|   Estas reflexiones acerca
                  de la literatura y algunos de sus aspectos prácticos y
                  sociales tuvieron su origen en una preocupación: ¿qué
                  decir a los alumnos del taller de literatura, o a cualquier autor
                  inédito que quiere publicar un libro, hoy, en el Uruguay?
 Hace unos cuantos años la respuesta era sencilla; se trataba
                  de elegir entre un número no demasiado grande de editoriales
                  locales, y la respuesta podía variar de un año
                  a otro, según los cambios observados en la política
                  de cada una. Ahora la respuesta no es tan sencilla, y de ahí
                  la necesidad de reflexionar sobre el tema.
 
 La narrativa (novela, cuento) nunca tuvo, salvo excepciones,
                  una repercusión editorial importante en cuanto a ventas:
                  pero mal que bien se publicaba todo aquello que alcanzara cierto
                  nivel de legibilidad e interés literario, y muchas veces
                  sin que alcanzara ningún tipo de nivel. Si bien en algunos
                  casos los estantes de la editorial quedaban repletos de ejemplares
                  sin vender, ningún editor murió de hambre (ni antes,
                  ni ahora).
 Después comenzaron
                  a conjugarse factores varios (y odio invadir el terreno de los
                  sociólogos), tales como el auge de los medios audiovisuales
                  y la pérdida de interés por la lectura, el empobrecimiento
                  y adelgazamiento de los estratos sociales que eran los principales
                  consumidores del arte narrativo, el auge de la literatura panfletaria,
                  las crisis institucionales y políticas, el auge del libro
                  como fuente de información en un mundo cada vez más
                  desconcertante, y algunas cosas más. En resumen: si habitualmente
                  una primera edición de cualquier novela o libro de cuentos
                  tenía un tiraje de 3.000 a 5.000 ejemplares, estos números fueron haciéndose
                  más y más pequeños; hasta hace poco 500,
                  y actualmente se piensa en números más pequeños,
                  ya que las técnicas computarizadas de edición e
                  impresión reducen los costos aun en tirajes muy reducidos.
 
 Pero incluso este panorama reciente pertenece a un ANTES.
                  Eso era ANTES de la invasión del mercado uruguayo
                  por multinacionales de origen español que se dedican,
                  entre otras cosas, a fabricar libros. Actualmente, las editoriales
                  uruguayas directamente NO PUBLICAN NARRATIVA, salvo contadísimas
                  excepciones. Es más: algunas de las editoriales nacionales
                  más fuertes se agruparon en un experimento similar al
                  de Alianza Editorial española, para editar libros bajo
                  un sello común.
 Pero esta alianza tampoco
                  publica nuevos títulos de narrativa. Y al respecto han
                  comenzado a manejarse ciertas políticas un tanto irritantes,
                  como por ejemplo la de no avisar directamente que no quieren
                  narrativa y en cambio decir al autor, después de MESES
                  de espera, que su novela o sus cuentos no tienen nivel
                  suficiente. O La semana que viene te contesto,
                  promesa que se repite de semana en semana sin que nunca aparezca
                  una respuesta. Eso es cruel, y tiene la finalidad de desalentar
                  al autor, para que no vaya a alimentar a las editoriales extranjeras,
                  o para que no se edite por su cuenta creando un nuevo competidor.
 Quizás los editores no saben de las sutiles y maravillosas
                  operaciones espirituales e intelectuales que a veces desembocan
                  en un texto. Ellos pertenecen al mundo del dinero, y su meta
                  es el dinero (desde luego, el dinero es la meta de cualquier
                  empresa comercial; es la definición de una empresa comercial.
                  Y en ese mundo, la manipulación es cosa corriente. Hasta
                  se fabrican guerras para vender armas, de modo que no debe extrañar
                  la crueldad de los que ven en el libro, y en su autor, nada más
                  que productos a colocar).
 
 Pero los autores inéditos pueden ir enterándose
                  de éstas y otras cosas y, en principio, no aceptar la
                  crítica literaria de los editores. Luego veremos si aparece
                  alguna solución.
 
 * Publicado
                  originalmente en Insomnia, Nº 16  
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