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SENSIBILIDAD BRASILEÑA Y FÚTBOL

Sensibilidad Brasil*

David Martino

 

La sensibilidad brasileña es el reflejo de una manera de encarar el deporte. Y es de sospechar que -en medio de cualquier problema que se les quiera señalar en otros ámbitos-, esa sensibilidad es también reflejo de un modo de encararlo todo


A menudo las personas desafortunadas observan con secreta envidia y algo de perplejidad a aquellas que -según creen- son menos desafortunadas que ellas. Existe en esta práctica una sutileza no enteramente pura, una manera de filtrar el mundo que es capaz de atribuir las cosas no a causas claras y poco discutibles, sino a causas secundarias y menores.

Algunos de los razonamientos que se hacen tratando de disminuir el mérito de la selección del Brasil - que se hacen ritualmente, por muchas personas uruguayas, en todos los mundiales - son de esta índole: menores, falsamente sutiles, y motivados por sentimientos que están lejos de ser los más sanos que pueden concebirse. Basta sentarse junto a un grupo de uruguayos a mirar un partido de Brasil para que inmediatamente surjan varios ejemplos de esta fauna argumental.

Frecuentemente unido a un tono de molestia inexplicable, alguno de los partícipes de la rueda dice una frase como "otra vez Brasil...", y la deja picando - digamos, para usar una imagen futbolística-. Alguien enseguida tomará esa frase, y dirá "si, ya estoy harto de que ganen estos negros...".

El argumento que subyace es muy fácil de ver: "no tengo nada que decir de Brasil, juegan mejor que todos. Por lo tanto, voy a descalificarlos basándome en que la variación es mejor que la repetición".

Este argumento, aunque es burdo, parece sutil como un pase de Rivaldo, y se deja acompañar incluso por señoritas bien intencionadas que quieren parecer más informadas futbolísticamente de lo que tal vez son.

Luego hay otra índole de argumentos, que se apoyan probablemente en razones más complejas, que se relacionan con cierta idea que muchos uruguayos tienen del Brasil. Esta idea es vaga, pero está sustentada siempre por esa clase de gente que dice que los brasileños son 'poco serios' y 'macacos'. Cuando lo dicen, suenan con el mismo resentimiento de un tímido en medio de un sitio en que todos los demás bailan y se divierten.

Dado que los brasileños son así, y nosotros no, entonces ellos deben perder. El esquelético razonamiento se viste con los ropajes de la victoria supuestamente 'a lo guapo' de Maracaná, e incorpora el subargumento de que los brasileños son flojos anímicamente.

A mi juicio, este tipo de juicios son patéticos, si bien respetables. Muchos compatriotas prorumpen en ellos cuando juega Brasil. Brasil les incomoda, no les gusta. Acaso, cada victoria de Brasil sea una suerte de 'antimaracanzo' para ellos. No están dispuestos a ver que juegan más lindo que todos. En realidad, no están ni siquiera dispuestos a ver que no sólo atacan mejor, sino que además defienden mejor que todos. Sus jugadores tienen mejores fundamentos técnicos, sus defensas están impecablemente armadas, pegan menos que los demás, y es muy raro el partido en el cual no salgan dispuestos a atacar y crear.

Es mucho más de lo que puede decirse de los demás equipos. Y es infinitamente más de lo que puede decirse de Uruguay, sobre todo. Pero nuestros cordiales amigos uruguayos, y muchos de nuestros cordiales comentaristas deportivos, siempre están buescándole la quinta pata al gato. En el fondo, les molesta que gane Brasil de nuevo. Y están en su derecho, por cierto.

Pero existe otra manera de ver, más inocente en cierto modo, y que por tanto, es mayoritaria en el mundo. Esa forma de ver reconoce que Brasil tiene un espíritu para jugar al fútbol que es único, y que es digno de agradecimiento. A lo largo de 40 años (si tomamos el año 58 como arbitrario comienzo) no han dejado de ganar y encantar al público, de producir jugadores elegantes, inventivos y sensibles.

La sensibilidad brasileña es el reflejo de una manera de encarar el deporte. Y es de sospechar que - en medio de cualquier problema que se les quiera señalar en otros ámbitos -, esa sensibilidad es también reflejo de un modo de encararlo todo.

Lo que muchos uruguayos, encadenados a la torpe idea de victoria a lo guapo que aceptaron comprar, no terminan de reconocer: los brasileros habrán perdido en Maracaná, pero son superiores, y no sólo en términos geográficos. Eso que es tan simple, tan fácil de ver y constatar, y que tantos uruguayos muy serios no consiguen ver.
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* Publicado originalmente en Posdata

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