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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



URUGUAY-


'El país' como sujeto de frases vacías*

Aldo Mazzucchelli
Tal vez estemos exigiéndole al Uruguay que sea lo que sólo fue de modo efímero, entre 1885 y 1950, digamos. Tal vez creamos que porque fue durante ese tiempo algo, un 'proyecto', eso automáticamente lo habilita a serlo ahora


Partamos de una constatación: desde hace unos meses, hay un nuevo malestar instalado en estas comarcas. Un clima recesivo, una desconformidad profunda. Las conversaciones empiezan a ser negras de nuevo, la gente no sale, muchos se fueron o empiezan a hacer planes para irse. Una vez más, como otras veces.

Algunos lo atribuyen a 'la recesión'. Otros, a la pequeña escala poblacional de Uruguay, que hace que las cosas nunca maduren con la suficiente amplitud. Otros, a alguna maldición intrínseca que pesaría sobre 'el país', formulada siempre de modos distintos, pero siempre como variantes de un 'pecado original' -'traición a Artigas', 'falta de conciencia americana', 'estatismo paralizante', 'inmovilismo de la derecha', 'falta de capacidad de propuesta de la izquierda', etc.- que nos habría condicionado desde hace más de un siglo y pico.

Semejantes 'explicaciones' -todas más o menos mágicas- tienen en común algo: ponen la solución de las cuestiones más allá de las posibilidades individuales de quien las emplea. ¿Y si ese fuese, ese sí, un rasgo bien propio del 'ser nacional'? ¡Ay! Seguramente, si lo fuese, no estaría lejos de ser el peor.

Cabe preguntarse si esa apelación al sujeto 'el país' en todas estas frases, no es una trampa terrible, pues comienza por suponer lo que dudosamente existe, para luego darse cuenta de que ese sujeto no habilita predicación coherente alguna, esto es, predicación que se refiera a algo. Si se dice "El país está en crisis", o "El país tiene un problema estructural", se están proyectando frases sin mayor referencia sobre un telón de fondo que las recibe como son: inútiles. Sea la pantalla de un programa televisivo, o una mesa de café. El individuo no habla de nada que le ataña directamente, de nada, por tanto, a lo que pueda referirse con cierta propiedad.

Cabe preguntarse si no será esa manía de 'pensar en términos de país' lo que hace a vivir en Uruguay algo tan romo, una vez que se termina la ilusión de solución que sugiere toda charla. Ni siquiera los países serios se refieren a sí mismos con tanto empaque...

Cabe preguntarse, también, si no será que la obsesión por crear un país de la nada no ha hecho a los habitantes de este rincón poner la carreta delante de los bueyes. Es decir, la gente vive, y entonces el país se irá haciendo, como al descuido, como algo inocente. Un país es algo que lleva mucho tiempo. Se podrá concebir por voluntad, pero eso no lo deja hecho. Entre esa voluntad y la solidez que permite a millones de seres humanos usar el calificativo de compatriotas, median misterios de largo alcance.

Tal vez estemos exigiéndole al Uruguay que sea lo que sólo fue de modo efímero, entre 1885 y 1950, digamos. Tal vez creamos que porque fue durante ese tiempo algo, un 'proyecto', eso automáticamente lo habilita a serlo ahora. Pero tal vez no sea así. Los países pueden morir, y pueden tener que renacer. Incluso, pueden no poder hacerlo. Entonces, desaparecen. No será la primera vez. Hay que contar hasta con esa hipótesis.

Pero al detener la conciencia en esa utopía nunca realizada de ser realmente 'un país' -o más aún, 'una nación'- se apoltrona cada vez más la gente de este rincón en esa maniática costumbre de pensar en generalidades, de país hiperracional y laico. Olvidando que entre otras cosas, 'laico' está emparentado etimológicamente con lego: ignorante.

Tal vez habría que resistirse a toda frase que intente proferir algo sobre 'el Uruguay como problema'. Que un político, para quien el manejo de los resortes de lo público convierte esas frases en significativas, las use, no habilita al hombre privado a usarlas. Imitamos la jerga de lo político en esta cueva hiperracional. Probablemente, casi siempre sea cascarilla lingüística. Por lo demás, es evidente que quien quiera 'vivir en un país', tendrá que buscarse uno hecho. ¿O no es notorio que, una vez más, éste está casi todo por hacer?


* Publicado originalmente en Posdata

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