H enciclopedia 
es administrada por
Sandra López Desivo

© 1999 - 2013
Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 


/ / / / / /
 
          EL SENTIDO DEL HORROR

Mostrar y contar

Carlos Rehermann

Anuncio: imágenes estremecedoras

El Museo Imperial de la Guerra
de Gran Bretaña ha anunciado que este año se estrenará la versión completa, restaurada con herramientas digitales del documental de Alfred Hitchcock sobre el Holocausto, titulado Memories of the Camp. Según se anuncia, la película tiene "imágenes estremecedoras".

Este modo de presentar el estreno de esta película de Hitchcock permite percibir con bastante claridad cierto carácter del lenguaje cinematográfico, y quizá sospechar una explicación para esta pronunciada pendiente por la que se acelera este mundo saturado de cine, televisión y video.  

En 1945 la Unidad de Cine del Ejército británico contrató a Hitchcock como asesor para la realización de un documental acerca de los campos de concentración alemanes. Había varias horas de registros, y la Unidad de Cine tenía, además de películas realizadas por sus camarógrafos, copias de las tomas hechas por sus colegas soviéticos, que fueron los primeros en llegar a Auschwitz.

A alguien se le ocurrió que el maestro del miedo era la persona indicada para organizar las tomas de lo que los camarógrafos llamaban "cámara de horrores". Pero Hitchock, después de ver las imágenes, se ausentó una semana de los estudios de Pinewood, conmocionado por el horror real que había visto fotografiado. Hay quien especula que la explicitud que adquirieron sus películas a partir de esa fecha —con respecto al muy recatado estilo que imperaba— se debe en parte al hecho de haber sido uno de los primeros espectadores de las atrocidades del ejército alemán.

Un equipo de editores trabajó bajo su mando. Se produjo una película que nunca llegó a estrenarse. Según explican los actuales productores del Imperial War Museum, la situación internacional requería que Gran Bretaña se aliara con Alemania para luchar contra la Unión Soviética, y quienes tomaban las decisiones decidieron que no convenía que los alemanes se sintieran demasiado culpables por las barbaridades cometidas. Recién en 1980 un investigador estadounidense encontró cinco rollos de la película en un depósito del Museo. En 1984 el documental, al que le faltaba un rollo, se exhibió en el Festival de Berlín y en 1985 fue trasmitido por el sistema de televisión pública de Estados Unidos. Esa versión se puede ver aquí.

Treinta años después se anuncia que el sexto rollo fue encontrado, que contiene imágenes más perturbadoras que todo cuanto se haya visto de la guerra hasta el momento, y como ya no hay Unión Soviética, se anuncia su estreno para este año y la difusión por televisión en 2015, para conmemorar la liberación de Europa. Se hizo una restauración digital que mejora las imágenes hasta hacerlas parecer de realización reciente. La narración en off original, hecha por la voz grave, calma y poderosa de Trevor Howard, mantendrá su contenido pero estará ahora a cargo de un actor cuyo nombre no se ha anunciado, para quitarle arrugas a la película. Quienes han visto la versión restaurada aseguran que las imágenes tienen una apariencia sorprendentemente actual.

El horror

El director galitziano Billy Wilder, que trabajó en Berlín hasta que el gobierno de Hitler lo obligó a emigrar, realizó en 1945 Death Mills, un documental sobre las atrocidades de los alemanes que incluía rodajes de campos de concentración con imágenes tan fuertes como las de la película de Hitchcock, pero en este caso hubo unas cuantas exhibiciones. Según le contó a su amigo, el director de cine alemán Volker Schlondorff, buena parte del público, tanto en Alemania como en otro países, no soportaba la visión de la película y salía de la sala. La intención de reeducar a los alemanes a través de la exhibición de sus pecados no tuvo éxito.

Con el tiempo, el relato de los campos de concentración absorbió todos los relatos de la guerra. Es natural que lo más delirante, lo más atroz, el mayor sinsentido se convierta en la incógnita que hay que intentar despejar para entender el mundo.

El cine, sin embargo, no ha podido dar cuenta convincentemente de aquel horror. Pero las líneas narrativas que ha intentado han seguido un solo relato canónico: el que presentó en 1956 Primo Levi en su Si esto es un hombre. Allí están todos los ingredientes para entender la secuencia de hechos que sistemáticamente ocurrió en los campos de esclavos y exterminio nazis. Cuando se publicó el libro hubo muy pocas ventas. El editor no hizo demasiados esfuerzos por publicitarlo. Recién después de la salida de su segundo libro (La tregua, publicado en 1963), en el que se relata el viaje de meses que condujo a Levi de regreso a Italia después de la liberación, el otro libro, el del infierno, comenzó a venderse.

Esos libros, claros, poderosos, directos, incitaron a otros sobrevivientes y a sus descendientes a tratar de dar cuenta de sus experiencias personales.  Poco más de una década después de la publicación de La tregua fue una historieta (Mauss, de Art Spiegelman) la que puso imágenes, aunque muy alegóricas, a la historia del campo que había vivido su padre, idéntica a la de Levi. Mauss agrega el horrible periplo de la persecución en los pueblos natales de los judíos polacos, el gueto, y la traición que los conduce a Auschwitz. La película de Spielberg La lista de Schindler, estrenada en 1993, siguió el protocolo de Levi y Spiegelman. Una buena versión de La tregua se realizó recién en 1997, dirigida por Francesco Rosi, con John Turturro como Primo Levi.

Los cuerpos sufrientes

El cine fue el primer medio que dirigió su mirada al lugar del cuerpo en el plan de exterminio nazi.

En 1955 Alain Resnais hizo Noche y bruma, un documental de media hora de duración sobre los campos de exterminio. La película intenta narrar, es decir, dar sentido a la sucesión de acciones que cuenta. Además, la narración se ocupa de los cuerpos de las víctimas. Vivió dos episodios de censura, incluyendo la modificación de algunas tomas mediante truco de laboratorio. En un caso se trató de disimular la presencia de un oficial francés en un puesto de vigilancia de un campo de deportación en Francia; el otro fue un reclamo de Alemania para que se retirara la película del festival de Cannes. Luego, algunos críticos, especialmente israelíes, pero también algunos judíos franceses, rechazaron la película porque no hacía hincapié en el hecho de que la mayor parte de las víctimas eran judías.

  

Plenamente concentrada en el cuerpo es la película de Liliana Cavani Portero nocturno, realizada en 1974, en la que se toca, con peligro, la cuestión del vínculo entre la víctima y el victimario, es decir, la culpa de la víctima. Mientras la víctima es plenamente víctima, no hay vínculo con el victimario, por más que haya contacto. La flacura sensual de Charlotte Rampling se torna casi ofensiva cuando se la asocia con la flacura mortal de los prisioneros de los campos. Sigue siendo inaceptable para muchos que en una situación tan horrorosa como fue el exterminio llevado a cabo por los nazis, alguien hable de la culpa de la víctima. Su principal valor, además de la sabiduría de la realización, es que se trata, probablemente, de la primera película que intenta explicar lo inimaginable.

Quien luego sería presidente de Francia, François Mitterrand, recorría, apenas terminada la guerra, el campo de prisioneros de Dachau, a lo largo de senderos hechos entre montañas de cadáveres, con la esperanza de encontrar sobrevivientes. En cierto momento, al pasar cerca de una pila de cuerpos, escuchó un susurro: "François...". Metido entre los cuerpos, Mitterrand buscó hasta encontrar unos ojos que se movían. Era Robert Antelme, compañero de la resistencia. Había sido confundido con un cadáver y por lo tanto apilado con destino a una fosa común. El episodio es contado en El dolor, de Marguerite Duras, publicado en 1985. Todo el libro es el cuento de la espera, el hallazgo y la recuperación del cuerpo de ese hombre. Lo que Levi apenas había señalado en el título de su primer libro (Si esto es un hombre) es ahora el tema del libro.

Antelme escribió su experiencia en los campos bajo el título La especie humana. El libro fue poco leído, tuvo apenas tres ediciones en francés desde 1947 y su traducción al español tuvo que esperar el nuevo siglo. En la introducción dice: "Queríamos hablar, ser por fin escuchados. Se nos dice que nuestra apariencia física era suficientemente elocuente [...] ¿Cómo resignarnos a no intentar explicar cómo habíamos llegado hasta allí? [...] Apenas comenzábamos a contar, nos sofocábamos. Lo que teníamos para decir comenzaba a parecernos inimaginable a nosotros mismos".     

Mostrar y contar

"Show, don't tell" (muestra, no cuentes) es una recomendación apócrifa aunque muy citada. Aconseja a los escritores que sean específicos, recurran a los detalles descriptivos con verbos relacionados con la percepción, eviten la abstracción, la reflexión y el recuento de hechos.

Probablemente la recomendación surgió después de la invención del cine, que si bien puede contar, es más bien un dispositivo para mostrar. Lo más falso que hay es una elipsis innecesaria, realizada simplemente porque el director no se atreve a mostrar (o el público no se atreve a mirar). Casi siempre lo que no se puede mostrar es algo que la gente no se atreve a mirar, y en general se relaciona con la concepción o con la muerte: sexo y asesinato, sendos símbolos de ambos acontecimientos vitales.

En el lenguaje verbal hay un equivalente, que es lo inenarrable. Hay cosas que no se pueden contar, pero en este caso no se trata de la imposibilidad moral de leer la narración o de escuchar el relato, sino que algunos hechos son incomprensibles. El Holocausto fue incomprensible hasta Primo Levi, Marguerite Duras o Robert Antelme, y los intentos de Resnais y de Cavani fueron fallidos porque no se puede mostrar lo inenarrable. El hecho de que cada vez el cine parece poder mostrar más se debe a que lo que ahora se puede mostrar es porque antes se pudo narrar.

Promocionar una película como "la película de Hitchcock sobre le Holcausto", o decir acerca de ella que tiene imágenes "extremadamente perturbadoras" parece un poco idiota. ¿Qué importancia tiene que la película haya tenido el asesoramiento de un director de películas de suspenso? ¿Tiene alguien que advertirme, 70 años después de terminada la guerra, que los hechos fueron espantosos?

El caso es que ahora, tanto tiempo después, comienza a ser posible para el cine cumplir con lo que mejor sabe: mostrar.
 

© 2014 H enciclopedia - www.henciclopedia.org.uy

Google


web

H enciclopedia