Hace algunos
años una compañera me contaba sobre una actividad que debía hacer a
lo largo del día como vendedora de un local de un Shopping de Buenos
Aires, la misma constaba en tomar una prenda cuidadosamente doblada
en una pila de la tienda, extenderla y volverla a doblar
cuidadosamente, puntita con puntita, para quede tan prolija como
estaba anteriormente guardada.
Esta tarea aparentemente inútil se llamaba “desdoblar” y tenía por
cometido dotar a la tienda de un aparente movimiento ante la mirada
de quienes circulaban frente al local, quienes pensarían de pronto
que allí alguien recién se habría probado ropa, o que estarían
colocando modelos nuevos recién llegados, o algo por el estilo.
En definitiva era una forma de hacer creer que la tienda se
encontraba en continuo dinamismo, que se encontraba viva, para lo
cual se exigía realizar esa tarea absurda, como forma de evitar esa
imagen de la vendedora sentada durante horas bostezando sin nada que
hacer.
Este hecho de generar actividad mediante un algo que carece
absolutamente de sentido, y que versa simplemente en el acto de
intentar hacer creer al público de que allí efectivamente hay
movimiento donde no lo hay es similar al ocurrido en la anterior
campaña electoral, cuando las denominadas “Redes Frenteamplistas”
convocaban mediante Facebook o sms a una serie de manifestaciones o
encuentros, tales como los banderazos en la playa, los encuentros en
la rambla aprovechando los días lindos, o la invitación a hacer y
llevar a distintos lados la bandera gigante o tantos actividades
similares a una performance.
Allí no había algún tipo de manifestación de forma discursiva que
planteara alguna idea, sino que se intentaba simplemente generar la
imagen de que el Frente Amplio se encontraba activo, que era una
fuerza constante de cambio y que los jóvenes habían encontrado una
nueva forma de crear cierta “movida” y así de justamente intentar (y
ahora seleccionando lo escrito hace unos párrafos procederé a marcar
en el teclado Ctrl+C, Ctrl+V) evitar esa imagen de la vendedora
sentada durante horas bostezando sin nada que hacer, en este caso
dentro de un Comité de Base.
Las actividades impulsadas por las “Redes” tienen por objetivo
generar una imagen de vivacidad de la alianza electoral Frente
Amplio y está dirigida hacia los futuros votantes (por ello han
desaparecido en el período en el cual no existe la campaña
electoral) y, de paso, es menos pesado que comerse una reunión.
A partir de ahí han generado varios análisis tanto desde fuera como
desde el propio FA en los cuales no me detendré en esta ocasión ya
que a mí entender la cuestión no pasa por aceptar o no las “nuevas
formas de militancia”, como muchas veces son denominadas estas
actividades impulsadas desde las "redes”, porque en definitiva estos
encuentros en los cuales uno comparte el mate y habla sobre si va a
llover en estos días, muchas veces no difieren demasiado en cuanto a
la profundización y abordaje de los temas políticos que se plantean
en las reuniones interminables de los Comités.
El problema
de ese acting es que devela que detrás de él, no hay un movimiento
verdadero. Y como era necesario ese fingimiento posterior ya no
había quien fuera a la tienda del shopping a comprar ropa, las
“Redes” debieron simular la agitación y efervescencia popular ya que
no existía una masa activa que se viera impulsada a militar en pro
de una idea política dentro del Frente Amplio.No existe ese impulso generado desde la motivación en la
participación de una fuerza constructora de política, y no existía
algo así como el entusiasmo que se sustentara en algo más allá del
hecho de ganar las elecciones.
Y eso es causa de que se ha intentado hacer creer constantemente
desde dicha agrupación de gobierno que lo que ellos han denominado
como “política” debe ser víctima de las circunstancias, arte de lo
posible, dependiente de lo económico y evaluada según del costo
electoral. A desdoblar, a desdoblar, muchachos la esperanza.
* Publicado
originalmente en Tiempo de Crítica,19 de
abril de 2013, publicación semanal
de la revista Caras y Caretas.
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