El brit-pop sigue generando bandas
y movidas respetando la esencia beat de canciones frescas y ligeras.
Después de Oasis y Blur en los '90, el turno es para Coldplay,
Travis y Stereophonics
En los primeros años
'90 la rivalidad entre Oasis y Blur, dos de las grandes bandas
británicas de esa década, trajo a la escena musical
el fantasma beatle, más allá de los flequillos
cínicos que usaban los hermanos Gallagher. El pop de banda,
pos-adolescente en la actitud, caníbal en tomar y retomar
influencias de las generaciones anteriores, tuvo en esos dos
grupos a sus principales exponentes. Algunos sin embargo prefirieron
el dramatismo de Pulp o la inquietud trascendente de Radiohead,
pero tanto los liderados por Damon Albarn como los callejeros
Oasis tuvieron su cuarto de hora y bien que lo disfrutaron.
Año 2001. Hace un par de años que el recambio se
está produciendo, con los dolores de todo corte y los
signos de nuevas mezclas y épicas. Oasis no encuentra
la senda entre tantos excesos y una última inclinación
al ruido y la sicodelia; Blur se empeñó en un sueño
americano noise que culmina en el actual impasse y lanzamiento
de la banda paralela Gorillaz; Pulp llevó el drama al
extremo en This is hardcore traicionando la simpleza anterior;
Radiohead... bueno, Radiohead se fue literalmente al carajo y
en sus dos últimos álbumes (pese a los premios
y los altos elogios) se encapricharon en colocarse en las antípodas
del pop adorando las ruinas de un Pink Floyd pasado por la trituradora
del desquiciado Thom Yorke.
Este tiempo de trancisión se hace por lo menos extraño,
cuando el último álbum de Echo and the Bunymenn
(banda que está de vuelta sin apuro por colarse en los
rankings) nos seduce más que cualquier canción
de Amnesiac. Cuando empezamos a extrañar a Roxi Music
y un sello de los grandes nos regala un Best Of para engalanar
la discoteca.
Cuando dan ganas que los Cure retomen los años de The
head on the door. Cuando ni siquiera los sumbidos electrónicos
nos conmueven y la última salvación parece ser
que Lloyd Cole se cuelgue la guitarra para cantar simples canciones.
Lo que sucede es precisamente que las bandas de los '90 atraviesan
su crisis de madurez (a todas les ha pasado, menos a los mismísimos
Beatles que cerraron la fábrica a tiempo) y el recambio
debe buscarse en los nuevos nombres o en atender a quiénes
están de vuelta como el conejo Ian McCullouch.
Pero dicen que Muse es igual a Radiohead, que Rialto reproduce
los tics de Pulp, y dicen que el cantante de Stereophonics carraspea
como Liam Gallagher o que es difícil distinguir Travis
de Coldplay, siendo las dos agrupaciones similares en sus composiciones
a canciones firmadas por Thom Yorke aunque pasadas, eso sí,
por un estricto control de marketing. En todo caso hay más
bandas y sobran admiradores de Suede o de cualquier bandita nueva
que sale de Escocia, Gales o de Irlanda. (A propósito,
los galeses de Catatonia son altamente recomendables). Y en todo
caso los detractores de la primera hora se están olvidando
que la nueva generación (con Travis y Coldplay a la cabeza)
le está dando una verdadera lección a sus hermanos
meyores. Siguen la enseñanza beatle de la simpleza, cruzaron
los '90 con sicodelia y sólo parece preocuparles componer
melodías que hechicen desde la primera escuchada con el
distintivo de guitarras semi-acústicas y poco ruido. Tres
minutos y a otra cosa. Tres minutos y nada de oscuridad.
Parachutes de Coldplay, disco debut de esta banda de universitarios
ingleses, es sencillamente encantador. Chris Martin es un gran
cantante y basta con escuchar el single 'Yellow' para comprobar
la calidad de una banda más de cámara que rockera.
Suenan a un Radiohead radiofónico y mesurado, melancólicos
pero contenidos en sus desgarros.
Just Enough Education To Perform de Stereophonics, tercer disco
de los ex ruidosos galeses, demuestra que la clave del éxito
está en no plegarse a los adoradores del ruido y la distorsión.
El trío consolidó su errática carrera con
un single que parece salido de la factoría de los primeros
Gallagher, el sencillo y directo 'Mr Writer'. El resto del disco
resume un pop guitarrero tan eficiente como efectista que tiene
su brillo más alto en el potencial hit 'Lying in the sun'.
The Invisible Man de Travis, también es un tercer disco.
Al igual que los Stereophonics, estos escoceses de moda colgaron
las distorsiones hard rock para 'mejorar' la sustancia Radiohead
en The Man Who, disco en el que avisaron que estaban para jugar
en cancha grande obteniendo el Brit Award 1999. En el nuevo lanzamiento
están todavía más mesurados y románticamente
melodiosos, tanto que por momentos parecen los REM vocalizando
en escocés. 'Sing' es un gran single, un divertidísimo
video y sobre todo una hermosa canción de amor.
Por último no debemos olvidar a Gorillaz (el disco también
se llama así), el nuevo juguete cool de Damon Albarn.
Cansado del gusto noise de su camarada guitarrista en Blur, fue
capaz de plasmar un disco sofisticado que huele decididamente
a 2001. Hip Hop bizarro, melodioso, elegante. Cruces con el punk,
con los viejos tiempos de Blur y hasta un dueto con Ibrahim Ferrer.
Si quiere hacerse un panorama correcto de lo que sucede en el
pop inglés, estos cuatro discos son impresindibles. Agréguele
el Amnesiac de Radiohead (queda
bien aunque no lo escuche),
pero si le parece caro el paquete no dude y llévese el
1 de los Beatles o el Best Of de Roxi Music. Los maestros, maestros
son.
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