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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



TELÉFONOS CELULARES -


Todo, aquí, ya*

Carlos Rehermann
Un tipo con celular y todoterreno está siempre en cualquier lugar. Trasciende simbólicamente el tiempo y el espacio, existe eternamente en todas partes, se desmaterializa y adquiere el don de la ubicuidad, es como un dios a batería y turbodiesel


Nadie habrá dejado de observar que los teléfonos celulares y los vehículos de tracción en las cuatro ruedas significan lo mismo: acceso total a cualquier parte. Ambos signos comenzaron como atributos de clase, aunque las necesidades de expansión de los mercados han ido desdibujando esas limitaciones. Todos quieren poder llegar por sus propios medios a lo más hondo de la selva de Petén, y una vez allí, quieren poder recibir llamadas telefónicas.


Si antes el automóvil de lujo era una cosa alemana o inglesa de suave ronroneo cremoso, ahora se nota un desplazamiento del prestigio hacia los todoterrenos de lujo. El tipo no se siente a gusto a menos que esté dentro de una máquina que parece más bien una fiera apenas amaestrada, lustrosa y rugiente, lista para pasar por arriba de un baobab o atravesar el cañón del Río Colorado. Es curioso que hayan surgido estos dos símbolos en una época en la que es difícil caminar por la calle sin tropezar a cada rato con un teléfono público, y por otra parte la más minúscula agencia de viajes puede colocarnos en menos de veinticuatro horas debajo del único árbol del Kalahari.

Teléfono celular significa independencia de tiempo y lugar, instantaneidad. Número personal, tres segundos, aparición mediúmnica del invocado. El invocado, por lo demás, tiene miedo de no ser localizado. La increíble oportunidad única lo está esperando detrás de cada acariciante liruliru de su teléfono. El tipo siempre está localizable. Nunca desaparece. Siempre está. No tiene horario, porque es muy dinámico, nunca descansa, es infatigable, siempre se ocupa de sus cosas y aún más. Deja el teléfono encendido al lado de la red de tenis, por si en ese momento llama el Dueño de Todo y le propone asumir la Gerencia General. En el fondo, el tipo tiene terror a desaparecer. Cree firmemente que no vale nada, que si no se apura a atender, quien lo estaba buscando va a buscar a otro. Está convencido de que nadie es imprescindible, gran error del tipo, que lo convierte en prescindible, por supuesto. (Entre otras cosas, el tipo es imprescindible para el vendedor de celulares). Por eso, con su teléfono celular, el tipo está diciendo: "YO ESTOY SIEMPRE".

En cuanto puede, el tipo del celular se compra un todoterreno. ¿Porque le gusta la caza o la pesca, porque es observador de pájaros o geógrafo? Nada de eso: el tipo tiene agorafobia, no soporta el campo, odia la pesca y no es capaz de matar ni una mosca, perdió geografía en el liceo y no le gustan los pájaros, salvo con polenta. Por eso, no queda más remedio que concluir que el todoterreno sólo le sirve para significar literalmente: "YO LLEGO A DONDE QUIERO".

Así que un tipo con celular y todoterreno está siempre en cualquier lugar. Trasciende simbólicamente el tiempo y el espacio, existe eternamente en todas partes, se desmaterializa y adquiere el don de la ubicuidad, es como un dios a batería y turbodiesel.

Y el mundo en el que vive se parece a su fantasía místico-tecnológica. Están allí los no lugares de Augé, ese universo de carreteras y redes virtuales que convierten nuestro planeta en un lugar donde el tránsito rápido tiene la absoluta preferencia, donde hablar con el vecino es más difícil que hablar con un panadero de Sri Lanka vía Internet, donde las ideas de cercanía y contacto se trastocan y pierden sentido.

Y la pérdida de sentido espacial cierra a la perfección, paradójicamente, el círculo simbólico aparentemente absurdo del todoterreno y el celular: si el vehículo es inútil para llevarlo realmente a lugares inaccesibles (aunque sea porque él no quiere ir), lo lleva eficientemente a través de su significado; si el teléfono celular no le otorga la felicidad de la llamada salvadora, al menos le sirve para llamar al mecánico cuando pincha en 18 de Julio y Yi.


* Publicado orginalmente en Insomnia

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