El 16 de junio de 1904, James Joyce tenía su primera cita
con Nora, quien sería luego la madre de sus hijos, y más
tarde su esposa legal. Cuando, años más tarde,
escribió Ulises, detuvo la acción de la
novela en esa fecha precisa. Desde entonces, los fanáticos
del irlandés festejan el Bloomsday cada 16 de junio, comiendo,
en el desayuno, un riñón de cerdo. Bloomsday hace
referencia tanto a Leopold Bloom, el protagonista de Ulises,
que desayunaba un riñón de cerdo, como al Doomsday,
el día del Juicio.
El director de cine
John Huston fue un fiel comedor de riñones de cerdo. Su
última película se basa en Los muertos, un cuento de Dublineses.
En 1962, Huston puso 1000 dólares para contribuir a la
restauración de una torre donde Joyce pasó algún
tiempo, durante 1904, como inquilino. Cien años antes
de que Joyce se instalara en esa torre, el gobierno inglés
había construido centenares de ellas a lo largo
de la costa británica.
Se trataba de pequeñas torres circulares, de unos nueve
metros de diámetro y diez o doce de altura, destinadas
a frenar hipotéticas invasiones napoleónicas. La
idea provenía de una torre similar, ubicada en la Punta
Mortella, en Córcega, que en 1794, durante la primera
guerra de Coalición, había resistido indemne el
ataque de la flota inglesa. Napoleón también era
corso, de manera que el Almirantazgo decidió esperar su
ataque con una defensa corsa. Desde entonces, las torres supérstites
se denominan Torres Martello. La deformación ortográfica
mantiene, empero, la fonética inglesa.
La miopía de
Joyce es a menudo citada como causa de su peculiar modo musical
de describir el mundo. Sus problemas de visión eran sorprendentes:
poco después de conocer a Nora, cuando aún no le
dedicaba una fidelidad absoluta, abordó a una señorita
en una calle de Dublín. Tuvo la mala visión suficiente
como para no percibir que la joven venía acompañada.
Recibió un puñetazo que lo derribó, pero
aún de este hecho desgraciado extrajo el escritor cierto
provecho: quien lo ayudó a levantarse fue cierto judío
dublinés famoso por las infidelidades de su esposa.
La figura de Leopold Bloom se formó instantáneamente
en la cabeza de Joyce.
Al final de su vida,
los problemas de visión, agravados por su afición
al alcohol -prefería el vino blanco, en particular ciertas
variedades alemanas- lo condujeron a una casi completa ceguera.
En el primer capítulo
de Ulises se describe extensamente un espacio, una torre
Martello. Tres personajes son presentados en una mañana
de sol y de brisa marina. Durante la permanencia de los personajes
en la torre, hay unas cuarenta referencias espaciales.
Treinta de ellas se refieren específicamente a la torre,
y son exclusivamente descripciones táctiles "con
un codo apoyado en el granito rugoso", auditivas "Una
voz desde adentro de la torre gritó fuerte: ¿Estás
ahí, Mulligan?" o cinestésicas "Echó
a andar rápidamente, siguiendo la curva del parapeto".
Las descripciones visuales son vagas, confusas y lejanas: "Sombras
boscosas se veían pasar flotando silenciosamente a través
de la paz mañanera, a través de la paz mañanera,
desde la entrada de la escalera hacia el mar, a donde él
contemplaba".
El espacio de la torre
queda descrito mediante recursos que excluyen lo visual, lo que
hace que muchos lectores puedan sentirse desconcertados o confundidos.
Sin embargo, no por ello la torre queda peor definida.
Cuando vi por primera
vez fotografías de la Torre Martello, antes de saber que
se trataba de la famosa torre de Joyce, tuve una bien definida
sensación de déjà vu, que se aclaró
cuando leí el pie de foto. Mi conocimiento de la torre,
adquirido por medios literarios apelando a imágenes no
visuales, fue capaz de generar imágenes visuales fielmente
correspondientes a las imágenes fotográficas (visuales)
que ahora veía. Si se resumen los indicios espaciales
que da el autor a lo largo del capítulo, haciendo abstracción
de los diálogos y otras descripciones y referencias, se
obtiene un corpus cuya imagen resultante es pobre y muy
parcial.
Por el contrario, la lectura continua
del texto genera una coherencia espacial de gran precisión
y justeza. No es arriesgado concluir que la cognición espacial
depende en gran medida de recursos no espaciales, entre los cuales
la narración es probable que ocupe un lugar importante.
Probablemente una descripción detallada de la Torre Martello,
desde su forma exterior e interior hasta los
detalles estilísticos, texturales y volumétricos,
no tuviera
la capacidad de generar imágenes tan completas como la
parcial, miope y vaga descripción de Joyce.
La Torre Martello se
inauguró el Bloomsday de 1962,
con la presencia de Sylvia Beach, editora de Ulises. Puede
visitarse diariamente en Dunlaoghaire, Eire.
* Publicado orginalmente
en Posdata
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