algo que piden los padres, que no quieren que los gurises que están en una escuela de 300 o 400 alumnos se vayan a un liceo con 3.000 alumnos", explicó Brechner. "Eso se va a implementar y va a permitir hacer un formato diferente del liceo, porque va a posibilitar tener una cantidad de materias liceales en el formato de escuela de tiempo completo, lo cual va a ayudar en los lugares socioeconómicamente más complicados a mantener al estudiante dentro del centro educativo, no me cabe ninguna duda. Por eso queremos y vamos a hacer los anexos, porque van a determinar que menos gente deserte del liceo". (Fuente Búsqueda)

f) El director de Educación espera que suceda en Secundaria algo similar a lo que sucedió en Primaria, donde un mayor acompañamiento maestro-alumno evitó apelar siempre a la repetición y logró bajar los "muy altos" índices que había en la década de los 60. "Yo mismo como maestro lo practiqué. Decir: ‘Bueno, yo tomo a mis alumnos en primero y sigo con todos ellos en segundo. Me hago responsable de que todos los muchachos aprendan’. En Primaria está bastante generalizado aunque no exista ninguna resolución del Consejo al respecto", explicó Garibaldi, para quien ese tipo de experiencia se puede dar en Secundaria por más que en ese nivel los estudiantes no tengan un solo maestro sino varios profesores. (Fuente Búsqueda)

g) Otra de las novedades para 2015 es la instalación en algunos centros educativos de tecnologías de última generación que proporcionen velocidades de conexión de 100 Mbps, para lo cual entre otras cosas se están haciendo pruebas sobre la "banda blanca" del espacio radioeléctrico, el espectro frecuencial que quedó vacío gracias a la digitalización de la televisión terrestre, el cual posibilitaría tener un Wi-Fi de mucha más distancia. (Fuente Búsqueda)

(4) “L’esprit du terrorisme": http://www.egs.edu/faculty/jean-baudrillard/articles/lesprit-du-terrorisme/



(5) Veáse, por ejemplo y sin hurgar mucho: “La mejora de los logros educativos de los pobres requiere de continuidad educativa, que se expresa en la asistencia efectiva a clases, la progresión a lo largo del proceso (miniminación de la repitencia) y la permanencia en el sistema (no deserción)”. Documento de CEPAL, Santiago de Chile, mayo de 2000, citado por Gustavo Klein, “La reforma educativa latinoamericana a través de los ojos de la CEPAL”, in Educación Secundaria. La reforma impuesta. Montevideo: Nordan/Fenapes, 2001, pág.57. En los convenios suscritos por Anep con el Banco Mundial, sin hablarse crudamente de “miniminación de la repitencia”, se insiste en “el aumento de la eficiencia de las instituciones de enseñanza primaria”. Por ejemplo, en un acuerdo firmado en 2002 por Anep y el Banco Mundial, el Artículo 10  dispuso la implementación de la Circular 441, que derogaba los mínimos de asistencia en primer año y postergaba la evaluación de aprendizajes de primer año hasta el segundo año. La derogación de esta circular había sido solicitada por la ATD de Primaria del año 2000, por haberla considerado lesiva del derecho a la educación y una estrategia para mostrar una falsa baja de los porcentajes de repetición. (Danae Sarthou y Ruben Puyol, Reconsiderando la educación en Uruguay, Montevideo, edic. de los autores, 2013, pág. 128.)

 

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