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Nuevos
modos de aprender
Carlos Rehermann
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Los programas son de uso cada vez más
fácil y de aprendizaje más veloz. Los propios programas
contienen las instrucciones necesarias para aprender a manejarlos.
¿Qué significa, entonces, aprender a manejar una
computadora? |
Los maestros y profesores, pero sobre todo los administradores
de la enseñanza, insisten en educar a los niños
para que sepan manejar computadoras. Aducen que de lo contrario
no podrán conseguir un buen trabajo en el futuro. Por
lo tanto, se estimulan los cursos de informática, lo cual
resulta completamente inútil.
Se aprende a leer y escribir (clásicas herramientas para
el aprendizaje escolar) una vez y para siempre. Pero es completamente
inútil hacer un curso de computación si uno no
comienza a utilizar una máquina de inmediato: en pocos
meses habrán cambiado los programas y los circuitos, de
tal forma que aquel conocimiento adquirido se revelará
inútil.
Los programas son de uso cada vez más fácil y de
aprendizaje más veloz. Los propios programas contienen
las instrucciones necesarias para aprender a manejarlos. ¿Qué
significa, entonces, aprender a manejar una computadora?
Casi el único requisito para aprender a manejar una computadora
es usarla, algo que no ocurría antes con los medios tradicionales
de aprendizaje (el lápiz y el libro).
Hace veinte años, las computadoras eran habitaciones donde
entraban algunos científicos. Hoy son electrodomésticos,
con todo lo que eso significa: aparatos fáciles de transportar,
de uso hogareño, capaces de ser vendidos y comprados por
seres apenas razonables. Como la clave es la venta, es un axioma
que no puede haber impedimentos tales como la necesidad de un
curso.
De acuerdo con los tiempos que corren, en que el comercio dicta
la mayoría de las normas de convivencia en el planeta,
el acto esencial para el aprendizaje del uso de las nuevas herramientas
informáticas es la compra.
Cuando se adquiere una computadora se compra a la vez un conjunto
de programas que permiten el autoaprendizaje. Y el mecanismo se
multiplica como la estructura de un fractal: una vez aprendido
el manejo básico de la máquina y sus programas, el
usuario elabora una estrategia para otros aprendizajes, cada día
se le abren nuevos panoramas, encuentra posibilidades de desarrollo
que antes no imaginaba.
Muchos padres, inquietos por la formación de sus hijos,
intentan comprar, en algún momento de sus vidas, una enciclopedia,
objeto caro, aparatoso, si bien resulta decorativo en la biblioteca
del living. La enciclopedia más famosa y fidedigna es,
desde hace unos doscientos años, la Britannica.
Hasta el surgimiento del CD, había que comprarla en treinta
tomos. Hace pocos meses, la Enciclopedia Británica anunció
que dejaba de publicarse en forma de libro. Se adujeron motivos
ecologistas (protección de los árboles); pero si
se considera que durante el último año en todo
el mundo no se llegó a vender diez ejemplares en formato
libro, uno diría que la Enciclopedia no es un peligro
para los bosques.
De cualquier manera, la Enciclopedia en CD es cara. Pero desde que
apareció Internet, por algunos dólares
anuales uno puede suscribirse y recorrer on line todo su
contenido. El caso es que hace algunas semanas se anunció
que ahora el acceso sería gratuito. En pocas horas, luego
de anunciada esa noticia, casi quince millones de usuarios intentaron
ingresar a su sitio en Internet.
Quien no tenga computadora, no podrá acceder a la Enciclopedia
Británica. Así de simple.
Las formas de la enseñanza se están desplazando
desde las estructuras didácticas producidas por especialistas
hacia interacciones alumno-computadora reguladas por programadores.
El verdadero desafío de la enseñanza no es producir
cursos para aprender a usar computadoras, sino intervenir en
la programación en tanto especialistas en didáctica.
Los modos de pensar, de razonar, de concebir, de crear, de las
generaciones que hoy crecen delante de un teclado de computadora
le deberán mucho más a unos programadores ansiosos
por facilitar la relación con las máquinas (es
decir, por vender cada vez más computadoras) que a los
educadores que escriben libros sobre cómo enseñar
a usar computadoras. |
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