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ISSN 1688-1672

 



THE BEATLES

Después de los Beatles*

Gabriel Peveroni
Nadie puede responder a la pregunta que él insinúa de “¿Cómo se inició el incendio?” Menos todavía ningún periodista escandaloso de Tele-Clic, ni Osvaldo Soriano en su presuntuosa columna de Página 12, ni Rodrigo Fresán cuando se pone intelectualoide. Nadie, salvo sus amigos, su hijo, y los que alguna vez vivieron la experiencia del incendio

El brit-pop sigue generando bandas y movidas respetando la esencia beat de canciones frescas y ligeras. Después de Oasis y Blur en los '90, el turno es para Coldplay, Travis y Stereophonics

En los primeros años '90 la rivalidad entre Oasis y Blur, dos de las grandes bandas británicas de esa década, trajo a la escena musical el fantasma beatle, más allá de los flequillos cínicos que usaban los hermanos Gallagher. El pop de banda, pos-adolescente en la actitud, caníbal en tomar y retomar influencias de las generaciones anteriores, tuvo en esos dos grupos a sus principales exponentes. Algunos sin embargo prefirieron el dramatismo de Pulp o la inquietud trascendente de Radiohead, pero tanto los liderados por Damon Albarn como los callejeros Oasis tuvieron su cuarto de hora y bien que lo disfrutaron.

Año 2001. Hace un par de años que el recambio se está produciendo, con los dolores de todo corte y los signos de nuevas mezclas y épicas. Oasis no encuentra la senda entre tantos excesos y una última inclinación al ruido y la sicodelia; Blur se empeñó en un sueño americano noise que culmina en el actual impasse y lanzamiento de la banda paralela Gorillaz; Pulp llevó el drama al extremo en This is hardcore traicionando la simpleza anterior; Radiohead... bueno, Radiohead se fue literalmente al carajo y en sus dos últimos álbumes (pese a los premios y los altos elogios) se encapricharon en colocarse en las antípodas del pop adorando las ruinas de un Pink Floyd pasado por la trituradora del desquiciado Thom Yorke.

Este tiempo de trancisión se hace por lo menos extraño, cuando el último álbum de Echo and the Bunymenn (banda que está de vuelta sin apuro por colarse en los rankings) nos seduce más que cualquier canción de Amnesiac. Cuando empezamos a extrañar a Roxi Music y un sello de los grandes nos regala un Best Of para engalanar la discoteca.

Cuando dan ganas que los Cure retomen los años de The head on the door. Cuando ni siquiera los sumbidos electrónicos nos conmueven y la última salvación parece ser que Lloyd Cole se cuelgue la guitarra para cantar simples canciones. Lo que sucede es precisamente que las bandas de los '90 atraviesan su crisis de madurez (a todas les ha pasado, menos a los mismísimos Beatles que cerraron la fábrica a tiempo) y el recambio debe buscarse en los nuevos nombres o en atender a quiénes están de vuelta como el conejo Ian McCullouch.

Pero dicen que Muse es igual a Radiohead, que Rialto reproduce los tics de Pulp, y dicen que el cantante de Stereophonics carraspea como Liam Gallagher o que es difícil distinguir Travis de Coldplay, siendo las dos agrupaciones similares en sus composiciones a canciones firmadas por Thom Yorke aunque pasadas, eso sí, por un estricto control de marketing. En todo caso hay más bandas y sobran admiradores de Suede o de cualquier bandita nueva que sale de Escocia, Gales o de Irlanda. (A propósito, los galeses de Catatonia son altamente recomendables). Y en todo caso los detractores de la primera hora se están olvidando que la nueva generación (con Travis y Coldplay a la cabeza) le está dando una verdadera lección a sus hermanos meyores. Siguen la enseñanza beatle de la simpleza, cruzaron los '90 con sicodelia y sólo parece preocuparles componer melodías que hechicen desde la primera escuchada con el distintivo de guitarras semi-acústicas y poco ruido. Tres minutos y a otra cosa. Tres minutos y nada de oscuridad.

Parachutes de Coldplay, disco debut de esta banda de universitarios ingleses, es sencillamente encantador. Chris Martin es un gran cantante y basta con escuchar el single 'Yellow' para comprobar la calidad de una banda más de cámara que rockera. Suenan a un Radiohead radiofónico y mesurado, melancólicos pero contenidos en sus desgarros.
Just Enough Education To Perform de Stereophonics, tercer disco de los ex ruidosos galeses, demuestra que la clave del éxito está en no plegarse a los adoradores del ruido y la distorsión. El trío consolidó su errática carrera con un single que parece salido de la factoría de los primeros Gallagher, el sencillo y directo 'Mr Writer'. El resto del disco resume un pop guitarrero tan eficiente como efectista que tiene su brillo más alto en el potencial hit 'Lying in the sun'.

The Invisible Man de Travis, también es un tercer disco. Al igual que los Stereophonics, estos escoceses de moda colgaron las distorsiones hard rock para 'mejorar' la sustancia Radiohead en The Man Who, disco en el que avisaron que estaban para jugar en cancha grande obteniendo el Brit Award 1999. En el nuevo lanzamiento están todavía más mesurados y románticamente melodiosos, tanto que por momentos parecen los REM vocalizando en escocés. 'Sing' es un gran single, un divertidísimo video y sobre todo una hermosa canción de amor.
Por último no debemos olvidar a Gorillaz (el disco también se llama así), el nuevo juguete cool de Damon Albarn. Cansado del gusto noise de su camarada guitarrista en Blur, fue capaz de plasmar un disco sofisticado que huele decididamente a 2001. Hip Hop bizarro, melodioso, elegante. Cruces con el punk, con los viejos tiempos de Blur y hasta un dueto con Ibrahim Ferrer.

Si quiere hacerse un panorama correcto de lo que sucede en el pop inglés, estos cuatro discos son impresindibles. Agréguele el Amnesiac de Radiohead
(queda bien aunque no lo escuche), pero si le parece caro el paquete no dude y llévese el 1 de los Beatles o el Best Of de Roxi Music. Los maestros, maestros son.

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