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ISSN 1688-1672

 



SAN JUAN DE LOS PASTOS - CIUDAD MISTERIO - INTI RAYMI - JUAN QUE RIÉ/JUAN QUE LLORA -

La fundación de Pasto: el doble canon reflejado

Bruno Mazzoldi

Si los evangelizadores pudieron traducir en los términos de la conmemoración del decapitado la festividad incaica del Inti-raymi, correspondiente al solsticio de verano y a la aparición de las Pléyadas, imponiendo de paso el nombre de San Juan al baile indígena, fue porque la convergencia de astronomía y teología ya era patente en Indoamérica

Son frecuentes en el folclore europeo las alegorías exegéticas en clave de sol. No solamente en el floclore: antes de que Severo, patriarca de Antioquía, convirtiera en sol a la cabeza del Bautista, San Ambrosio de Milán, en su Exposición del Evangelio según Lucas, había cumplido el prodigio, sincrético y kafkiano, de verter el eclipse del Logos en la negrura egipcia de Re-Harakhti, llamando a Cristo "escarabajo Crucificado".

Y no solamente en Europa: en el suroeste de Norteamérica, durante el solsticio de invierno, las estacas emplumadas de los Zuñi marcan la verticalización de las salmodias y el inicio de la fase ascendente del circuito solar, mientras en Cuzco la alternancia de los solsticios se señala mediante la dualidad del Señor de las Maduración y del Señor de las Enfermedades.

Si los evangelizadores pudieron traducir en los términos de la conmemoración del decapitado la festividad incaica del Inti-raymi, correspondiente al solsticio de verano y a la aparición de las Pléyadas, imponiendo de paso el nombre de San Juan al baile indígena -como subraya el ecuatoriano Segundo Luis Moreno- fue porque la convergencia de astronomía y teología ya era patente en Indoamérica.

De manera que no fue posible dejar de advertir el instante mágico cuando durante las abluciones municipales de la estatua de Nariño: un acróbata abnegado, encaramado a espaldas de la efigie, sostuvo por un momento su serpiente gomosa bajo el ala del abrigo de bronce, y el chisguete pareció rendir homenaje de su hoz generosa al último suplemento de luz, justamente en el atardecer diferido del solsticio. El alegre surtidor devolvía, en signo invertido y dirección dudosa entre precipitación y brote, el módico flujo que en el otro hemisferio despide simbólicamente la culminación de la fase ascendiente y anuncia la descendiente: la instantánea retraducía y desorbitaba el llanto del Bautista, pues, como observa René Guénon, mientras corresponde al solsticio de diciembre la figura del Evangelista, que merece el título de "Juan que ríe" al proclamar el inicio de la fase ascendiente, se adecua al de verano la imploración de misericordia que resume el epíteto de "Juan que llora".

La insistencia de Guénon alrededor del motivo de la doble corriente del descenso de la misericordia y del ascenso de la alabanza parece confirmar la partitura mitológica de Lévi-Strauss, quien, en su Double canon renversé, musicaliza la inversión simbólica de la caída de las lluvias, asociada en el Antiguo Mundo con Orión nimbosus, portador de calamidades, y del flujo que surge de la tierra, asociado en el Nuevo con Orión-Asaré, cuya constelación, compañera de las Pléyadas, inaugura la estación propicia durante el soslticio de junio.

En la líquida despedida crepuscular de la Plaza de la Constitución se evaporaba una hipótesis: de junio a diciembre, la oscilación entre las dos fechas de la fundación de San Juan de los Pastos, Ciudad Misterio, obedecería a uno de los efectos especulares de una antiquísima tonada esotérica en doble canon reflejado.

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