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ISSN 1688-1672

 



TOSAR ERRECART, HÉCTOR ALBERTO  -

Tosar. El músico que nos falta*

Adriana Santos Melgarejo

Tosar definía su música como “impopular” en referencia a las diferencias de construcción, interpretación y recepción de la música culta, a la que también se la define como música de élite en oposición a la música popular o masiva. Descubrir a Tosar invita a comprender a un artista con una producción vasta y constante.

 Vivió sus últimos años a finales del siglo XX y en ese período se fue desprendiendo de muchas de sus pertenecías: la batuta, el portafolio, las partituras manuscritas, las estatuillas, los libros. Dirigió prestigiosas orquestas, viajó, escribió, participó, innovó, formó una familia. Un entorno muy propicio desde su hogar le dio la posibilidad de formarse con destacados maestros de la época. No hay dudas, no hay misterios, no existen vuelcos insospechados en una historia de la que uno puede conocer principio y fin. Es el transcurso de su carrera, su método, su legado lo que invita a ahondar en un espacio cautivante de hechos y de creaciones. Fue intérprete, director de orquesta, pedagogo y teórico. Un maestro con una formidable creación musical que no se debe olvidar.

Héctor Alberto Tosar Errecart nació en Montevideo el 18 de julio de 1923 en una familia que siempre apoyó la vocación del tercero de los ocho hijos del matrimonio. Creció en un contexto musical en el que su madre y su tía, pianistas, le ofrecieron las primeras lecciones. A los 16 años estrenó su primera composición para piano y al año siguiente lo hizo la orquesta más prestigiosa del país con su primera obra orquestal.

Es apasionante observar la colección de programas de mano de los conciertos realizados en el SODRE en donde se lee repetidas veces el nombre de Tosar. Este hecho conecta con un tiempo en donde existió una política cultural que sostuvo la posibilidad de que las obras de los compositores contemporáneos fueran ejecutadas en la misma época de su creación. No deja de ser atrayente imaginar a nuestra orquesta ejecutando música de producción original y contemporánea, compuesta con libertad, sin buscar correspondencias con los arquetipos de una identidad nacional pre constituida.

Un experimentador

En tanto compositor del siglo XX, Tosar no estuvo ajeno a la experimentación y a la búsqueda de nuevas herramientas de comunicación musical. Tosar no fue el primer uruguayo que experimentó con técnicas compositivas innovadoras, Carmen Barradas fue una de las pioneras en la experimentación cromática en la década de 1910. Pero esta compositora hermana del pintor, nacida en Montevideo en 1888, no tuvo la ocasión, ni de formación, ni de posibilidad de desarrollo, y mucho menos el reconocimiento con que contó afortunadamente Tosar. Él conoció la música de Barradas y participó como intérprete en uno de los pocos registros fonográficos que existen de la obra de esta artista. En este disco, grabado en los estudios de Sondor y editado en 1976, Tosar interpretó una obra emblemática de Carmen Barradas, Oración a Santos Vega, dedicada a su hermano Rafael. A diferencia de Barradas, Tosar tuvo la oportunidad de teorizar acerca de sus búsquedas compositivas en varias oportunidades. Realizó aportes originales en referencia a sus exploraciones y logros técnicos y expresivos en la música de cámara, en la sinfónica, en la música coral e instrumental. Al mismo tiempo se pueden encontrar ediciones de entrevistas realizadas al compositor donde aborda diferentes temáticas que refieren específicamente a su música, a la educación musical, al papel del compositor en América Latina, y especialmente a la visión de la música de los compositores latinoamericanos como constructora de una nueva identidad.

Producción vasta

Tosar definía su música como “impopular” en referencia a las diferencias de construcción, interpretación y recepción de la música culta, a la que también se la define como música de élite en oposición a la música popular o masiva. Descubrir la obra de Tosar invita a comprender a un artista con una producción musical vasta y constante desde la década de 1920 hasta los años ochentas, donde los investigadores consigan una breve etapa de dificultad creativa, que felizmente es abandonada en los últimos años de la década. Su música es compleja, pero el propio autor ofrece, a través sus estudios teóricos, las explicaciones para que un instrumentista competente la interprete. Es por eso que se lo señala como teorizador de su propia obra.

Aunque el oído esté desacostumbrado a este tipo de música igualmente podrá advertir, más allá del gusto, que sus obras son variadas, cuidadas y sobre todo potentes. Te deum es un ejemplo de una obra de temática religiosa donde los instrumentos de la orquesta y el coro envuelven al escucha transportándolo a un espacio amplio en el que se explora las posibilidades tímbricas de cada instrumento. Es descrita por su autor como una obra atonal que se caracteriza por la búsqueda de grandes contrastes entre la orquesta y el coro. El contraste en este caso es logrado a través del trabajo sobre las diferencias rítimicas empleadas, que en este pieza inciden en otro parámetros sonoros, el timbre. Es decir, las diferencias tímbricas se producen a casusa del empleo de las diferentes acentuaciones que el autor propone en la ejecución que realiza cada instrumento.

Hurgar en la obra de Tosar es apasionante, permite abrir los canales de la comprensión y de las emociones. La propuesta es observar distintos ejemplos que ilustren qué tipo de compositor tenemos en la mira. Íntima, Humorística y Dramática son obras en las que la construcción sonora está hecha en base a la utilización de los doce sonidos de la escala cromática, en primera instancia fueron asociadas a la técnica compositiva denominada dodecafonismo. Ésta deja de lado siglos de música organizada en base a conjuntos de alturas ordenados de manera jerárquica en relación a un sonido principal. Esta técnica, que luego derivó en corriente estética, fue una propuesta del compositor austríaco Arnold Schönberg en la década de 1920 y fue cultivada por un grupo de compositores al que se conoce como Segunda Escuela de Viena, entre los que se encuentran sus discípulos, Alban Berg y Anton Webern. Pero las obras de Tosar no se adscriben estrictamente a lo que se entiende por dodecafonismo sino que el compositor trabaja en sus obras el cromatismo sin constreñirse a la utilización de la organización serial de la altura o de todos los parámetros como propuso el serialismo integral (Luigi Nono, Pierre Boulez). Específicamente en las Cuatro piezas concertantes[1], el autor utiliza el cromatismo total, es decir, las doce notas de la escala temperada para construir las piezas musicales. Propone estructuras nuevas en base a la utilización de diversos grupos de sonidos, pero no a la manera del atonalismo libre, técnica de la que surge el dodecafonismo. No se adscribe a las reglas de la tonalidad ni a las nuevas reglas del dodecafonismo, ni a las propuestas del serialismo integral, donde la duración o el tipo de ataque también son llevados a estructuras seriadas. Las obras de Tosar denotan una búsqueda propia en base a estructuras propuestas por él y en base a la utilización de todas las notas de la escala cromática.

Compositor autoexigente

En general al describir a Tosar se lo caracteriza como un profesional sumamente riguroso en su labor, quien revisaba mucho sus trabajos, por eso es que existen distintas versiones y obras que han sido reestrenadas. Al mismo tiempo lo describen como un compositor autoexigente y un estudioso intenso. La formación académica lo situó en un lugar privilegiado que le otorgó las herramientas para desarrollarse como intérprete y para desplegar su sensibilidad en la creación musical, lo que le permitió convertirse en uno de los compositores uruguayos más respetados en el ámbito compositivo mundial. Mientras, quiénes tuvieron vínculos estrechos con Tosar desde la actividad musical lo describen como un maestro generoso, preciso en sus apreciaciones al mismo tiempo que distraído y desordenado. No obstante, estas últimas características no le impidieron plasmar sus conceptos teóricos acerca de los recursos utilizados en su música. Compuso muchas de sus obras en base a la utilización de lo que él llamó grupos de sonidos. Tosar los define como “estructuras armónicas constituidas por un número variable de sonidos de diferente altura”; es decir, las relaciones de altura determinan dichas estructuras, por lo tanto cada sonido estará definido en base a la medida que se pueda observar en relación a otro sonido. Establece esta precisión la teoría matemática de los conjuntos, en la que es determinante la pertenencia y las relaciones que hay entre los elementos considerados parte de un determinado conjunto. Todo este legado se encuentra plasmado en Los grupos de sonidos fechada en 1992, investigación realizada en el marco de su cargo docente con dedicación total para la UdelaR, que aún sigue pendiente de edición. Este estudio es una teorización acerca de la estructura compositiva de las obras creadas a partir del final de la década de 1960. Aves errantes es una de sus obras características de esa época, la búsqueda compositiva se basa en el serialismo. En esta obra, se escucha canto y recitado, más once instrumentos. Aquí utiliza la combinación de series de notas que se organizan horizontalmente, de manera que son ejecutadas por diferentes instrumentos sucesivamente, y también verticalmente, es decir, suenan simultáneamente los instrumentos y la voz de un barítono.

Buscar el homenaje

La música de Tosar fue estrenada por la principal orquesta del Uruguay, por importantes orquestas internacionales, impartió clases, recibió becas, premios, participó en congresos, fue jurado, en resumen, fue un artista reconocido pero todo esto al parecer sigue siendo insuficiente para que su obra sea ejecutada de forma habitual.

Sus estudios reclaman edición, al mismo tiempo que un trabajo de firme análisis de su obra en el que la mirada del investigador se sitúe en las estructuras compositivas de la música, desde un análisis que nos permita entender la obra para develar sus principios, su transcurso y delimitar sus influencias.

Una veloz mirada a la grilla de programación de nuestros máximos referentes culturales a nivel musical documenta la ausencia de uno de los principales músicos de Uruguay. Sin embargo durante décadas la obra de Tosar fue estudiada por los maestros instrumentistas de nuestra orquesta nacional y era ofrecida al público dentro de sus presentaciones habituales. Tosar dirigió más de una vez estos conciertos, junto a piezas de compositores europeos barrocos, clásicos, románticos y contemporáneos, muchas veces orquestadas por el propio autor.

No es suficiente con bautizar espacios físicos con el nombre de los artistas. El mejor homenaje a un compositor es interpretar y escuchar su obra. Los uruguayos deberíamos tener la posibilidad de sentir su música continuadamente y no necesariamente en ciclos de conciertos o en eventos especiales, porque más de ochenta obras de Tosar, sinfonías, tocatas, suites, canciones, música para teatro, son parte de nuestra música “impopular”.




Síntesis de su vida profesional

1934- 1936 Estudia contrapunto y armonía del maestro José Tomás Mujica.

1935 a 1942 Recibe clases de interpretación con Wilhem Kolischer.

1938 a 1944 Estudia composición con Lamberto Baldi

1940 Toccata, fue dirigida por primera vez por Baldi e interpretada por la OSSODRE en los festejos del aniversario de la primera constitución de República, el mismo día que su autor cumplía 17 años. En esta década estrena más de quince obras, entre ellas Sonatina Nº 1, Danza Criolla y Solitude para soprano y cuarteto de cuerdas.

1945 Recibe el premio Reichold (EEUU) por Sinfonía Nº 1.

1946 La Fundación Guggenheim le otorga una beca para que realizar estudios en Tanglewood (E.E.U.U). Estudia con Aaron Copland. La fundación había ofrecido becas a varios compositores latinoamericanos -todos ellos marcaron una época en la creación latinoamericana contemporánea- es el caso de Eleazar de Carvalho (Brasil), Roque Cordero, Antonio Estévez, Alberto Ginastera (Argentina), Julián Orbón y Juan Orrego Sala, entre otros.

1947 La misma fundación, le otorga una nueva beca para estudiar en el Composers Forum en Middlebury, Vermont; en esta instancia estudia composición con el maestro suizo-francés Arthur Honegger y dirección orquestal con Sergio Koussevitzky.

1948 El gobierno de Francia y el SODRE le ofrecen una beca de estudios en París, y continúa los estudios con Honegger, con Jean Rivier y con Darius Milhaud. También estudia dirección orquestal con Eugène Bogot y con Jean Fournet.

1950 Con la dirección del Mtro. Juan José Castro la OSSODRE estrena Momento sinfónico.

Retorna a Montevideo.

1951 El Mtro Erich Kleiber y la OSSODRE estrena la Sinfonía Nº 2 para cuerda.

Dicta clases de Armonía en el Instituto de Profesores “Artigas” y clases particulares de Historia de la Música hasta el año 1957.

1957 Dicta clases en la cátedra de Análisis Armónico en la carrera de Musicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UdelaR. Y de Análisis Musical e Historia de la Música en el Conservatorio Nacional de Música.

Recibe el premio del Concurso Latinoamericano de Composición del SODRE por Divertimento para Quinteto de Vientos.

En esta década estrena numerosas piezas: Oda a Artigas, Tres Canciones nocturnas, Serie Sinfónica, con la OSSODRE, bajo su dirección, Preludio Ostinato y Tocata alla Burlesca, con el autor y Hugo Balzo al piano, Tres canciones nocturnas, con el coro de Cámara del SODRE, bajo la dirección de Nilda Müller, Sonatina Nº2 con Tosar como intérprete, Cinco Madrigales, con el Coro de Cámara de Juventudes Musicales del Uruguay dirigido por Eduardo Carámbula, Salmo CII, con el Coro y la OSSODRE, dirigidos por Juan José Castro y Raquel Adonaylo como solista, y la Sinfonía concertante con la Orquestra Sinfónica Nacional en Buenos Aires, dirigidos por Castro y con Tosar al piano.

1960 – 1961 Compositor residente para la Guggenheim Foundation. Es de este período una de sus más destacadas obras corales, el Te Deum, para solista, coro y orquesta (obra encargada en 1959 por la Koussevitzky Foundation).

1961 a 1966 Invitado por el compositor y director de orquesta argentino Juan José Castro, a formar parte del equipo docente del Conservatorio de Música de Puerto Rico Dictó clases de Armonía, Composición, Forma y Análisis y también se desempeñó como Jefe de Departamento de Teoría y Composición.

1963 Estrena de Aves errantes. Su título original es Stray birds, está inspirada en el poema homónimo del poeta y filósofo bengalí Rabindranath Tagore. La obra fue encargada por la fundación Fromm y estrenada en Washington en el Tercer Festival Internacional de Música.

1964 Estrena de Te Deum en Madrid por el Coro de la Radio Nacional de España dirigido por Vicente Spiteri, durante el primer Festival Hispano-Americano de Música.

1966 La UNESCO lo invita a visitar India, China y Japón. Su estadía en la India produce una nueva apertura hacia otros fundamentos musicales. En esa instancia Tosar conoce parte de la cultura oriental, comparte, aprende y enseña en distintas escuelas musicales.

1967 La OSSODRE el 18 de noviembre estrena bajo el nombre de Cuatro piezas para orquesta las Tres piezas para piano compuestas en 1961 (Íntima, Humorística y Dramática) con el agregado de una cuarta pieza e instrumentadas por Tosar hacia finales de la década.

1971 y 1978 Presidente de los Cursos Latinoamericanos de Música Contemporánea.

1973 Director del Conservatorio Universitario de Música; con la intervención de la UdelaR por la dictadura cívico-militar en 1974, es destituido de su cargo. Emigra a Puerto Rico y allí se desempeñó durante dos años como Decano de Estudios en el Conservatorio de Música de Puerto Rico.

1976 De regreso a Uruguay crea otra de sus obras fundamentales, Tres piezas para piano, a la que se describe como atonal. El propio autor sitúa esta y otras obras como mojones de apertura a una nueva etapa expresiva.

1981 Profesor visitante en la Universidad de Indiana en Bloomington. Allí se familiariza con la utilización de los nuevos dispositivos de creación sonora a través de la síntesis electroacústica.

Estrena Sul Re en Bloomington, Indiana, EEUU.

1983 Estrena en Montevideo las obras Moto perpetuo, Tres versiones en sintetizador,  Magnificant anima mea y Moto perpetuo.

1984 Estrena Gandhara, Esta obra se basa en el manejo del unísono como intervalo principal, es decir, el trabajo sobre un grupo de dos sonidos. Se escribió en el contexto de la importante escuela guitarrística uruguaya de antaño. Con esta obra compuesta en 1984 el autor contribuye a ampliar el espacio de la composición de música contemporánea para guitarra. La obra fue dedicada al reconocido guitarrista uruguayo Eduardo Fernández, quien la grabó por primera vez para el sello Decca London en 1984.

1985 El 1º de marzo, al regreso de la Democracia, dirige la OSSODRE.

         Es designado como Asesor Artístico del Consejo Directivo del SODRE.

1987 Estrena La gran flauta, Música Festiva y Voces y viento de 1988, en el concierto “Tosar y el sintetizador”, realizado en el SODRE.

1992 Recibe el Premio Nacional de Música del MEC por su trabajo Los grupos de sonidos.

1998. Se lleva a cabo un homenaje en ocasión de su 75 aniversario. La OSSODRE, bajo la dirección de Fernando Condon, con Élida Gencarelli al piano y el violinista Jorge Risi, ejecutó en el Teatro Solís un concierto monográfico. El programa estuvo compuesto por la Sinfonía para cuerdas Nº 2 (1951), Cinco piezas concertantes para violín, que había sido estrenada por Risi en 1988, la segunda audición de Concierto para piano (1980) y al cierre se ejecutó la primera obra de Tosar estrenada con la OSSODRE, Toccata (1940) que cumplía 58 años de estrenada ese 18 de julio. La UdelaR le otorgó el título de Doctor Honoris Causa por su labor.

La UdelaR le otorgó el título de Doctor Honoris Causa por su labor.

2003 A un año de su muerte, la UdelaR organizó una serie de homenajes al músico que consistieron en clases magistrales y conferencias ofrecidas por distintos académicos de la UdelaR.

2012 Grabación de la versión revisada por el autor en 1993 de Gandhara (CD del “Dúo Arpeggione Uruguay” editado en 2012). En esta grabación el guitarrista uruguayo Fernando Britos realiza algunas variantes en función del análisis de la obra según las pistas que Tosar dejó en su estudio sobre los grupos de sonidos.


Nota:

[1] Ver recuadro Síntesis biográfica, año 1967.

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