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PICASSO, PABLO - BUSCAR/ENCONTRAR -
La
búsqueda*
Carlos
Rehermann
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Caminando por la orilla del mar, el paseante no
busca algo específicamente definido, pero bien sabe que
no encontrará un yak o una mesita Luis XV |
Nadie habrá dejado de observar que Picasso dijo: "Yo
no busco: encuentro". El tipo era, entonces, un encontrador.
Si, estimulado por su éxito, alguien intenta seguir su prédica,
dejará inmediatamente de buscar. Picasso tenía un
talento especial para encontrar clientes. En cambio, otros van por
ahí, igualmente desapasionados y ajenos a la búsqueda,
y no encuentran ni uno. ¿Los habrá encontrado todos
el Maestro? Pero probablemente el artista no se refería a
los clientes, sino a la esencia del arte,
o sea, a nuevos valores estéticos y respuestas o más
bien preguntas que aclaren el sentido de la vida.
Numerosos admiradores sonríen con ternura al recordar
las sabias palabras del gran pintor, a la vez que educan a sus
hijos en el valor del tesón: el que busca, encuentra.
Es cierto que quienes más hablan de sus búsquedas
artísticas son los que nos muestran menos hallazgos, pero
hay que ver los trabajos preparatorios del Guernika, o
las series de grabados del artista, para darse cuenta de que
el tipo buscaba con un frenesí casi maniático.
Ahora que el mundo está neblinoso y sumamente empresarial,
conviene no desanimarse frente a ciertas frasecitas. No deja
de ser curioso que Picasso y Hemingway encontraran a Gertrude
Stein y mientras tanto hablaran de no buscar, y en cambio gente
como Modigliani o Henry Miller se preocuparan de no encontrar
mecenas parecidos.
Lo cierto es que no basta con decir "encuentro",
porque detenerse a recoger una u otra cosa del suelo implica
una decisión, es decir, cierto plan de búsqueda.
Caminando por la orilla del mar, el paseante no busca algo específicamente
definido, pero bien sabe que no encontrará un yak o una
mesita Luis XV. No puede, por tanto, decir que sólo encuentra,
pues por algún motivo está en la playa y no en
el Tibet o en una mueblería. Así, pues, la frase
de Picasso no puede interpretarse sino como una aviso de neón
destinado a capturar adeptos, es decir, un medio de búsqueda
poderoso y con un mercado objetivo bien definido: aquellos que
tienen una debilidad por el personaje artista bohemio genial,
capaz de emitir sentencias para adornar acápites o dar
tema para una nota de prensa.
Entonces ¿buscamos o no buscamos? El problema de buscar es
que resulta parecido a ponerse esos tapaojos que se colocan a los
caballos para que no se distraigan: ya se sabe, el camino lo marca
el dueño del carro. Y el problema con encontrar es que, pese
a todo, uno está buscando. Por eso los budistas zen se sientan,
quietos como piedras, y no buscan ni encuentran, y cuando alguien
les pregunta algo, contestan cosas como : "la crema está
bien, pero las alas no sirven para fumar", y el que preguntó
anota todo en una libretita y se va a la casa a tratar de encontrar,
buscando, un sentido a la respuesta. En el fondo, como dice un artista
que conozco, cualquier monedita sirve.
* Publicado
originalmente en Insomnia |
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