| La novela de Marcelina Almeida 
                no pasó desapercibida: bajo el título Por una 
                fortuna una cruz ó por un cuaderno de disparates un patacón 
                se inicia una violenta campaña crítica de alguien 
                que se escuda bajo el seudónimo 
                "Telésfora".
 
 Las críticas de "Telésfora" provocarán
            un debate a favor y en contra de Almeida y de las mujeres escritoras
            en general. Este debate, que al principio se da -ya en 1860-
            en las páginas de La República, luego se extiende
            a toda la prensa montevideana. Amparada en el anonimato "Telésfora"
            descarga contra Marcelina Almeida una serie de insultos personales:
 "¿Quieren
            nuestros lectores saber el fin moral de la obra que nos ocupa?
            Preguntenselo á la autora, pues por nuestra parte la única
            moralidad que descubrimos es la de que una cabeza que produce
            tales y tantos fenómenos debe estar fenomenalmente construida,
            y digna de mecerse sobre las que meditan en la quinta de Vilardebó.
            [...} Decididamente esta
            Da. Marcelina es un antitesis del matrimonio. No os caseis niñas
            porque detras del altar, ó debajo de la cama, vais á
            encontrar mortajas, caretas, cuchillos, puñales, delitos,
            traiciones, y tantas cosas mas. Tened cuidado cuando os halleis
            en los brazos de vuestros esposos, tened cuidado os repito, porque
            puede aparecerse alli la careta de Da. Marcelina con su color
            de caña mariposa (plagio á la autora) su nariz
            de cachemira verde mar (otro plagio á la misma) y su boca
            de redingote (y concluye el plagio) [...} ¿Y lo de la
            palabra mojada en lágrimas? Usando de la misma libertad
            podríamos decir: Cuando Doña Marcelina escribió
            esta frase tenía la inteligencia mojada en agua salada,
            ó estaba convertida en una jaula, de la que se escapó
            su pájaro llamado palabra mojada. [...} El artista ingles del
            jardin de Buero es á la música, lo que Marcelina
            á los signos ortográficos, por que asi como aquel
            canta las notas en baturrillo, esta siembra las comas, puntos
            y comas, dos puntos y puntos finales, de modo que no pueda digerirlas
            el lector /.../ La novela por una fortuna una cruz desde su titulo
            hasta el último renglon de su primera entrega que es todo
            lo que hemos visto hasta hoy, pertenece á esa clase de
            obras que por muy claras nadie las entiende, por muy tontas todos
            las buscan (se entiende para reirse)/.../ Cansadas, fatigadas,
            estropeadas, molidas, hastiadas cerramos la entrega en la página
            21, sin intenciones de volverla á abrir; pero una amiga
            entra por la puerta de nuestro cuarto, toma el cuaderno, lo abre
            en la pájina 43, empieza á leer y tropieza con
            estos cascotes del estilo Almeido, -Marcelina./.../ Nuestra amiga
            cerró el cuadreno. Estos son disparates, dijo, pero disparates
            como nunca he visto /.../" "Telésfora"
            termina el ataque con unos torpes versos dedicados a Marcelina: "/.../ Tampoco
            será estraño,/Que el juguetón Mercurio/Con
            cariñosa mano/Os condecore al punto/Cual Jupiter al asno./Es
            decir Marcelina:/Con un buen par de orejas/.../" El artículo
            provocó varias reacciones y el debate se dispersó
            a otros medios, en los que escritores bajo los seudónimos
            de "Angela", "Indamira" y "Jacinta",
            participaron de la polémica. Asimismo se comenzó
            a especular sobre la identidad de "Telésfora"
            al punto de plantearse que era un hombre quien se escondía
            bajo un seudónimo femenino. Tanta intriga y especulación
            en torno a la identidad de "Telésfora" provocó
            que tanto Alejandro Magariños Cervantes como J. H. Uriarte
            tuvieran que salir a la prensa para desmentir ser quienes habían
            escrito tales artículos. Bajo el título "Telésfora!
            ¿Que has hecho?" y en artículo sin firma de
            La República se cita el descargo de Magariños en
            los siguientes términos:
 "Has obligado á este señor [Magariños}
            á enristrar la pluma y dedicar cuatro columnas del 'Pueblo',
            para escusarse de toda participación en esos escritos.
            He aquí un párrafo solamente de la escusacion;
            lee y abismate:
 'Volviendo al asunto que me puso la pluma en la mano/.../ he
            creido conveniente declarar una vez por todas, que prescindiendo
            del mérito literario que puedan tener los escritos que
            se me atribuyen/.../ y reconociendo todos los derechos á
            la crítica, menos el de conservar el anónimo, cuando
            la opinion publica designa como autores á otros que pagan
            el pato sin comerlo ni beberlo, declaro una vez por todas que
            por mi parte jamás escribo una linea, sinó bajo
            mi nombre, si se trata de cosas sérias; ó bajo
            seudónimo que uso desde que estaba en España, si
            me ocupo de cosas que cosidas parecen bolsas /.../"
 La polémica
            continuó entre más críticas de "Telésfora"
            a la segunda entrega de la novela sumándose la voz de
            defensa a "Telésfora" del redactor de La República
            quien declaraba estar de acuerdo con la anónima cronista,
            dar fe de que se trataba de una mujer, defender el derecho a
            criticar y hacía notar que Almeida no había rebatido
            ninguno de los puntos criticados. Marcelina Almeida toma
            solo una vez la palabra en el debate y con una publicación
            solicitada al redactor del periódico en los siguientes
            términos: "Sr. Redactor
            de la República. Creo tener el derecho de solicitar un
            muy pequeño espacio en las columnas del Diario que V.
            redacta, no para contestar al pobre artículo que se rejistra
            en la crónica como solicitada el dia 15, sino para manifestar
            á V, la sorpresa que justamente debe causarme, al ver
            que un diario ilustrado como el de V. /.../ haya hecho una publicacion
            de ese género: es decir una especie de baja detractacion,
            por un individuo enmascarado y cubieto con el nombre de una mujer.
 Todos saben lo que valen las publicaciones de esa clase, y estoy
            cierta que V. comprenderá cuanta bajeza hay en el autor
            ó autores de ella. /.../ me siento favorecida con las
            opiniones de esas autoridades literarias, que valen mas que esos
            falsos nombres /.../ espero que V. no verá en esto vanidad,
            caballero; sinó conciencia de lo que valen al lado de
            un eminente poeta Figueroa; de un Dr. Pena; de todos los diarios
            de Montevideo y Buenos Aires, las palabras de un ente desconocido
            /.../"
 Esta fue una de las
            polémicas mas enconadas, motivada por la publicación
            de una narración, que se ha dado en la prensa de la época. * Publicado
            originalmente en Insomnia, Nº 32
           |  |