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LEIBNIZ, GOTTFRIED, W. - DISSERTATIO DE ARTE COMBINATORIA - TEORÍA DEL SILOGISMO - EULER, LEONHARD - CHARACTERISTICA UNIVERSALIS -

G. W. Leibniz y la Characteristica Universalis (I)*

Adrián Icazuriaga
Leibniz oscila constantemente, sin llegar a decidirse por uno o por otro, entre los dos puntos de vista opuestos de la extensión y la comprensión.
Otorgaba gran importancia a la representación de los razonamientos por medio de signos y figuras geométricas, esto apuntaba directamente a la búsqueda de una Characteristica en la que centrará todos sus esfuerzos

"He saw God's foot upon the treadle of the loom,
and spoke it"
Herman Melville, Moby Dick, VIIC

 

I. La Silogística


Desde una edad muy temprana,
Leibniz confiesa una enorme admiración por la teoría del silogismo, esa especie de "matemática universal", cuya esencia es "verdaderamente demostrativa, como la Aritmética o la Geometría"(1). Es así que en Dissertatio de Arte Combinatoria (1666), demuestra que sólo existen 4 figuras del silogismo y a cada una le corresponden seis modos útiles. Para cada proposición distingue cuatro cantidades: universal (U), particular (P), indefinido (I) y singular (S); y dos cualidades: afirmativo (A) y negativo (N). Combina separadamente las cantidades y las cualidades tres a tres (la 1ª letra representa la premisa mayor, la 2ª la menor y la 3ª la conclusión). Así, encuentra 64 (43) combinaciones diferentes de cantidad, aunque sólo 32 son útiles. Las restantes son eliminadas por medio de dos reglas clásicas: "Ex puris particularibus nihil sequitur" y "Conclusio nullam ex præmissis quantitate vincit", que resumen las reglas: 1. No puede haber jamás dos premisas particulares, 2. La conclusión siempre posee una cantidad y una cualidad inferiores a las que poseen las dos premisas (la negativa se considera como inferior a la afirmativa y la particular a la universal) y 3. De dos premisas negativas nada se sigue.

Mediante un procedimiento análogo, Leibniz encuentra 8 combinaciones diferentes en cualidad (23), de las cuales tres solamente son útiles, a saber: AAA, NAN y ANN. De esta forma, combina los 32 modos cuantificadores y los 3 cualificadores hasta formar 96 (32*3) modos distintos. De éstos, suprime los 8 modos del tipo Frisesmo y que no son de ninguna figura, le restan 88 modos útiles.

La introducción de cuatro cantidades diferentes frente a las dos (U y P) distinguidas por Aristóteles, hace que correspondan un gran número de modos al caso particular de uno de los modos tradicionales. Por ejemplo, al modo Darii corresponden nueve combinaciones diferentes en cantidad; UII, USS, UPP, UIS, USI, UIP, UPI, USP y UPS. Hasta aquí sigue los pasos de Hospinianus. Pero finalmente Leibniz asimila las proposiciones singulares a las universales y las indefinidas a las particulares, no admitiendo más que las dos cantidades clásicas (U y P), puesto que en ellas el sujeto ocupa la totalidad de su extensión. De esta forma, las 32 combinaciones de cantidades se reducen a sólo cuatro variantes: UUU, UUP, UPP y PUP. Donde cada una engendra otras siete, al reemplazar U por S y P por I.

Sus cuatro modos cuantitativos combinados uno a uno con los tres modos cualitativos que vimos antes, producen los 12 "modes simples généraux". A su vez, estos 12 modos simples engendran 24 modos figurados cuando se tienen en cuenta la diversidad de figuras
(según la posición del término medio respecto a cada una de las premisas). Leibniz defiende enérgicamente la 4ª figura contra sus críticas(2):

Omne animal est substantia
Omnis homo est animal
Ergo, Quædam substantia est homo


Aquí, el término medio es predicado de la mayor y sujeto de la menor (característica de la 4ª figura).

Sus reglas le llevan a obtener 6 modos concluyentes para el silogismo "categórico simple", dentro de cada una de las cuatro figuras
(3). Por ejemplo, para la figura 1: Barbara, Celarent; Barbari, Celaro y Darii, Ferio. Aquí, hay cuatro modos "vulgares" (Barbara, Celarent, Darii y Ferio), más dos modos "adicionales"que se obtienen por subalternancia de las proposiciones universales, como veremos más adelante. Esta aparente simetría la interpreta Leibniz como una marca de verdad (recordemos que para él la naturaleza es regular en todas sus manifestaciones) y la considera similar en importancia al número de poliedros regulares. Él mismo remarca que estos modos se obtienen adjuntando a los modos universales de cada figura los modos subalternos correspondientes, y lo indica por medio de las diferentes declinaciones Barbari, Celaro, Cesaro y Camestras.

Para reducir los modos de las tres últimas figuras a aquellos de la 1ª, conforme a la tradición aristotélica,
Leibniz adopta un método que denomina de "régression", y que no es otro que el de reducción al absurdo. Según su fórmula, consiste en tomar por premisas de un nuevo silogismo una de las premisas del silogismo dado y la negación de su conclusión. Se ha de deducir la negación de la otra premisa.

Veamos algunos ejemplos a continuación de cómo se demuestra la subalternancia y la conversión tomando por premisas una proposición idéntica: "Todo A es A" o "Algún A es A".

Subalternancia del afirmativo, se demuestra por Darii:

Todo A es B,
Algún A es A,
Luego, algún A es B.

Subalternanacia de la negativa, se demuestra por Ferio:

Ningún A es B,
Algún A es A,
Luego, Algún A no es B.

Igualmente, el universal afirmativo se convierte, por medio de Darapti, en la 3ª figura:

Todo A es B,
Todo A es A,
Luego, cualquier B es A.

Y así sucesivamente. En el último caso, el modo Darapti, que parte de premisas universales para llegar a una conclusión particular, no sería válido en un el cálculo habitual de predicados monádicos, tal cual se comprende hoy en día.

Por último, recordemos otra afirmación de Leibniz que rechaza uno de los postulados clásicos, a saber, que de dos premisas negativas no se extrae conclusión alguna. Postula lo siguiente, transforma las proposiciones negativas en afirmativas dándoles un predicado indefinido y en su lugar llevando la negación sobre el predicado. Así:

Nullus homo est avis
Nullus homo est angelus

quedan,

Omnis homo est non-avis
Omnis homo est non-angelus

luego (por Darapti),

Quidam non-angelus est non-avis

De esta forma, Leibniz reafirma la importancia de las proposiciones idénticas y su utilidad en la formulación frente a las opiniones de los empiristas.

Interesante es la manera en que Leibniz demuestra los cuatro modos de la 1ª figura: Barbara, Celarent, Darii y Ferio, deducidos a partir de un único principio al que denomina "el fundamento del silogismo". Dicho principio figura en varios opúsculos inéditos y reza como sigue:

"Fundamentum syllogisticum hoc est: Si totum aliquod C cadat intra aliquod D, vel si totum C cadat extra aliquod D, tunc etiam id quod inest ipsi C priore quidem casu cadet intra D, posteriore vero casu cadet extra D. Et hoc est quod vulgo vocant dictum de omni et nullo."
(Si el término medio está incluido en el término mayor o está excluido de él, incluye o excluye de él el término menor que lo contiene en sí mismo)


También define cuál es la relación entre los términos de una proposición de la siguiente manera: "A incluye B" significa que B se afirma universalmente de A. Es decir, que todo A es B. "A excluye B" significa que B es universalmente negado de A. Esto es, ningún A es B. Se esfuerza en remarcar que desde su punto de vista no se puede definir, directamente siquiera, más que las proposiciones universales, en vista de qué conceptos se incluyen o excluyen de su totalidad, y que sería absurdo suponer entre ellos una inclusión o una exclusión parcial. Por consiguiente, las proposiciones particulares no se pueden definir más que como negaciones de las proposiciones universales, de las cuales son, respectivamente, las contradictorias
(O como negación de A e I como negación de E). De donde resulta que sus modos primitivos son los 5 modos universales: Barbara, Celarent, Cesare, Camestres y Camenes. Si hubiera examinado más en detalle su teoría, afirma Coutuart, habría visto que si las proposiciones particulares no hacen más que negar las relaciones de inclusión o exclusión afirmadas por las universales, entonces no es más posible deducir una particular de dos universales que una negativa de dos afirmativas. De todas formas, Leibniz estuvo lejos de no reconocer que sus modos eran "imperfectos".

Leibniz reformula las reglas de los cinco modos universales, quedando reducidos a:

1º. Si A incluye B y si B incluye C, A incluye C.
2º. Si A incluye B y si B y C se excluyen, A y C se excluyen mutuamente.


Antes de pasar al siguiente punto, tal vez sea necesario repasar las ideas clásicas de "comprensión" y "extensión" de un concepto. El conjunto de caracteres o propiedades distintivas constituye la comprensión del concepto, mientras que el conjunto de objetos o individuos que las poseen constituyen su extensión. Así, si "A es B", éstos se relacionan de dos maneras. Desde el punto de vista de la comprensión, el sujeto A posee el atributo o predicado B, es decir, que éste forma parte de la comprensión de aquél
(fig. 2); desde el punto de vista de la extensión, la clase conjunto de objetos A forma parte de la clase conjunto de objetos B, es decir que la extensión del concepto A está contenida dentro de la extensión del concepto B (fig. 1).



Se ve que la relación de la extensión y la comprensión de dos conceptos son en cualquier caso inversas la una de la otra. Se podría decir que desde el punto de vista de la extensión el sujeto está contenido dentro de la noción de predicado, mientras que desde el punto de vista de la comprensión el sujeto es el continente.
De esta forma, Leibniz representa los tres términos del silogismo por medio de círculos
(interiores cuando se incluyen y exteriores cuando se excluyen). Por ejemplo, el esquema de Barbara será siempre el mismo (AAA), y según se interprete la inclusión de los conceptos en extensión o en comprensión, el orden de los términos estará invertido (fig. 3 y 4). El esquema de Celarent es bien diferente:

Ningún B es C,
Todo A es B
---------------------
Ningún A es C



Desde el punto de vista de la extensión, el término menor A, contenido dentro del medio B, está excluido del término C como el propio B. Desde el punto de vista de la comprensión, al contrario, el término medio B, contenido dentro del menor A, el cual excluye al término mayor C que también aquél excluye. Leibniz oscila constantemente, sin llegar a decidirse por uno o por otro, entre los dos puntos de vista opuestos de la extensión y la comprensión
(inclinándose por la extensión de acuerdo con los principios de su lógica).

Como vemos, Leibniz otorgaba gran importancia a la representación de los razonamientos por medio de signos y figuras geométricas, esto apuntaba directamente a la búsqueda de una Characteristica que centrará todos sus esfuerzos. Esto le llevó a inventar antes que Euler los esquemas circulares para todos los modos del silogismo.

Además, es particularmente interesante y perfecta la invención de un ingenioso sistema se esquemas lineales, que ha sido extraído de sus manuscritos inéditos
(más de uno asegura que Leibniz encontró la clave final del universo y que la fórmula permanece en alguno de estos manuscritos de la Biblioteca de Hannover). Consiste en designar los conceptos por dos líneas paralelas y añadir a sus extremidades líneas punteadas y perpendiculares para constatar sus relaciones de inclusión o de exclusión parcial o total. Así:


La proposición es afirmativa cuando las líneas punteadas determinan unos segmentos reales de los dos términos.
Para componer el silogismo, simplemente yuxtapone los esquemas de las dos premisas, colocando la línea intermedia, que figura el término medio, entre cada uno de ellos, y haciéndolas coincidir. Finalmente, une las premisas por dos líneas continuas verticales que figuran la conclusión
(las líneas punteadas figuran las premisas). Los segmentos afectados por la conclusión (comprendidos entre las dos líneas verticales continuas) están necesariamente contenidos dentro de aquellos que afectan a las premisas. Estos son los esquemas de la 1ª figura:

Notas:

(1) Carta a Bourguet, 22 de marzo de 1714.

(2) Nuevos Ensayos sobre el Entendimiento Humano (IV, XVII, § 4. p. 581).

(3) Ibíd., pp.580-581.

Estudios y Consulta

COUTUART, Louis. La logique de Leibniz (D'après des documents inédits), Félix Alcan Editeur, París 1901.
RUSSELL, Bertrand. Exposición crítica de la filosofía de Leibniz, Siglo Veinte, Bs. As. 1977.
BURNHAM, Douglas. G. W. Leibniz (1646-1716) Metaphysics, The internet Encyclopedia of Philosophy.
COPLESTON, Frederick. Historia de la Filosofía vol. IV, Ariel, Barcelona 1996.

Bibliografía

Methodus Vitae (Escritos de Leibniz), Vol. I-III. Edición de Agustín Andreu. Universidad Politécnica de Valencia.

Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano, Introducción y traducción de J. Echeverría Ezponda, Ed. Alianza, Madrid 1992.

Tratados Fundamentales, incluye Nuevo sistema de la Naturaleza, Monadología, Principios de la Naturaleza y de la Gracia, etc. Ed. Losada, Bs. As. 1946.

Discurso de Metafísica, Introducción y notas de Julián Marías, Ed. Alianza, Madrid 1986 (artículo original en "Revista de Occidente", 1942).

Teodicea, ensayo sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal, Ed. Claridad, Bs. As. 1946.

Observaciones críticas sobre los Principios de filosofía cartesianos, Ed. Gredos, Madrid 1989.

Obras de Leibniz, Vol. I-V, traducción de D. Patricio de Azcárate, Ed. Casa Editorial de Medina, Madrid.


* El presente ensayo fue presentado como trabajo de campo en el Departamento de Lógica de la UNED, Madrid, en Agosto de 2003. Los errores u omisiones que el mismo pueda contener son aportaciones personales del autor, las ideas originales pertenecen al Profesor Coutuart, de cuya obra definitiva, La Logique de Leibniz (1901), se extrajo todo lo claro y comprensible.

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