La complejidad pretende un
acercamiento a la comprensión de lo que llamamos la realidad física
y filosófica, es una forma de analizar, de reflexionar sobre
determinados aspectos de la naturaleza, la sociedad y el
pensamiento, los cuales presentan ciertas características que los
clasifican como sistemas de comportamiento complejo.
Características
-fundamentalmente- como las que más adelante trataremos.
Los sistemas de comportamiento complejo necesitan para ser
determinados por un programa que medirá el grado de complejidad por
la cantidad de información que contenga. En términos
matemáticos, por el número de bits o por la longitud del programa.
Una característica esencial de estos sistemas es el
hecho de que constituyen colectivos en los que surgen propiedades al
constituirse, propiedades que no presentaban sus elementos
aisladamente. A éstas se les llama propiedades emergentes. Las
variaciones en la cantidad, valor y propiedades en general de los
sistemas que estudia la complejidad, no lo hacen de forma
directamente proporcional o como se dice en matemáticas de
forma lineal, sino de forma no lineal. Cuando la causa de la
variación, por ejemplo, se duplica, el efecto no se duplica, puede
digamos, triplicarse.
Las variaciones que experimentan los sistemas de propiedades
complejas pueden llegar a situaciones en que no sean predecibles, y
que muy pequeñas variaciones en las condiciones hasta cierto momento
existentes, provoquen grandes cambios irregulares, no periódicos, en
las propiedades, cantidades o valores del sistema. Se dice
entonces que se ha llegado al caos, teniendo este vocablo una
connotación especial en la teoría que estudia la complejidad. Es un
concepto que, como otros de la Teoría de la Complejidad, tuvo su
origen en las matemáticas. Hay ecuaciones o sistemas de
ecuaciones que a partir de ciertos valores de las variables, los
valores que siguen resultan impredecibles, aperiódicos, se dice
entonces que se ha llegado al caos determinista, determinista porque
se somete, aún con las características citadas, a regularidades que
se estudian y se tratan con métodos de las ciencias exactas,
naturales y humanísticas.
Esa característica de los sistemas en régimen de caos, de pequeñas
causas provocando notables cambios en los efectos, ha pasado a
la cultura pudiéramos decir popular, descrita como que “el
aleteo de una mariposa en New York es capaz de provocar un tiempo
después un huracán en Pekín”, lo que ha motivado que el caos sea
conocido como Efecto Mariposa. Y ya
llegado a este punto podemos ir comprendiendo cómo conceptos como el
de caos y otros de la Complejidad, manejados inteligentemente y con
cabal entendimiento del concepto en su significado originario,
pueden ser extrapolados a otras ramas del conocimiento universal y,
con procedimientos análogos de razonamiento a los originarios,
enriquecer teorías de disciplinas como la economía, sociología,
filosofía, psicología además de las distintas ramas de la ciencia,
física, química, biología
de donde surgieron los conceptos básicos de la Complejidad.
Además, y esto es muy importante, la teoría del caos, vertiente
principal de la Complejidad, al mostrarnos que en un momento
dado multitud de procesos se hacen impredecibles, y que esto
es algo que forma parte de la realidad, que no podemos evitar,
el enfrentarnos racionalmente a esta realidad y actuar en
consecuencia, es algo que nos lo permite el estudio a fondo de la
teoría del caos. Nos permite trazar estrategias ante
eventualidades en todos los terrenos de la vida. Hace unos años
ocurrió que en México, y mas tarde en varios países asiáticos, hubo
una caída estrepitosa de las bolsas de valores, las cuales
comenzando en puntos localizados, se propagaron caóticamente por
casi todo el mundo por lo cual remedando lo del Efecto
Mariposa, se les llamó a esos eventos, Efecto Tequila al de México,
y Efecto Dominó al asiático. Muy presente estuvo la
teoría del caos y por ende la de la Complejidad en los pasos dados
por los economistas para superar esas crisis.
Otra muy importante vertiente de la Complejidad la constituye la
Termodinámica de No Equilibrio, que, como su nombre indica, tiene su
origen en la termodinámica, pero que sus conceptos esenciales,
extrapolados racionalmente, pasan a ser un poderoso instrumento
investigativo en disciplinas como la sociología y la economía. En
esta vertiente de la termodinámica de no equilibrio, y a partir de
los aportes del Nobel belga Ilya Prigogine, se hace énfasis en los
conceptos de equilibrio y orden que partiendo de la
termodinámica son conceptos antagónicos aunque parezca extraño. En
este contexto, el equilibrio es el estado al que espontáneamente
tienden los sistemas y si bien se analiza, esa tendencia es hacia el
desorden.
Enciérrese un gas en una caja y de momento ábrase un extremo de
ésta; espontáneamente las moléculas del gas se regarán, se
desordenarán y en ese desorden permanecerán, será su estado natural,
su estado de equilibrio como entiende la termodinámica. Para ordenar
las moléculas del gas de nuevo habría que hacer fuerza sobre ellas,
empujarlas hacia la caja. El orden no es espontáneo, hay que
imponerlo, bien que lo sabemos. Pero un sistema equilibrado no
suele ser útil. Un gas en una jeringuilla sin émbolo, está
desordenado, en nuestro contexto equilibrado, pero no produce
movimiento. Si lo comprimimos con un émbolo, lo ordenamos, lo
desequilibramos pero estará apto para realizar un trabajo cuando
soltemos el émbolo y se expanda. Es por ello que para lograr
movimiento es necesario propiciar el no equilibrio. Manejado
racionalmente este hecho puede resultar positivo en importantes
momentos. En los saltos cualitativos de cambio de estructuras
socioeconómicas, se suelen presentar -en el momento de producirse-
inestabilidades, desequilibrios, que pueden tomar la forma de
contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de
producción aunque esto no signifique una necesidad histórica
La termodinámica de no equilibrio predice y así se cumple, que
a partir de la inestabilidad, a partir del no equilibrio, la
estructura se estabiliza en un nuevo estado. Pero como todo orden
hay que mantenerlo pues no es espontáneo como vimos. Para lograr ese
orden sostenido el gran aporte lo hace la Teoría de la
Complejidad sobre todo en la vertiente de la termodinámica de no
equilibrio debidamente extrapolada desde sus conceptos originarios.
En la actualidad a nivel mundial se realizan intensos estudios de la
Complejidad. En los planes de estudio de las enseñanzas superior y
media aparecen destacados espacios dedicados a la Teoría de la
Complejidad a nivel mundial. Antes de finalizar debemos
expresar que quienes seducidos por el sugerente significado que
algunos de los términos del glosario de la Complejidad tienen
en el lenguaje común, como caos y complejidad, se sienten
motivados a incursionar en extrapolaciones de conceptos, para esto
antes deben adentrarse en los fundamentos originarios de los mismos,
casi todos concebidos en el campo de las matemáticas y las
ciencias naturales, evitando así caer en lo metafórico.
La Teoría de las Cuerdas
Una de las teorías que más
acapara la atención de físicos,
matemáticos y cosmólogos, es la llamada Teoría de las Cuerdas,
la cual constituye una alternativa a las variantes de la física de
las partículas en los empeños unificadores de las teorías
científicas que comprenden como uno de los principales temas el de
la unificación de las fuerzas de la naturaleza a la que dedicaron
sus mayores esfuerzos intelectuales Albert Einstein, Theodor Kaluza,
y John Wheeler, entre otros, en el constante afán de conocer la
realidad. Las distintas vertientes de la Teoría de las Cuerdas, ha
tenido gran desarrollo mostrando en general gran coherencia y
lógica interna, pero con el gran inconveniente de que no se han
podido llegar a cabo confirmaciones experimentales debido a grandes
dificultades técnicas para su desarrollo. No obstante resultan tan
interesantes los hallazgos teóricos obtenidos por los científicos de
las cuerdas, entre los que destacan Michael Green, Brian Greene,
Edward Witten, y otros como Eugenio Calabi y Shing-Tung Yau, que no
obstante la hasta ahora no lograda confirmación experimental, se
continúa con gran optimismo trabajando en la teoría en cuestión.
Según la Teoría de las Cuerdas los constituyentes últimos de la
materia, átomos, electrones, etc., no son partículas
prácticamente adimensionales como plantean la Teoría Estándar y la
Electrodimámica Cuántica y sus vertientes, sino unidimensionales e
imperceptibles directamente; cuerdas abiertas o cerradas, que
no obstante su pequeñez superan la longitud límite -o longitud de
Planck- condición que no presentan las partículas. Las cuerdas que
nos ocupan a semejanza de las de los instrumentos musicales
poseen frecuencia propia aunque, por supuesto, no suenan. Según
la frecuencia, nuestras cuerdas serán cuerdas protones, cuerdas
electrones, etcétera. También están las cuerdas portadoras de fuerza
como las cuerdas de fotones y demás. Y es entre estas últimas que la
Teoría de las Cuerdas ha hecho una de las predicciones mas
importantes al fundamentar la necesidad de la existencia de las
portadoras de la fuerza de la gravedad, los supuestos pero hasta
ahora no detectados gravitones. La fundamentación que emerge de la
lógica interna de la Teoría de las Cuerdas, constituye según Witten
una comprobación lógica de la certeza de ésta, que tiene fuerza como
una comprobación experimental.
Otra de las ventajas que presentan los teóricos de las cuerdas está
relacionada con las rugosidades del espacio-tiempo debidas a las
fluctuaciones cuánticas. Dichas fluctuaciones son explicadas por el
Principio de Incertidumbre de Heisenberg aplicado en el nivel
subplanckiano al par energía-tiempo: la imprecisión de las
duraciones del tiempo acarrea imprecisiones de la energía lo cual
por E=mc2, motiva la creación de pares partícula-antipartícula y la
consiguiente deformación rugosa de la curvatura del espacio-tiempo.
Esa pérdida de la “suavidad” de la curvatura hace inaplicable
la Teoría General de la Relatividad al aparecer indeseables
infinitos. Y es esa dificultad la que según la Teoría de las
Cuerdas no se “presenta” ya que los medios de detección son cuerdas
que por sus dimensiones superiores a la longitud de Planck, no
“advierten” las rugosidades subplanckianas.
Nos parece exagerado este
radical razonamiento positivista. ¿no se “presenta” la rugosidad o
“¿no vemos la rugosidad? Suena como aquello de “ojos que no ven,
corazón que no siente”.
De todos modos, en general la Teoría de las Cuerdas, por su formal
aplicación del método científico y sus lógicas conclusiones, es
posible que en un futuro cercano pueda tener convincente
verificación.
Bibliografía
Brian,G.1999.The
Elegant Universe. Vintage Books.New york.
Einstein, A. 1984.
The Meaning of Relativity. MJF Books. New York.
Landau, L. y E. Lifshitz. 1959. Teoría
Clásica de los Campos. Reverté. Barcelona. |
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