Un buey, dos bueyes,
tres bueyes
La saga troyana fue
la favorita de los griegos y especialmente de los atenienses
a los que se asume como cuna de Occidente. El florecimiento de
Atenas no debe ser confundido con la precariedad de los tiempos
homéricos, donde casi no se usaba la moneda y el buey
era la medida de valor. Un trípode podía valer
entre diez y doce bueyes, el conjunto de armas y armadura entre
nueve y cien, un esclavo entre diez y veinte. Si bien se navegaba
había escaso comercio (con
Egipto, Lidia, Chipre, Caria)
y sí abundante piratería. Las mejores piezas de
oro y plata eran generalmente importadas y todos, incluyendo
los reyes, trabajaban. Las armas son generalmente de bronce y,
en apariencia, no se tenía mayor confianza en las de hierro.
We are terribly sorry
Apenas unas semanas de la
contienda troyana recuenta La Ilíada.
El enorme caudal de historias vinculadas a la saga troyana fue
en su momento narrado en diversos poemas, todos ellos perdidos,
salvo fragmentos. A los resúmenes alejandrinos que de esos
poemas hiciera Proclo, en el siglo II, debemos una noticia medianamente
cabal de los eventos que llevaron a la guerra y conquista de Troya.
La Cipríada -llamada así por haber sido adjudicada
a Estasino de Chipre- recuenta lo sucedido antes de los episodios
narrados por Homero, desde la súplica a Zeus para que aliviara
a la madre Tierra de la superpoblación de humanos que padecía,
el juicio de Paris, etc. Por la obra de Estasino se supo que los
valerosos aqueos arrasaban primero y preguntaban después
puesto que, cuando la armada llega a Asia, confundiéndola
con Troya, ataca Teutrania, que era defendida por su caudillo
Telefo, a quien Aquiles hiere y finalmente cura con el óxido
de su lanza, única medicina para aquel a quien ésta
hería.
Muerte al que inventó
las letras
También La
Cipríada da cuenta de la muerte del más inteligente
de los griegos, Palamedes de Argos, aquel que fue capaz incluso
de descubrir los engaños a los que recurría Odiseo
para no concurrir a la guerra. A este personaje se le atribuye
la invención de los dados y de la mayoría de las
letras del alfabeto. En definitiva, luego de Cadmo fue el inventor
de la escritura y, sin su instrucción, los valerosos sitiadores
ni siquiera sabían cómo repartirse el botín
en sus saqueos a las ciudades vecinas a Troya (al respecto, excelente
texto de Carlos Parada que se puede leer en
http://hsa.brown,edu/~maicar/Palamedes.html:
Letter from Palamedes to Nauplius). Odiseo se venga de
Palamedes inculpándolo a partir de la escritura: una falsa
carta -es decir, un documento escrito- lo hace figurar como traidor
que ha sido sobornado por Príamo y a partir de ella los
griegos lo lapidan. Esta muerte es clave para el corolario del
mito porque Nauplius, padre del occiso, vengará su muerte.
Primero recorre Grecia para persuadir a las esposas de los guerreros
de que sean infieles a sus maridos, y luego es responsable de
buena parte de los naufragios de los griegos en su regreso a casa.
La Ilíada comienza la narración en un momento
pos-palamédico, pero Homero en sus dos poemas hace tenaz
omisión del héroe asesinado por Odiseo (sin
embargo, Ovidio lo recuerda en
las Metamorfosis
cuando Ayax, disputando ambos las armas de Aquiles, increpa a
Odiseo por su muerte).
Habría que sospechar que, al ser Palamedes contrafigura
civilizatoria, los poemas homéricos, que son gesta de saqueadores
y ratificación del soplo de los dioses, se ven en la obligación
silenciarlo
Nueve años
De los famosos diez
años que duró la guerra, poco se sabe de los griegos
una vez que le atinan a Troya y le ponen sitio. Protesilao, el
primer griego en desembarcar, cumpliendo lo escrito por el Destino
fue muerto por Héctor, pero de inmediato desembarca Aquiles
que, ahogándolo, mata a Cicno, quien era invulnerable.
De ahí en más, según parece, los troyanos
se refugian en su ciudad hasta que, luego de la disputa entre
Agamemnon y Aquiles que abre La Ilíada, se deciden
a salir. Las grandes hazañas que en el entretiempo realizaron
los griegos fue saquear ciudades al comando de Ayax Telamonio
y Aquiles. Según expertos militares, en las circunstancias
del asedio, la única fuente a la que para subsistir podía
recurrir un ejército vasto como el aqueo era el pillaje.
El más irresistible
de los travestis
La sola presencia de
Aquiles empavorecía a los troyanos, pero Tetis, la madre
del héroe, sabiendo por ser diosa que su hijo iba a morir
en la guerra, hizo lo posible para evitarlo. Así, cuando
adolescente, lo disfrazó de mujer en la corte del rey
Licomedes, en la isla de Scyros. Merced al truco de Odiseo -quien
lo descubrió y lo hizo unirse a la flota aquea- el hijo
de Tetis y Peleo se manifestó no sólo como el más
homicida sino como el irresistible de los griegos. Este gigante,
que a su fuerza aunaba la velocidad (su
primo Ayax, más lento, tiene una configuración
notoriamente defensiva, de torre)
era demoledor en la batalla pero también en el lecho.
Deidamía, Briseida, Diomede, Criseida, entre las damas,
y mientras estuvo vivo, y luego de muerto también Medea,
Ifigenia e incluso la propia Helena. Entre los varones, Homero
recuerda a Patroclo, pero también Troilo, el más
joven de los hijos de Príamo, le flechó el corazón.
Como este último se le resistiera, el hijo de Tetis lo
mató. No obstante su natural impulsivo, obedecía
a Tetis como lo añoran todas las madres: cuando, enceguecido
por la muerte de Patroclo quiere volver al campo de batalla a
vengarse, todavía Tetis lo convence de que, hasta que
Hefesto le traiga una nueva armadura, salga desnudo apenas hasta
la empalizada griega, para aterrar al enemigo. Aquiles, ciego
de furia, no da un paso más de lo que la madre prescribiera.
Este coloso, a criterios de hoy resultaría un poco faldero,
pero hay que recordar que en estos tiempos nadie es hijo de una
diosa.
Ardió Troya
Accesible en Internet
-en inglés-, está The Fall of Troy (también conocido como La continuación
de Homero), de
Quinto de Esmirna.
* Publicado
originalmente en Insomnia.
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