A Bruno Mazzoldi
En esta época del archivo, donde la “ontología social”(1)
del “nuevo
realismo analógico”(2)
critica al postmodernismo, correlacionismo y
constructivismo(3), sugiriendo
que “el mundo real” desde siempre ha sido soporte de documentos, inscripciones y
registros, es decir, hechos
por interpretar, un heredero
del pensamiento de la
alteración vuelve a pensar las Humanidades, no desde la
“perspectiva de lo universal” o del concepto sino desde aquello que, bajo el nombre de “excepción”,
resiste cualquier
asimilación y, que al hacerlo, “pone al descubierto los
límites de todo sistema, síntesis y auto-contención”(4).
¿Cuál sería el futuro de las Humanidades en esta sociedad donde hay
una “absoluta desaparición del secreto”(5)? Desde el estilo y el
pensamiento experimental de Kierkegaard , cuya recurrencia a la
forma inusual del participio presente en el nombre de una de sus
obras implica un movimiento repetitivo e
inconcluyente(6), Samuel
Weber responde
desde la “estructura
diferencial” de la “iterabilidad”, dimensión heterogénea de toda
repetición: ”Debe consistir, más bien, en la apertura
de y
hacia la heterogeneidad
“(7). Weber
expresa que es necesaria esta noción casi transcendental de “iterabilidad”
porque “nada puede ser reconocido como idéntico a sí mismo”(8), nada
puede ser conocido “sin ser primero reconocido”, es decir,
repetido(9). Se trata aquí de indicar que esas formas de repetición
como “la temporalidad”, “la memoria”, “el olvido”, retornan siempre, y que Descartes “trató de excluir del
Cogito”(10). Si la tarea
de las Humanidades es “repensar
lo singular”(11), que
no es lo individual, entonces este resto, “que queda después de que el proceso de iteración
cierra su círculo”(12)
es lo que le interesa, como diferencia
irreductible a la semejanza, a Lévinas y
Derrida(13). La
“repetición” en Kierkegaard -quien utiliza en danés una palabra compuesta(14)
que
quiere decir, por su relación con el inglés, “tomar otra vez- es un
término contrario a su alternativa hegeliana “mediación”(Vermittlung)(15). La identidad presupone la repetición y, al hacerlo, implica
tanto la alteración como la similitud y, ante la pregunta de la
posibilidad o no de la repetición, Kierkegaard afirma que “hay, sin
embargo, una repetición”(16).
Weber, justificando por qué donde hay
repetición la tecnología y la telecomunicación están relacionadas,
recuerda el ensayo de 1936 de
Walter Benjamin llamado “La obra de arte en la
época de su reproductibilidad técnica”, subscribe que “el modo de
ser de la tecnología moderna es repetitivo y reproductivo”,
“reproductibilidad intrínseca” de la obra de arte que implica la
repetición, es decir, la inscripción, como por ejemplo , la
cinematografía, la fotografía, la videografía. Los
“efectos de expropiación” de “la repetición”(Gjentagelse)
kierkegaardiana no son definidos en términos negativos o privativos,
es decir, “como pérdida o falta sino como una posibilidad de
libertad”(17)
según una idea absolutamente distinta de aquella que
la define en “términos de autonomía individual y
auto-realización”(18), posibilidad aporética de la repetición que
está más allá de una solución o resolución simple y que rechaza
cualquier equivalencia. Ante esta aporía o “sin salida”
o “sin paso” el texto de Kierkegaard “La repetici��n, un
ensayo de psicología experimental” propone las nociones de
“experimento” y la dimensión de la teatralidad –que en alemán como
en danés se llama “posse” (“farsa“). El experimento aquí es un
ensayo para articular lo singular “sin disolver por completo sus
diferencias en la similitud de lo universal”(19). Si el conocimiento
experimental “está basado en el participio pasado”(20)
el
“participio presente” se mueve en un sentido “más transicional”(21).
La acción teatral, de un modo u otro, ya no es aquí “asunto de
representación ni de contemplación” sino que, al tener lugar en el
escenario, se vuelve performativa(22), acción más real que la del
teatro tradicional.
Después de pensar la
desconstrucción como “acontecimiento”, es decir, como “experiencia
afirmativa de la venida del otro como otro”, otro inesperado por mí,
otro absolutamente otro “que yo no esperaba”(23) lo que queda es
transformar singularmente la herencia recibida, estudiar la inapropiabilidad y la contradicción misma de la lengua como, a
través de sus obras, lo hacen pensadores que convierten el “punto de
mira” de la “perspectiva” en “enjambre”, “examen
-recuerda Bruno Mazzoldi- según
uno de los olvidados empleos de la palabra”(24). Pensadores como
Pablo Oyarzún nos llaman a “abandonar el formato tradicional de la
enseñanza de la filosofía basado en la historia de la filosofía”, a
no creer que “ya todo ha
sido pensado y planteado”, que la filosofía “no toma “lo humano” ni
la “vida” como un dato o un hecho consumado” y que en la relación
entre filosofía y sociedad hay siempre un encuentro entre reflexión
y experiencia, identidad y alteridad, entre el concepto y “lo
inevitablemente otro”(25). Si lo social sería “un sistema general de
protección”(26) del “asalto de la otredad” entonces esta relación es
necesario pensarla. Aquí, siguiendo a Oyarzún, designamos “la
dimensión de la otredad” con la palabra “experiencia”. La enseñanza,
según el sentido de la modernización, quiere decir que aquella,
según el profesor chileno citado, “se dirige a la formación de
ciudadanos y a la capacitación para el desempeño laboral”. Esta
concepción, como también la de entender “el lenguaje desde la
categoría de comunicación”, han sido puestas en crisis “a través de
la interrogación y el debate”. Las Reformas teleológicas que se han
hecho del Currículo de Filosofía , en países como Colombia y Chile,
los objetivos que promueven, no tienen su centro en la enseñanza
sino en el aprendizaje, van
desde competencias como las del análisis, interpretación,
síntesis de información para comprender sistemáticamente procesos y
fenómenos; comunicación de ideas, opiniones y sentimientos, hasta el
“manejo de la incertidumbre y adaptación al cambio”,
cuestionadas por Oyarzún.
Una vez más esa doble exigencia de Derrida,
recordada por Patrice Vermeren, de “defender incondicionalmente la
filosofía y su enseñanza contra todo aquello que amenaza su
existencia, y de interrogarse constantemente sobre su origen, su
destinatario y sus límites”(27)
está aquí en escena como también,
según Derrida en “Las antinomias de la disciplina filosófica”, “el
carácter inseparablemente heterodidáctico y autodidáctico de la
enseñanza filosófica”(28). Después de haber leído a este heredero de Derrida, que es Samuel Weber, entendemos una vez más, cada vez de un
modo absolutamente singular, la necesidad de una educación para la
diferencia afirmativa, reconocimiento de la alteridad irreductible
del Otro y no simplemente la aceptación de ese “fenómeno de
estandarización” al que nos somete el modelo de gestión de las
“sociedades del conocimiento”, como lo hace el Ministerio de
Educación Nacional a través de sus portales informáticos,
“administración narrativa”, como indica
Juan Duchesne Winter.
Octubre 14 de
2016, Institución Educativa Rural
de Puerto Limón, Putumayo, Colombia.
Notas:
1.Ferraris,Maurizio.”Reconstruir la desconstrucción bajo la bandera
del realismo”- entrevista hecha por Maria Albérgamo- , Traductor
Alfredo Taberna, pp.117-133,p.129
2-3 Ferraris,M. Op.cit.,p.120
4.Weber,Samuel(2014).”El futuro de las humanidades: Experimentando”.
Revista Co-herencia, Volumen 11,No. 20, Enero-Junio, pp. 13-38,
Medellín, Colombia, p.36 –Traducción de Juan Manuel Cuartas Restrepo
y revisión de Yasmín López-
5.Ferraris,Maurizio,Op.cit.p.125
6.Weber,S.,Op.cit.,p.32
7.Weber,S.,Op.cit.,p.36
8-9 Weber,S.,Op.cit.,p.25
10.-11-12-13 Weber,S.,Op.cit.,p.26
14.Weber,S.,Op.cit.,p.28
Escribe Weber en esta misma página de la traducción castellana que
la palabra “Gjentagelse” en danés están compuesta por “gjen”(relacionada
con la palabra inglesa “again” que, en español, quiere decir “otra
vez” y “tagelse”(relacionada con la inglesa “take” que, en
castellano, significa “tomar”. Según esta descomposición o análisis
morfológico el vocablo danés empleado por Kierkegaard significa
“tomar otra vez” y
“repetir” es justamente eso.
15.Weber,S.,Op.cit.,p.27
16.Weber,S.,Op.cit.,p.29 cita
que hace de Kierkegaard, Sören.(2009).”La repetición, un ensayo de
psicología experimental” –traducción directa del danés y notas de
Demetrio Gutiérrez Rivero. Madrid: Alianza
17-18 Weber,S.,Op.cit.,p.31
19-20-21 Weber, S. Op.cit.,p.32
22.Weber,S.,Op.cit.,p.33
23.Vermeren,Patrice(2012).”La aporía de la democracia por venir y la
reafirmación de la filosofía”. Revista Enrahonar, No.
48,pp.85-94,p.87
24.Mazzoldi,Bruno(2013).A veces Derrida .Bogotá: Universidad
Externado de Colombia,p.101 . El “Breve diccionario etimológico de
la lengua española”(2001), de Guido Gómez de Silva, México, Fondo de
Cultura Económica, dice que la voz “enjambre” viene del latín vulgar
“examine” y que es un caso acusativo de “examen”, del latín “examen”
que quiere decir
‘enjambre’, “de exigere ‘echar,
empujar hacia fuera, dirigir hacia fuera ‘
“, p. 255
25.Oyarzún,Pablo(2006)”La filosofía en la Enseñanza Media”. Archivos
–Artículos,Ensayos,Conferencias,No.1,pp.15-24,p.23
26.Oyarzún,P.(2006),Op.cit.,p.23, pero el chileno en las “Notas” de
la página 24,después de suponer que la “polis” y la “societas” se
fundan en un “interés
originario” apotropaico, precisa que el concepto de “protección”
debe entenderse según “la impronta etimológica” a la que ya se ha
referido: “la apotropé no
es una condición que ponga a salvo del mal, sino una operación que
consiste en desviarlo (apotrépo)
.La eficacia apotropaica del sistema de lo social consistiría,
entonces, en desviar la fuerza desviadora(“maligna”) que es peculiar
de la experiencia como tal”.
27.Vermeren,P.(2012).Op.cit.,p.89
28.Vermeren,P.(2012).Op.cit.,p. 92
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