(13 insistencias
a los trabajadores para -ojalá pronto- cambiar la suerte
de la Cultura y la Comunicación)
(Reiteración
inconclusa en horas de urgencias mientras los buitres engordan).
Fundación
Federico Engels
Índice Provisional del Manifiesto (a reserva de mejorar con
ayuda de los amigos):
I.
Diagnóstico.
II.
¿Qué papel juegan los trabajadores de la Comunicación?
III.
Una Moral de Lucha.
IV.
Ganar la Comunicación.
V.
Revolución de la Comunicación y Revolución
Cultural. ¿Al ALBA?
VI.
Lo mejor es organizarse, no amontonarse: Unidad no es uniformidad.
VII.
Consejo Consultivo.
VIII.
Derecho a la Información y a la Comunicación.
IX.
Usar la ley.
X.
Algunos acuerdos pa pronto.
XI.
Darse prisa, darse prisa.
XII.
Fecha de Inicio.
XIII.
La Revolución, el acto de amor, el acto de poesía
y el acto de Comunicación no son incompatibles.
I.
Diagnóstico
Este
Manifiesto de la Comunicación aparece hoy porque
importa, más que nunca, organizarnos contra las amenazas
y los enemigos: la prostitución imperialista, el "mercado
global" de los buitres, la guerra ideológica acompañada
con misiles, los mas media y su "opio del pueblo" evangelico
y mercantil. Aparece este manifiesto hoy porque la explotación
contra los trabajadores de la comunicación se agudiza
y porque hay, más que nunca, lebreles hambrientos, pagados
para reprimir, por los patrones neoliberales en fábricas,
aulas, oficinas, calles... porque vivimos en una realidad de
miseria y barbarie, explotación y alienación donde
el arte, la ciencia, la creación, la inteligencia podrían
servir a la Revolución con independencia y libertad relativas,
contra toda imposición. Realidad cruda donde los trabajadores
de la Comunicación, alienados también, pueden sacudirse
los parásitos que les roban la riqueza producida por el
trabajo. Para salvarse, los trabajadores sólo cuentan
con los trabajadores, organizados y concientes.
Este
Manifiesto de la Comunicación sabe que hay riesgos,
como nunca, en las circunstancias presentes. Que es imposible
revitalizar el mundo en que vivimos, que es inútil aferrarse
a él, que es preciso atreverse a cambiarlo desde sus logros
mejores. Este Manifiesto de la Comunicación apunta
a la dignificación de los trabajadores en el campo de
la Comunicación, y de la Comunicación social misma,
según su significado más profundo y más
preciso e imposible de dilucidar mediante la razón de
la miseria, la razón de la sociedad quebrada en clases
y la razón de la alienación galopante. Este Manifiesto
apunta a un orden nuevo de abajo a arriba, organización
de trabajadores entusiasmados con dar un estirón fuerte,
sensible e inteligente. Entre el mundo burgués y nosotros,
trabajadores de la Comunicación, la ruptura está
claramente establecida. No podemos engañarnos porque es
suicida. Es necesario un golpe letal contra la alienación,
la mentira, la deformación de las conciencias, el mercadeo
obsceno de las farándulas impunes, la vorágine
de los buitres sobre los cerebros de los niños, la prostitución
emocional y física de las mujeres, el desparpajo de los
machismos discriminadores y racistas, la barbarie rentable de
los milagreros mediáticos, curas, candidatos, ejecutivos
de empresas
Hace falta una gran revolución cultural,
informativa y comunicacional. No adelante de los pueblos, no
encima, no escondida
si al lado de sus luchas mejores.
Padecemos el gran embrollo de las mafias mercantiles trasnacionales
que secuestraron las herramientas para la producción de
la Comunicación y hay que expropiárselas. Porque
entre otras cosas sirven para censurar y asesinar al espíritu
rebelde de los trabajadores y los pueblos, sus creaciones, enseñanzas
y comunicaciones legítimas.
En
general el esmero, detalle, pulcritud y palabrería con
que se elaboran los planes y plataformas para la Comunicación
burguesa, con sus lenguas y sus lenguajes
con los gobiernos
al servicio de los monopolios mass media
sirven
como púlpitos para todo tipo de clientelismo que extorsiona
a los pueblos con todo tipo de jugarretas emocionales y fraudes
intelectuales. Golpes bajos. No les faltan especialistas, títulos
ni argumentos de clase, son impecables en la logística
de las prebendas y canonjías. Son suficientemente escolásticos
y eclécticos, y, sobre todo, son eficientemente demagógicos.
Rinden informes detallados, hacen pasar por riqueza una red miserable
de auto-proclamaciones llenas de aplausos para un rey tuerto
que gusta de tragar ojos de súbditos. Algunos ganan premios
internacionales.
A la
Comunicación, que es una de las más importantes
conquistas de la humanidad, también ha ocurrido el saqueo,
la malversación, el robo y la censura para beneficio de
unos cuantos y la explotación de la mayoría. Muchos
de los mejores logros de la Comunicación viven secuestrados
bajo el imperio de comerciantes que hacen pasar por "logro
moral" su habilidad impune para beneficiarse con lo que
es propiedad humana colectiva: la producción del pensar
y el saber
la Comunicación, la Cultura y el Trabajo.
Maquinarias, medicamentos, tecnología, medios de Comunicación,
pinturas, esculturas, lenguajes
una arsenal de conquistas
humanas al servicio de un sector o clase que con violencia administrada
(cultura bélica) saquea y destruye las fuerzas productivas
a diestra y siniestra.
¿Qué
nos falta para trabar tareas creativas y poderosas unidas contra
la miseria que nos ahoga? Si los explotados somos mayoría.
¿Qué nos falta para caminar juntos aun con nuestros
debates, qué nos falta para derrotar al circo de mentiras
"informativas", y a sus patrocinadores, que no son
otra cosa más que barbarie cultural desatada en la ruta
de la destrucción de toda fuerza productiva, fuerza creativa,
fuerza comunicativa
la fuerza nuestra que, pese a todo,
ignoramos tanto?. ¿Qué nos falta, acaso comunicación?
II.
¿Qué papel juegan los trabajadores de la Comunicación?
Este
Manifiesto de la Comunicación es un llamado a todos
los trabajadores que la producen en cualquiera de sus especialidades:
fotógrafos, intelectuales, camarógrafos, peguntadores,
estudiadores y enseñadores, en la radio, la televisión,
la prensa
y también en los teléfonos, las
carreteras, los medios todos
que sueñan y luchan
para transformar el mundo, que anhelan unirse en un frente único
mundial por la construcción de una revolución también
cultural, comunicacional e informativa permanente. Este Manifiesto
aparece en un momento en que el imperialismo neo-nazi avanza,
los gobiernos aplican políticas de superexplotación
en todas partes. Las dos terceras partes del mundo son colonias.
Los rebeldes sobreviven perseguidos, calumniados, encarcelados,
o exiliados.
Este
Manifiesto de la Comunicación aparece con el sueño
de organizarnos para ganar espacios en la transformación
del concepto Comunicación y su práctica rumbo a
la liberación definitiva de la humanidad. Tarea que logrará
identificar la Comunicación con el Trabajo y con las relaciones
sociales todas, en la ciencia como en las artes, en el arado
como en el microscopio; desalineada. Tarea para quebrar todo
exclusivismo de la Comunicación atribuido sólo
a los mass media monopólicos. Tarea y lucha que,
desde un campo específico, busca ampliarse y tejerse con
la lucha de todos contra la explotación. Tarea y lucha
en el campo técnico y en el campo teórico que deben
luchar siempre juntos.
Este
Manifiesto de la Comunicación, imperfecto, limitado
y provisional parte de la idea de que los trabajadores de la
Comunicación, desde su lugar, como puedan y con lo que
tengan, pueden ya iniciar, enriquecer o asumir una beligerancia
revolucionaria renovada con la certeza de que es posible alcanzar
una vida mejor, la certeza de que es posible cambiar al mundo
sobre la base de un plan mundial construido por el espíritu
rebelde de una humanidad organizada y dispuesta a sacudirse la
explotación, ésta vez para siempre. De una vez
por todas. Certeza del salto cualitativo que la conciencia da,
dialécticamente, hacia un estadio superior, certeza que
se moviliza, desde y hacia, programas del dicho al hecho. Comunicación
sin ataduras.
Un
trabajador de la Comunicación es un trabajador más,
igual que todos, sus posibilidades de desarrollo están
determinadas por el nivel de desarrollo de todos y su Trabajo,
incluso con las peculiaridades más innovadoras, debería
ser contribución al desarrollo general de los seres humanos
liberados de la explotación. Los poetas, pintores, músicos,
teatristas, vídeo astas, intelectuales, bailarines
no son más dueños ni más hacedores de la
Comunicación que los obreros, los panaderos, los electricistas...
La idea de creación en Comunicación restringida
a "inteligentes" o "genios" reproduce la
separación clasista de la sociedad y la fetichiza. Es
una estupidez y los talentos individuales, que son innegables,
deben explicar históricamente a qué intereses de
clase sirven.
Son
nuestras armas
la poética engendrada por la revolución
como arma de Comunicación, además, el relato de
la gesta gracias a necesidades conscientes y a una imaginación
colectiva no alienada y en lucha. No son "panfletos",
no son pose o moda pogre. Las armas de la Comunicación
revolucionaria son relato de una teoría y práctica
transformadoras que recuerdan siempre sus objetivos como un reloj
histórico que apunta, con sus manecillas, la hora del
triunfo. Nuestras armas no son distintas a las armas comunes
en función revolucionaria. Es decir, el arma no es una
representación simbólica de lo que la lucha, y
el mundo, son, sino herramienta de destrucción-construcción
dialéctica bajo la brújula de un programa revolucionario
consensuado ampliamente. Tatuado en las armas.
Esta
idea de Revolución unida a la Comunicación no es
otra cosa que la Comunicación al servicio de la Revolución.
En el corazón de la Revolución reposa el amor,
la poesía, lo maravilloso. La vida no es un fluir lineal
predestinado, fluye en estallidos hacia fuera gracias al amor
pleno, en todas su expresiones, por eso los modos más
elevados de Comunicación deben son acción y reflexión
en el pensamiento poético revolucionario. Hay que comunicarlo.
Para transformar a la Cultura toda, una y otra son acción
indisoluble.
Nosotros
no hablamos de hacernos comprender bajo las maneras ordinarias,
hablamos de explorar lenguajes nuevos no exclusivos ni excluyentes.
Comunicación nueva ganada a lo mejor que hemos logrado,
con el filo de nuestra obstinación revolucionaria encarnizada,
para que conmocionemos, desequilibraremos el pensamiento hegemónico.
Y, sin negar los mejores logros, avanzar desde donde estamos.
Hablamos de caminar juntos, no revueltos, no "calientes",
oportunistas ni arribistas
caminar inteligentemente con
un programa de acuerdos, que están por crearse, aunque
ya los tengamos en mete. Hace mucho.
III. Una Moral de Lucha
¿De
qué manera hay que explicar lo urgente que es una revolución
comunicacional armada con cuantos medios sea necesario para liberar
a la humanidad de todo aquello que la hace prisionera en los
límites de sus más elementales necesidades?
Es
necesaria una moral de lucha. No una "moral" normativa
y atemporal, no una moral de "sanciones" o de preceptos
extraterrestres. No una moral de patrones y de clérigos.
Necesitamos una moral de revolucionarios capaz de poner a salvo
nuestro entusiasmo guerrero y nuestras convicciones más
hondas y solidarias, es decir, colectivas y capaz de poner por
delante de todo el valor del trabajo, su dignidad y su liberación
de todo cuanto lo explota, aliena y brutaliza. La moral de lucha
de quien produce Comunicación y se entiende como trabajador
al lado de los trabajadores. Moral de lucha de trabajador que
entiende su producción sometida a las mismas calamidades
explotadoras que padecen todos los trabajadores. Habrá
de valerse de cuantos medios se tenga al alcance para garantizar
el triunfo definitivo de la humanidad en contra de todas las
opresiones. Habrá que disponer de los mejores logros humanos
para convertirnos en militantes de la verdad, transformadores
revolucionarios de la conciencia para la creación de una
sociedad sin clases, sin estado, sin propiedad privada. Comunicadores
sociales militantes en la ciencia, la educación, la tecnología
la poesía, para activar todas las fuerzas sociales en
la resolución de los problemas de la vida práctica.
El socialismo mismo.
El
comunicador necesario hoy debe, por qué no, ser primero
revolucionario. Quien abrace el trabajo de la Comunicación
deberá ser militante de la verdad y la libertad o será
nada. Y eso, en las condiciones actuales, es una gran revolución
aunque no toda. Deberá ser investigador y rebelde en la
práctica absoluta contra la alienación. Será
un trabajador dispuesto a transformar la realidad miserable en
que vivimos para hacer caminos a la libertad de todos... cuanto
antes. Será un trabajador consciente de sus contradicciones
y de su necesidad de actuar organizado. Creador de cierto trabajo
no alienado, purificado y purificante... en el crisol contundente
de la praxis. Trabajo que no es mejor o peor que otros, que no
es beneficiario de "iluminaciones" o privilegios de
especie o clase.
A estas
horas la Comunicación libre debe abrirse para que las
gargantas canten tempestades de insurrección bien pensada
y organizada. Comunicación primero ética que estética,
ciencia, técnica, artesanía, ancha e irreductible,
un arma, una forma superior de lucha con sus imágenes...
una "álgebra profunda y concreta". Quien abrase
el trabajo de la Comunicación antepondrá la ética
la estética, con ciencia, técnica, artesanía,
anchas e irreductibles, como arma en lucha, con imágenes...
una "álgebra profunda" de la libertad expresiva
verdadera. ¿Será pedir mucho que nuestro trabajo
beba de la Revolución y nos impulse para salir de los
marcos desesperantes de la vida miserable, la debilidad y la
impotencia?
Deberíamos
re-inventar, con Comunicación revolucionaria y a partir
de sus logros máximos, las obras todas dadas hace siglos.
La hora de la Comunicación revolucionaria es también
una hora de transformación de nuestras necesidades en
rompecabezas bastante más refinados. Los conjuntos naturales
de objetos y de fenómenos, tocados por la Comunicación
revolucionaria, ya no coinciden con nuestros pensamientos ordinarios.
La realidad impone problemas nuevos, exige luchas nuevas y estrategias
nuevas.
Dejemos
de esquivar, levantemos la Comunicación revolucionara
contra la vida miserable a que nos condenan a vivir. Levantemos
unidos la Comunicación revolucionaria como ejército
de luz, contra las emboscadas. Al lado (o detrás) de millones
de obreros que levantan al cielo sus banderas de aurora, la única
esperanza, la última esperanza contra el hambre eterna
y el descorazonamiento, contra la angustia que cuelga de los
pechos.
Se
trata de una revolución que hallará militantes
amantes de la vida, que gozará por todos los poros una
música organizadora contraria a lo arbitrario, la estupidez
y la gratuidad. Y si logramos esa Comunicación necesaria,
urgente, de la Revolución (no las de una secta, no las
de una imposición dogmática, no las de una burocracia)
le daremos otro valor y sentido a otra especie de música
intelectual desde el fondo del corazón. Pero hace falta
unidad fraternal y crítica que sirvan, sin contemplaciones,
para debatir y construir abiertamente, sin excluir los paradigmas
que faltaron en muchas discusiones, pensar en conjunto, incluir
lo que antes no pudimos, por ignorancia, prejuicio o atraso.
Y abrir los temas nuevos encanarlos colectivamente, Fecundarlos
y cosecharlos. ¿Será esta la hora? Veremos.
IV.
Ganar la Comunicación
Denunciemos
la barbarie que nos acorrala y devasta, denunciemos los genocidios
y la censura donde ocurran. Denunciemos la miseria. Somos testigos,
protagonistas y víctimas de una guerra ideológica
virulenta empeñada en imponer los valores burgueses más
nocivos y aberrantes. Nos falta Comunicación para organizarnos
y nos falta organizarnos para ganar la Comunicación.
Comunicación
transformadora que expanda e inaugure visiones y conciencia de
una humanidad sin clases, sin estado, sin propiedad privada.
Comunicación magnética que encienda todas las máquinas
amorosas para la resolución de los problemas en la vida
práctica, armada también con poesía, para
liberar a la humanidad de todo aquello que la aprisiona en los
límites de sus necesidades más elementales. Comunicación
que gozará la vida Y si logramos una Comunicación
"bella" será porque es maravillosa, porque sólo
lo maravilloso es bello, y semejante maravilla no puede provenir
más que de poner en común nuestra fuerza para construir
el futuro. Esa será la Revolución (no de una secta,
no de una imposición dogmática, no de una burocracia)
Será precisamente Comunicación revolucionaria en
plena praxis.
Comunicación
contra el culto de la vanidad salivosa. Contra todo engendro
vomitado a destajo en trances de prostitución o cursilería
negociables. Comunicación contra la palabrería
santificada entre genitales insatisfechos con calenturas patrioteras.
Contra los retruécanos eyaculatorios de caballeros o niñas
sensibleros, se llamen como se llamen, publiquen lo que publiquen,
se premien como se premien. Es decir, Comunicación necesaria,
arma-herramienta de lucha capaz de iluminar con sus fulgores
las zonas más intrincadas del la vida, de los universos
interiores y exteriores, luz multi direccional, luz centrífuga
y centrípeta hacedora de formas nuevas, venidas de la
materia, del tiempo y el movimiento en la producción emocional
de todos, la magnificencia misma de la humanidad estremecida
con poesía. Comunicación con luz de metralla escalofriante,
luz de repetición y turbulencia que agita corazones y
espasmos. Belleza convulsiva. Comunicación magnética
que atrae magnificencias al terreno de los hechos. Comunicación
lumínica que transforme al mundo... que transforme la
vida. No hemos visto todavía la mejor Comunicación
y no debemos seguir retrazando su desarrollo.
Una
vez que hayamos asumido un estado de visión semejante
ya no será posible, como antes, confundir la mentira con
la verdad. No es la fuerza de las Comunicación un medio
para acceder a un mundo "ideal", "perfecto"
dogma de sectarios, sino para salir de uno falso. Para la reclasificación
espontánea de las cosas según un orden más
profundo y más preciso e imposible de dilucidar mediante
la razón de la miseria. Para un orden, organización,
sensible e inteligente. Comunicación para hacernos comprender,
en consenso, no bajo las maneras ordinarias, sino con lenguajes
nuevos no exclusivos ni excluyentes, con el filo de nuestra obstinación
revolucionaria encarnizada, para que conmocionemos, desequilibraremos
el pensamiento hegemónico.
Hay
algo esencial en la Comunicación que no resuelve la transmisión
(simple o compleja, nítida o sucia, de signos, códigos,
señales...); algo que no se actualiza con el intercambio
(de información o de cualquier cosa); algo que ningún
"medio" completa por sí mismo. Es un proceso
complejo material y dinámico y social, producto de las
necesidades y la inteligencia, que crea, transmite y recibe información
no linealmente en una red con desafíos cuantitativos y
cualitativos, muy precisos y siempre en tensión y lucha,
para lograr la movilización dialéctica de los grupos.
La
Comunicación es un hacer social para movilizarse que requiere
coincidencia, asunción de riesgos, superación de
problemas, programa y evaluación permanente. Un proceso
in-atomizable. Comunicarse es un trabajo y el Trabajo mismo es
Comunicación. En esto radica la necesidad inobjetable
de mantener clara la relación del trabajador de la Comunicación
con lo que produce y en qué estado se encuentra su relación
con lo producido y con el conjunto de las relaciones sociales
de los demás trabajadores en lucha o no. Esta es una valoración
inexcusable que permite reconocer problemas y tareas en condiciones
de urgencia evidente.
En
nuestros días es necesario sembrar la Comunicación
Revolucionaria por todas partes, impulsar lenguajes y "puesta
en común" nuevos hasta que el espíritu alcance
la idea permanente de la necesidad revolucionaria, en el sístole
y el diástole, donde se pondrá en marcha la unidad,
no uniforme, de todas las categorías poéticas.
Comunicación hecha por todos, no por uno.
V.
Revolución de la Comunicación y Revolución
Cultural. ¿Al ALBA?
Como
es imposible crear, por ejemplo, el ALBA de la Cultura y la Comunicación
por decreto y de un plumazo, como eso no será tarea de
pocos, acordemos mantener el sueño bien puesto al correr
la legua (y la lengua) de nuestras luchas y contar a cuantos
trabajadores nos sea posible, de la manera más fiel y
verdadera, qué clase de pretensión anida en ese
sueño quijotero que no tiene dueño ni debe tenerlo,
que no tiene límites, que no tiene santorales ni catedrales.
Tiene lo que debe tenerse en estos casos, tiene un lenguaje que
narra con símbolos propios el ascenso de la conciencia
que hace posible imaginar semejante integración latinoamericana
y mundial, el lenguaje propio de imágenes propias que
re-semantizan todas las luchas y las revoluciones todas y especialmente
las revoluciones en la cultura y la comunicación. Sólo
nos falta estar a la altura de los obreros para recuperar, como
ellos y con ellos, la Cultura y la Comunicación. Hablar
entonces de socialismo sin miedo, hablar a los cuatro vientos,
comunicar libremente, sin miedo, cómo hay que construir,
entre todos, el socialismo. ¿Podríamos apresurarnos?
Todo
es posible en este mirar sencillo la comunicación y la
vida, nada será lo mismo. Esta Comunicación revolucionaria
teje ya su mañana. Se trata del estado superior de la
humanidad con sus medios y modos de comunicación en desarrollo
dialéctico destrabada de sus anclas capitalistas... con
su "álgebra profunda" libre. Su realización
purificada y purificante... la alquimia materialista del ser
dialéctico. Terminada la causa de las heridas que nos
atan las alas, liberada la magia poética que limará
los barrotes y hurtará la llave de los sueños encerrados
bajo una certeza de raíces en cielo rebelde
la Comunicación
será estrategia de la vida, producción humana monumental
que escampará horizontes, revelará territorios,
expandirá el deseo. Podemos creerlo, la Comunicación
revolucionaria tiene el mismo poder que los ojos de la amada.
Hace pensar en el comienzo del mundo que sigue su órbita
concienzudamente. La verdadera Comunicación revolucionaria
es incendio cósmico como el amanecer. Se propaga e ilumina
sus consumaciones con estremecimientos de placer o de agonía.
Huye de lo sublime externo. Habla una lengua de corazones bajo
las leyes del sol entre nubes comunicantes y colchones de neblina
intermitente. Las llamas de la Comunicación revolucionaria
ven las montañas, los ríos, las selvas, el mar,
los barcos, las flores y los caracoles. La noche y el día,
eje en que se juntan el gran poeta y su caballo, que come alpiste,
calientan su garganta con claros de luna. Por cada gota de Comunicación
revolucionaria la montaña hará suspiros que conocen
los secretos de la noche, los martillos y los monederos falsos.
Aquél
que bebe el vaso caliente de la Comunicación revolucionaria
conoce la ruta de la fatiga, la estela hirviente que dejan los
almacenes de recuerdos. La Comunicación revolucionaria
es semejante a una red parpadeante de aerolitos sin testigo,
se levanta en el corazón y baja los párpados para
hacerse la noche del reposo agrícola. Es cazadora de pájaros
sin corazón. Está quizá al extremo de la
canción próxima y será como cascada en libertad
y rica como línea ecuatorial. Todas las cobardías,
las abdicaciones, las traiciones que quepa imaginar no lograrán
impedir la erupción descomunal de la Comunicación
revolucionaria. Por eso la fidelidad inquebrantable a las obligaciones
que impone exige interés por el riesgo. La Comunicación
revolucionaria vivirá incluso cuando no quede ni uno de
aquellos que fueron los primeros en percatarse de sus promesas.
Es
demasiado tarde ya para que la semilla no germine infinitamente
en el campo humano, pese al miedo y a las restantes variedades
de hierbas de insensatez que aspiran a dominarlo todo. Si deseamos
librarnos de la apatía ante la miseria hay que encuadrar
la experiencia de la poesía revolucionaria en todos los
frentes donde se libre una lucha real contra la ignorancia. Cada
época padece de un mal concreto y la época actual
padece de un imperialismo agudo. No hay tiempo que perder, para
hablar de la Comunicación revolucionaria como un agricultor
que sale de los cruzamientos de la espera, urge una sinceridad
nueva contra la miseria. No hay tiempo que perder, todo esto
como la letra cae al medio de pájaros anónimos
que cantan como el rubí en el cerebro de las mariposas.
No hay tiempo que perder, el buque tiene los días contados,
se abren las estrellas con sus banderas que estallan de semillas
y alguien aprieta los pedales del viento, pasa el rebaño
de estrellas en olas nuevas de materia desnuda. La revolución
no viene de tan lejos a pesar del odio petrificado como un sombrero.
No hay tiempo que perder, nos hablan los horizontes aun imprecisos
con su boca de selva montaña y noche. La Comunicación
revolucionaria traza ya sus arpegios sobre el camino. Y uno no
puede estarse quieto.
VI.
Lo mejor es organizarse, no amontonarse: Unidad no es uniformidad.
No
soñemos con una Comunicación plena y libre en una
sociedad partida en clases y enferma. Soñemos la transformación
de la sociedad y además la transformación de su
Cultura, su Comunicación y lenguajes. No se puede (o debe)
pensar la Comunicación, la Cultura y los lenguajes al
margen del estado que guarda objetivamente el desarrollo de las
fuerzas productivas. No se debe pensar el trabajo de expresarse
libremente (incluido el de la Cultura, el Arte, la Filosofía
)
sin los trabajadores, sus circunstancias, las calamidades que
los marcan y también sus potencialidades revolucionarias
objetivas. No hay tesis coherente sobre la Comunicación,
si se omiten las condiciones concretas donde se produce y de
quienes la producen.
Pero
no para hacer triunfar intereses individuales, sino para cambiar
la vida, las estructuras sociales y la realidad del individuo.
Y no serán los "comunicólogos" quienes
hagan la revolución, serán los obreros y los campesinos
organizados bajo un programa en el que no estará ausente
una táctica y estrategia de Comunicación que ayude
a que los trabajadores del mundo nos unamos. Comunicación
en la que ayuden los escritores revolucionarios, los poetas llamados
a sumarse en la lucha como un guerrero más, bajo crítica
y autocrítica permanente, acompañante de los protagonistas
y protagonista a su vez. No adelante, no arriba de los trabajadores,
sino al lado, codo a codo, como trabajadores también.
No se aceptan gurues.
Sin
un programa político de Comunicación Revolucionaria
para modificar radicalmente el paisaje de barbarie y miseria
actual, es decir ganar las herramientas de producción
comunicativa en manos de los trabajadores y hacia el socialismo,
cualquier discurso es simplemente más de lo mismo. Demagogia,
reformismo, burocracia o sectarismo que ya nos ha mostrado su
incapacidad para impulsar el desarrollo de las fuerzas expresivas
bajo un plan distinto que sea hecho desde una humanidad en sí
y para sí.
En
todos sus significados la producción desalineada de la
Comunicación Revolucionaria, con sus lenguajes no alienados
y no alienantes, supone la lucha por el trabajo no alienado y
la posibilidad de participar libremente, y mundialmente, en la
transformación de la sociedad toda. Supone un pie de igualdad
en las condiciones de su producción, un acceso irrestricto
a las herramientas de producción y la construcción
de espacios, medios y modos para la exhibición libre de
las propuestas y logros. Pero especialmente supone conciencia
de las necesidades puesta en programas legitimados colectivamente
para una Comunicación no sectaria, no iluminista y no
burocrática de la creación y recreación
de la Cultura. Sólo organizados los trabajadores podremos
avanzar en esta lucha.
Ya
hemos visto que a la Comunicación se la usa como Caballo
de Troya. En las escuelas, los espectáculos, los círculos
intelectuales y científicos
para desembarcar ejércitos
ideológicos y doctrinas domesticadoras que "elevan"
al espíritu de los pueblos y lo alejan de esos de hábitos
"ignorantes" que afean el decorado burgués.
Ya hemos visto, bajo todas sus variantes, el ataque modelizador
de conductas que se visten con lentejuelas "cultas"
para esconder discursos donde sólo los valores dominantes
tienen cabida. Ya hemos visto el circo oligárquico de
los empresarios que ven en la Comunicación ese toque de
"gran estilo" que hace pasar por "culto"
cualquier ardid para llenar teatros, hoteles, aviones
destinos
turísticos. Ya hemos visto lo que las burocracias son
capaces de hacer con la Comunicación para hermosear, con
dadivas tramposas, el ejercicio de su poder y de sus presupuestos.
Desde el capitalismo hasta el estalinismo.
Contra
las alucinaciones de la angustia, tantos siglos acumulada como
lágrima inmensa. Contra la muerte infiltrada de rapsodias
burócratas, infiltrada de pianos tenues y banderas camaleónicas
con transfusiones eléctricas de pesadilla y fatalidad
en nombre de un idiota. Démonos la unidad, no uniforme,
como flor de manos en acción y muchedumbres de aullidos
rebeldes. Para que los sueños de los trabajadores galopen
en órbitas sin angustia. Para no vivir aterrados por la
pérdida del trabajo. Para no vivir angustiados porque
el dinero no nos alcanza porque los patrones nos saquean y disfrutan
de nuestro sueldo y de la canallada. Para que no vivan impunes,
riendo en las fiestas familiares con sus nenes en las rodillas
o en las universidades más caras gracias al trabajo que
nos hurtan. Para que se rompan los candados del cerebro y un
huracán de fortaleza y entusiasmo inteligente arrastre
con nuestra lucha toda la podredumbre. Para que resuene otra
música de pueblos liberados, con trabajadores dueños
de su futuro, acompañando al piano a la revolución.
Para que esta vez nuestra voz de trabajadores traiga su gramática
nueva, su comunicación socialista y perfumada de futuro
triunfal y permanente como tempestad dialéctica ardiente
en nuestros cráneos. Tatuada para siempre en todas nuestras
banderas nuevas, del sístole al diástole. Ahora
mismo.
VII.
Consejo Consultivo
Sobre
la necesidad de un Consejo Consultivo Latinoamericano en materia
de Comunicación no alienada con 13 tareas concretas. Sin
un diagnóstico contextuado, amplio y profundo, sobre las
implicaciones económicas, culturales y políticas
de la educación dominante en materia de "comunicación"...
sin oponerle estrategias y tácticas de transformación
consensuada, es imposible dar el menor paso hacia la asunción
de tareas correctas dirigidas a la emancipación total
de los trabajadores, los docentes y los estudiantes de comunicación:
La lucha contra la alienación.
Marco
General:
Es
necesario a caso un Movimiento Consultivo Internacional Revolucionario
que contribuya, no burocráticamente, a fortalecer metodologías
concretas en la producción simbólica del imaginario
revolucionario, el papel de los medios en la lucha contra la
alienación mediática. Para caminar hacia:
1..
Una revolución, no atomizada, de la Comunicación.
2.. Un marco de prioridades mundiales en Comunicación
no alienada. Forma y fondo.
3.. Un movimiento teórico-práctico para la Comunicación
crítica.
4.. La creación de redes de Comunicación no alienada.
5.. Un debate profundo, creador, sobre las relaciones entre educación
y Comunicación dominante y sus responsabilidades sociales,
además romper el cerco de los "académicos"
y gestar una interrelación inexcusable con obreros, campesinos
y organizaciones populares.
6.. Un acuerdo abierto de acción comunicativa conjunta
que facilite recursos de producción a los movimientos
sociales de base, organizaciones campesinas y obreras.
7.. Estimular la investigación para crear y experimentar
en Comunicación, sus medios y modos.
8.. Un debate jurídico sobre las responsabilidades individuales
y sociales en Comunicación.
9.. Un diagnóstico sobre los recursos y contribuciones
actuales de la Comunicación no alienada.
10.. Un Banco de Información Libre para investigadores
y creadores que rompa el cerco de los cenáculos "ilustrados"
y democratice la ciencia.
11.. Una construcción teórico-práctica,
dialéctica, sobre la problemática sociopolítica,
estética y cultual de la información y sus mediaciones,
la Comunicación y sus cualidades.
12.. Re definir los mass media como herramientas dinámicas
de creación y liberación permanente en oposición
a su uso alienante.
13.. El desarrollo dialéctico de lenguajes nuevos, la
poética de la Revolución misma.
Una corriente incipiente, nada nueva, recorre el mundillo de
la comunicación. Es una corriente de insurrectos no uniforme,
no uniformada, que rema contra corriente esquivando sanciones,
despidos, amonestaciones y descalificaciones que suelen imponer
los "patrones". Hay peligros y persecuciones de todo
tipo, al acecho, tras las puertas de las aulas, las oficinas,
los baños... hay "orejas" y "espías"
voluntariosos atentos a "denunciar" todo lo que suene
a "zurdito", "rojo", "rebelde",
"marxista"... cualquier queja, propuesta, observación,
crítica, diagnóstico... que no coincida con el
modelo de perfección patronal, enciende de inmediato las
sospechas y los riesgos. Hay, una corriente en pie de lucha contra
eso, con resistencia y con oposición y organización
de importancia mayúscula. Corriente que dignifica la lucha
diaria.
Hay una lista enorme de urgencias diversas que, amontonadas gracias
la corrupción capitalista, se vuelve lastre descomunal.
Hay que abrir los libros de los patrones, en todos los sentidos,
mirar qué cuentas manejan en lo económico y en
lo académico, ver sus "deudas" y sus "inversiones",
sus sueldos y los de todos, ver las tecnologías y las
canonjías. Hay que ver las postergaciones y sus razones,
los silencios y los corrillos, hay que ver los documentos y los
monumentos. Y hay que ver los contenidos teóricos, las
prácticas, los casos concretos, las investigaciones, la
experimentación... las publicaciones. A quién sirven,
para qué. Abrir los libros en todos los sentidos para
ver cómo se reparten los puntos y los ascensos, las vacaciones,
las becas, los apoyos didácticos. Cómo se negocian
las investigaciones, las citas mutuas, cuántos puntos
vale, cuánto vale asistir a congresos, cursos, postgrados...
abrir los libros y sacar las cuentas en público y sin
concesiones. Bonito lío. Es una lucha añeja. Tarea
de los trabajadores. Una asamblea mundial y crítica con
trabajadores delegados de los movimientos más avanzados,
marcaría rutas muy claras. ¿Por qué no?
VIII.
Derecho a la Información y a la Comunicación
No
hay libertad social sin producción libre (revolucionaria)
de la información, la Comunicación y la cultura.
Todas las relaciones sociales son, además de muchas otras
cosas, intercambios febriles de información y Comunicación.
De punta a punta, en los extremos e intersticios de la lucha
histórica entre clases, desiguales y combinadas, la información
y la Comunicación han sido consustanciales de la vida
social. Con sus medios y mediaciones, virtudes, deformaciones
y atrasos.
Nuestro
problema central frente a los mass media es, (además de su
realidad odiosa como monopolios), su tableteo alienante y sus
galimatías tecnológicos, ¿cómo expropiarlos
y convertirlos en herramientas para la libertad y el desarrollo
de las mejores fuerzas creadoras conscientes de sí?. ¿Tenemos
derecho? Nuestro problema no es sólo identificar los males,
nuestro verdadero problema es resolverlos científicamente,
poéticamente
y cómo facultarnos para estar
a la altura de las circunstancias dialécticas que las
sociedades imponen hacia su liberación definitiva de toda
esclavitud. Nuestro problema radica en atizar los amores, sea
cuales fueren, suficientes y dinámicos para emprender
la ruta pasional de una Comunicación enamorada de la revolución
permanente. Nuestros problemas son filosóficos y metodológicos,
teóricos y prácticos (sin separarlos), saber qué
hacer y cómo hacerlo sin traicionarnos, a sabiendas o
no. Saber y hacer
hacer para saber. Y nos asiste la razón
jurídica de la "Utilidad Pública", en
Comunicación más que en otras actividades productivas.
A la
defensiva y a la ofensiva, contra el empirio-criticismo, contra
el neoliberalismo y contra el desánimo. Nadie impedirá
que La Comunicación revolucionaria se clave en la eternidad
para alumbramos con fuego la suerte. Y con nuestra carne florezca
donde el aliento se corta para hinchar las campanas de todas
las estrellas sobre los ríos desbordados como hoguera
imperativa con olor de pasión que invadirá al orbe
del futuro. La Comunicación revolucionaria se ocupa y
se ocupará constantemente, ante todo, de reproducir este
momento ideal en que el hombre, presa de una emoción particular,
queda súbitamente a la merced de algo "más
fuerte que él" que le lanza, pese ciertas limitaciones
de su realidad, hacia los ámbitos de la revolución
permanente. Eso es un derecho fundamental.
Es
nuestro derecho que la Comunicación signifique, en la
práctica y en la teoría, todo lo contrario a lo
que padecemos hoy. Deberá ser sinónimo de justicia,
bienestar, creatividad, imaginación y dignidad. Esto no
es un problema metafísico ni extraterrestre
es consecuencia
de la propiedad privada de las armas y la administración
corporativa de la violencia legalizada. Eso puede cambiarse.
Derecho a la Comunicación como fuerza creadora y des-alienante,
trampolín de la conciencia, llave para la claridad, construcción
colectiva querida, vigilada, cultivada
respetada por todos
inexcusablemente
Y derecho también para denunciar
la alienación que nos acorrala. Derecho para irritarse
y propagar la prosa de nuestras denuncias más irrefutables,
para probar cuánto podemos movilizarnos. No es un chiste.
Derecho
a cambiar la historia, cambiar la vida. Terminar con la usurpación
de las fuerzas y talentos expresivos y su sometimiento al enriquecimiento
de los patrones. Terminar con la destrucción de las fuerzas
productivas de la Comunicación. Y derecho a crear la Comunicación
y la información colectivas y nuevas. Comunicación
no alienado, en movimiento ascendente de la conciencia. Que no
nos quite el derecho a proclamar nuestras revoluciones, plenas
de energía, para curarnos la carne raída bajo el
vértigo de la acumulación capitalista. Derecho
y legitimidad a la Revolución Permanente de los trabajadores
de la Comunicación como aliados naturales de todos los
trabajadores. Derecho a luchar contra el impase salarial que
nos deja sin duración, sin respiración, sin luz
y sin control. Derecho para suprimir la supresión de la
esclavitud. Quitémonos las lágrimas y pongámonos
las mejores luchas de los trabajadores, de un continente a otro.
Hagamos permanente este llamado mundial para el rescate del Trabajo
de los comunicadores como una operación social conjunta.
Cada fábrica, tierra, actividad laboral cualquiera, debe
abrirse con furia, con nuestros motivos, profundos y pesados,
por el vórtice y el vértigo, nuevo y eterno, contra
un mundo esclavizante que nos ata los cascabeles de la explotación
más infernal cabalgando a lomos de sollozos resignados.
Va siendo la hora de rescatar el Trabajo y la Comunicación
de ese mundo mutilado donde nos desgarramos, va siendo la hora
de pegar un salto grande hacia la revolución del Trabajo
y de la Comunicación, de una vez por todas, que cambie
el mundo
que cambie la vida. La revolución hecha
por todos. Acordemos hacerlo juntos. Tenemos Derecho pleno.
IX.
Usar la ley
Toda
ley es objetivamente insuficiente si no pertenece a una lucha
y un movimiento social que la sostenga. Una ley de Comunicación
será insuficiente sin un movimiento social capaz de abandonar
la idea de que la Comunicación es sólo cosa de
los "medios" y sus "dueños". Una ley
de Comunicación será letra muerta sin un movimiento
mundial que analice minuciosamente los rincones más inopinados
donde las relaciones sociales requieren una transformación
profunda de sus relaciones e intercambios informativos y de Comunicación.
Una ley de Comunicación será carne de buitres,
palabrería de leguleyos o cementerio de voluntades si
no se integra al armamento social contra las opresiones. Incluidas
las laborales, las ideológicas
Información
y Comunicación no son sólo "medios".
Son ideas y fuerzas.
Aunque
en la concepción burguesa de la Comunicación se
den cita enunciados con apariencia "pluralista", "democrática"
e incluso "revolucionaria"
es necesario establecer
que en una sociedad dividida en clases el debate sobre la Comunicación
es ineludiblemente un debate de clase. No sólo un debate
de "leyes". La Comunicación no es un acontecer
abstracto que puede despegarse de las condiciones concretas y
las necesidades colectivas. Laborales. La Comunicación
sólo se desarrollará sobre sus mejores conquistas,
dialéctica y colectivamente, cuando la sociedad logre
su emancipación definitiva. Y permanezca armada para defenderse.
Mientras tanto los logros impulsados desde las ciencias, artes
o tecnologías y la jurisprudencia, hasta hoy privilegio
de pocos, son sólo índices de un grado importantísimo,
pero parcial, del desarrollo humano total.
Sobre
el debate político y conciencia de su fuerza como trabajadores
de unidad con el conjunto de los explotados
casi no se
habla, las leyes menos, muchos creen que "queda mal".
Y muchas personas caen en el juego, muerden el anzuelo, algunas
son buenas personas, que en el mejor de los casos son víctimas
de su ingenuidad. Se prestan y "engordan el caldo"
de las burocracias sin haber librado un debate político
de fondo, sin poner el claro el lugar principal del trabajador,
su obra y aporte por encima de los administradores
se prestan
y hacen comparsa sin debate político que haga entender
que la cosa es exactamente al revés, que nos son los burócratas,
que no deben ser ellos, quienes deben gobernar o dirigir la producción
de la Comunicación, y ninguna otra, con el control extorsivo
del dinero, con el control extorsivo de las herramientas y los
espacios de producción y exhibición
que no,
que ¡ya basta!, que la cosa es exactamente al revés,
que son los trabajadores los que han de organizarse sobre sus
tiempos y premisas y que los administradores están para
obedecer los acuerdos de base, las necesidades y estrategias
de los que producen la riqueza toda, la de la Comunicación
también
es al revés. Ninguna ley por encima
de esto.
Hay
que decirlo en los talleres de artesanos, en los laboratorios
científicos, en los centros de investigación, en
las panaderías
hay que decirlo a los albañiles
y en las escuelas, institutos de dramaturgia y teatro, escuelas
de arte, cine, atriles, caballetes, muros
a los profes,
a los espectadores y a todo mundo: los demagogos de la Comunicación
se santiguan con sus sueldos y se sienten satisfechos por "llevar
Comunicación y Cultura al pueblo" gozan orgásmicamente
cuando el jefe les da una palmadita en la cabeza y les aumenta
alguna ganancia económica o política. Mueven la
cola complacidos con su esperpento ideológico
su
"Comunicación" de elite triunfante, que sólo
sirve a algunos elegidos. Millonarios.
Hay
que erradicar todo modelo de elite con el que muchos leguleyos
"planifican y programan" leyes a espaldas de quienes
producen verdaderamente la Comunicación. No sólo
en lo artístico, lo tradicional o lo folklórico.
Algunos estamos cansados de las verborragias gobierneras
que hacen de la Comunicación un manjar que sólo
ellos disfrutan aunque seamos otros quienes lo fabrican. Algunos
estamos hartos de financiar viajes y cócteles de esa gente
culta y linda que va por el mundo llenando agendas de embajadas,
clubes sociales y centros de Comunicación y algunas veces
lavan dólares de sus maridos. ¿Quién controla
los negociados internacionales, ¿cuánto le toca
a los trabajadores? ¿Quién controla el saqueo de
trabajo comunicacional? ¿Alguien alguna vez miró
de cerca los inventarios y dónde quedaron los documentales,
las series, los reportajes de muchos trabajadores que aparecían
como enlatados y luego se venden al mundo sin avisar a sus productores?
¿Alguien alguna vez hizo un recuento de cuánto
dinero se asigna a todas las actividades que se justifican como
"Comunicación"? ¿Cuánto se gasta
en hacer leyes sin respaldo social legítimo?. Si se destapara
esta cloaca quedaría bien clara una expresión absolutamente
corrupta del capitalismo disfrazado de moderno, con todo y sus
leyes. ¿Esto incomoda a alguien? ¿Hay que pedir
disculpas?
X.
Algunos acuerdos para pronto
Acordemos
luchar contra quienes consienten que la Comunicación sea
sometida disciplinas incompatibles con la libertad humana y la
libertad de sus medios, ratifiquemos nuestra voluntad deliberada
de atenernos a la fórmula: toda la libertad en Comunicación
Revolucionaria. Coincidamos en que bajo las condiciones actuales
de genocidio, en todas sus formas, la tarea suprema de la Comunicación,
el arte, la ciencia y el pensamiento
es participar conciente
y activamente en la preparación de la revolución.
Acordemos que ni científicos, ni intelectuales, ni aristas
pueden servir a la lucha emancipadora a no ser que estén
subjetivamente penetrados por la necesidad revolucionaria organizada,
social e individual, que traduzca el sentido y drama de la revolución
en sus nervios para que procure libremente dar una encarnación
artística, científica, comunicacional etc. a su
mundo interior y exterior. Coincidamos en no someternos a burocracia
o secta alguna. En no aceptar la felicidad por etapas o en un
solo país. No esperemos de la burguesía, de las
burocracias, las sectas y del estalinismo nada que no sea execrable.
Coincidamos en que es necesario comunicarnos, organizarnos, que
si la organización es, en lo posible, expresión
de avance, nuestra situación es francamente atrasada,
poco inteligente y acaso miserable. Aunque nos cueste a muchos
será necesario someter a crítica atenta ciertos
pensamientos nuestros que nos impiden luchar juntos. ¿Queremos,
podremos? Seremos capaces de encontrar la Comunicación
Revolucionaria si trabamos un conflicto universal contra la lógica
de la miseria. Si nos oponemos a cuanto reduce la Comunicación
a un marco farandulero o decorativo. Si reunimos fuerzas de sobra
para dar fin a toda farsa siniestra, a esta pulsión burguesa
delirante y enloquecida que nos explota, a este circo de bestias
asesinas. Todo está aún por hacerse, lo estará
siempre.
Es
nuestra realidad. Batalla arco-iris en las entrañas del
cielo que tomaremos por asalto con el engranaje perfecto de pétalos
a caballo galopando la risa de Marx, de Lenin, de Trotsky y de
Engels. Es decir una Comunicación revolucionaria como
luz que busca el ojo hasta que lo encuentra, como balbuceo que
busca su lengua astronómica y la encuentra, como luz de
idioma magnético. La Comunicación revolucionaria
pastará ensimismada sobre las voces obreras nuevas. Algún
día, lo sabremos sin secretos, saldrá un arco-iris
como un tranvía, haciendo el amor y del amor saldrá
una selva, una flecha, una liebre, una cinta, una catarata, una
mirada nueva hoy escondida al fondo del ojo. Cuantos se impongan
la misión de construir una pensar y hacer Comunicación
revolucionaria lucharán contra los sacerdotes de la "inteligencia"
burguesa, y apuntarán, contra todas las miserias, las
armas del marxismo de largo alcance. Y nos urge organizarnos.
Es necesario que se sepa, es necesario que alguien lo diga con
voz de mariposa milenaria, profeta de constelaciones, mientras
bailamos sobre el azar de la vida y empezamos los años
y los siglos nuevos como cascada épica sobre el cielo.
Después
de tantos siglos y más siglos andará por la tierra
la Comunicación revolucionaria con miríadas de
frases proféticas que se convertirán en constelaciones.
Como una ruta hacia el horizonte de la revolución ahora
luciérnaga-volcán del futuro donde los astros crujirán
las entrañas y el cielo cruzará la garganta del
poeta que lo toma por asalto. Desafiaremos al silencio incluso
con blasfemias y gritos hasta que caiga el rayo ansiado de esa
alquimia de Comunicación revolucionaria que nos llevará
al otro lado de la periferia consciente e inconsciente
Sonora como el fuego de una orquesta de sirenas. Como cuna de
todas las lenguas nuevas de donde salga una flecha contra la
barbarie higiénica, limpia, entre ruinas de humanos en
los mercados plantados de preceptos. Comunicación revolucionaria
para escuchar la elocuencia de las estrellas y la oratoria del
árbol, del alma y la luna almendra. Comunicación
protesta en gritos oceánicos y araño al destino
de los miserables. El eco de voz que hace tronar el caos.
Mientras
los astros y las olas tengan algo que decir será por boca
de la Comunicación revolucionaria que hablará a
los hombres como procesión de instintos que asciende en
pos de la verdad a la hora de vivir la libertad como instinto
contagioso de campanas con pies de arroyo. Lo posible, mientras
tanto sigue siendo extenso y desafiante. También lo imposible.
A estas horas el sol tantea el último rincón donde
se cocina la Comunicación revolucionaria. Y nace una selva
mágica y sube un canto de mil barcos que llegan. Es hora
de despertar en todas partes un sueño que saca al hombre
de la tierra para que tome el cielo por asalto. Y lance pájaros
con esperanza al amanecer de la bóveda como amor y paciencia
de la Comunicación revolucionaria con que nos frotamos
las manos y reímos, nos lavamos los ojos y jugamos. Cada
tiempo tendrá insinuación distinta. Eso no lo hará
alguien en soledad
urgen las manos de todos.
XI.
Darse prisa, darse prisa.
Están
listas las semillas y esperan una orden para florecer por su
escalera proletaria antes del viaje al cielo. La Comunicación
revolucionaria hace temblar a la licantropía con sus garras
viento. No hay tiempo que perder, conocemos el camino sin límites
obediente al instinto de los sentidos. En el tapiz del cielo
se juega nuestra suerte y urge tomarlo por asalto. Un cortejo
de horas golpea el futuro, se juega el alma, la suerte vuela
todas las mañanas con los ojos llenos de fusiles refugio
del cielo. La Comunicación revolucionaria tiene los pies
atados a su estrella propia que plantará continentes sobre
los mares. Lo aprovechable sólo lo aprovechable para la
vida que preparan los obreros con sus astros sonrientes color
mundo y carne. Catarata libertad y río lleno de corazón
sobre la tierra pájaro celeste tras los barcos magnéticos
de las Comunicación que tienen sombra de astros. Comunicación
que tiene fuego de rayos e incendios para que no se conge la
lengua, Comunicación con imanes para el alma de luz y
cascadas lujosas.
La
Comunicación revolucionaria será música
de espíritu cítara, plantada en el cuerpo que estallará
en luminarias dentro del sueño. Comunicación revolucionaria
mojada en mares no nacidos como un combate de estrellas y veleros
que parten a distribuir el alma rebelde por el mundo. Verdaderamente
no se puede jugar con la Comunicación. La función
de la Comunicación revolucionaria consiste en organizar
de manera diferente ideas e intuiciones que tenemos medio esbozadas,
hacernos ver mejor, hacernos ver "a través de",
ponernos en sintonía con nosotros mismos, y con todo lo
que nos rodea para organizarnos mejor, luchar mejor, buscar lo
mejor en cada acción humana. Las anotaciones personales
y los subrayados desde el primer momento deben tener una proyección
hacia el futuro, de cara a la revolución.
Cuanto
más importante es el problema y más densa la problemática
de clase, tanto más necesaria la Comunicación revolucionaria.
Hay que trabajar sobre la Comunicación con la poesía
para la revolución en caliente, desde una concepción
de clase. El meteoro de la militancia cruza por el cielo como
aviador de estrellas cuidado por la aurora como aeronauta y estrella
errante que los ojos han visto entre los pájaros. Ante
la guerra sin cuartel, debajo de las luces y las ropas colgadas,
la tierra y su cielo cantan en las ramas del cerebro la clave
del campo inexplorado. Hay un espacio despoblado que es preciso
poblar con Comunicación revolucionaria, con semillas abiertas,
juegos y aerolitos de violín que nos traen el recuerdo
del horizonte nuestro. Si nos armamos con la poesía revolucionaria
y la vivimos plenamente, desde el interior, aprenderemos a orientarnos
en estos mundos.
Las
preguntas fundamentales no provocarán en nosotros el reflejo
feo de hojear mentalmente el pasado, para "volver a ver"
la página en la que está todo explicado, sino,
más bien, el reflejo de "situarnos" con la imaginación
concreta en una revolución plena, en una solución
impregnada de amor geológico, y después al "mirar
a nuestro alrededor", describiremos que vemos una humanidad
para si. Todos los lenguajes son un instrumento, no un fin. Sin
Comunicación puede suceder que, si sólo sabemos
los lenguajes, nada tengamos que decir. Hay que estudiar los
lenguajes todos mientras se estudian otras cosas, no en lugar
de estudiar. La poesía revolucionaria se baña en
algún piano donde brotan las Comunicación como
recuerdo de música en el silencio. Al salto magnifico
de lo cuantitativo y lo cualitativo hacia su desarrollo en contra
de todo lo que lo frena. Lúcido y alerta, sale, después,
a enfrentar un paso nuevo. Lo más importante radica en
que es ineludible semejante experiencia, plena de emoción,
que no dejará de expresar su campanilleo misterioso, ya
que, efectivamente, la humanidad comienza a auto-pertenecerse.
La Comunicación revolucionaria tiene un mirar de vértigos.
Alborada que borda certezas sobre el cielo que tomará
por asalto y del que todos tomaremos tinta sin nombre. Comunicación
lengua de obra y lucha que hablaremos para siempre vertiginosos.
Belleza convulsiva que abrirá para siempre esta caja de
mil fondos llamada humanidad.
No
hay métodos rápidos ni técnicas milagreras
para Unidad ni para la Comunicación Revolucionaria. El
comunicador revolucionario debe saber que toda oficina, toda
fábrica tiene su buena cuota de ritualistas obsesivos,
de sádicos, de petulantes... El especial sadismo de la
burguesía sabihonda a costa del ignorante tiene una larga
historia, densa y amarga... Durante siglos, los profesores, los
preceptores, los maestros de música y de canto eran, entre
otros, en realidad, sirvientes... ¿Y hoy? ¿Dónde
estamos parados? ¿Qué nos une? ¿Quién
fabrica nuestra incapacidad organizativa, de unidad, de lucha,
juntos
no revueltos? La Comunicación revolucionaria
está aquí ¿Se escucha? Está detrás
del ruido siniestro en los pechos cerrados. Abrirá la
puerta del alma con un suspiro de huracán. ¿Acudiremos?
XII.
Fecha de Inicio
Hoy.
Y la tarea primera sigue siendo contribuir, sin dogmas, con la
organización revolucionaria como un telescopio que apunta
la cola de un cometa infatigable. No hay puerta de salida sin
la revolución y sin su Comunicación. La unidad
producirá grietas al fondo del infortunio, del tiempo
y de nosotros mismos
por ahí se filtrará,
a través de todos los espacios y todas las edades, el
viento de la revolución que se enredará en la voz
contra esta noche fría de gruta en huesos de miseria.
¿Eso es poco? Desorganizados somos como un barco que se
hunde y apaga sus luces en las aguas de la impotencia, mientras,
los perros burócratas ladran a las horas que se nos mueren.
Coincidamos en unirnos en un Frente Mundial revolucionario con
lugar para disentir y construir. Frente que sea frente y no espaldas
de algo o alguien. Frente que no nos diluya, que no nos corporativice.
Frente para no dejar de ser lo que pensamos y somos y para dejar
de serlo sólo si lo deseamos y acordamos. Frente para
ganar, no para que nos ganen. Frente para acompañar la
revolución obrera y campesina, no para ilustrarla ni usufructuarla.
Frente para la unidad no para la uniformidad. Frente confiable,
no rentable. Coincidamos, porque es posible, para lo inmediato
y lo mediato. Para lo de hoy y lo de siempre. Por lo legal y
por lo legítimo. Por la esperanza y por la panza. Por
la dignidad y por la espontaneidad. Por el humor y por el amor.
Por el salario y por el ideario.
Esta
Revolución será indómita o será nada.
Revolución fuerza capaz de llevar en sí la única
compensación perfecta a las miserias que soportamos. Cualquier
emoción y cualquier espontaneidad revolucionarias serán
lucha de la pasión que encuentra su camino
"el
destino eterno del hombre", destino nada místico
más bien carnal, Revolución que extraerá
su torrente de lo dado, de las operaciones humanas más
verdaderas. Revolución que a pesar de las decepciones
y de los fracasos nos llevará a dar el salto definitorio
desde el reino de la necesidad hacia el reino de la libertad.
Es
la más audaz de nuestras prerrogativas
esa que miramos
fijamente a la altura de los astros. La Revolución que
es para la mirada humana tan bella como el cielo que hemos de
tomar por asalto. Revolución de aire puro y orgullo de
pensamiento. Revolución como tizón que asciende
y apresura encuentros. Revolución sol de encrucijada y
amor que hunde su proa sideral en el horizonte.
Revolución como murmullo de flores en las temporadas más
imprevistas. Revolución insólita llena de criaturas
humanas que son ella misma. Revolución que se nos nace
a nivel del corazón.
La Revolución remolino y brisa. La Revolución totalidad
indivisible a la que nadie puede substraerse ni siquiera aquellos
que desconfían de ella porque implica, también,
una intervención interior. La Revolución no está
fuera de nosotros, posee dirección, sentido, porque es
nosotros mismos. La Revolución afirma el sentido de un
modo paradójico: posee sentido porque va más allá,
fuera de sí para ser permanente o será nada. Crecerá
como un árbol, desde abajo, o será nada. Será
mundial o será nada y hasta nueva orden todo cuanto signifique
amor loco es revolucionario.
¿A
qué le tenéis miedo?
La
Revolución que nace no es un engendro de la euforia. La
Revolución ha probado que quienes se entregan a ella la
disfrutan como un amor que es principalmente un placer.
La comprensión de esta premisa complementa toda nuestra
táctica y estrategia... mostrar al amor como una ceremonia
(un lenguaje) que no se realiza a espaldas de la sociedad y que
es una necesidad primordial para una vida que se dignifique en
y con la lucha. Lucha en primera y última instancia con
amor revolucionario en un mundo en transición hacia un
amor revolucionario permanente. El amor es en nuestra definición
guerrera, reconocimiento de la Revolución en la persona
amada, es la libertad, es ceremonia, purificación y piedra
de fundación: el misterio de la persona libre. La poesía
se hace en el lecho como el amor. Sus sábanas deshechas
son la aurora de las cosas. La poesía se hace en los bosques
y en las fábricas, en las escuelas y en los límites
debe tener todo el espacio que necesite. Incluido el cielo.
Nada
de esto es mucho pedir. Aguardamos la hora en que la humanidad
entera, sea por las razones que sea, se decida a dictar la orden
para su liberación definitiva, con sus mejores armas y
sus causas justas. Aguardamos sin distracción y con intervenciones.
Aguardamos con paciencia y con urgencia. Aguardamos enamorados
y esperanzados. Aguardamos en acción y sin desbocarnos.
Aguardamos en la hora prima, tercia, sexta, nona y en maitines
también. Aguardamos la coincidencia, la organización
y la movilización. Aguardamos con un ojo al gato y otro
al garabato. Nada de esto es mucho pedir.
XIII.
La revolución, el acto de amor, el acto de poesía
y el acto de Comunicación no son incompatibles
El
amor como forma superior de la Comunicación. La puesta
en Común. El "ismo" de lo común.
Algo
que tenemos en Común es la lucha añeja por la liberación
humana y eso es un amor longevo.
La
comprensión de esta premisa complementa toda nuestra táctica
y estrategia
mostrar al amor como una ceremonia (un lenguaje)
que no se realiza a espaldas de la sociedad y que es una necesidad
primordial para que la vida se dignifique en y con la lucha.
Forma superior de la Comunicación. Lucha en primera y
última instancia con amor revolucionario en un mundo en
transición hacia un amor revolucionario permanente. El
amor es, en nuestra definición guerrera, reconocimiento
de la revolución en la persona amada, es la libertad,
es ceremonia, purificación y piedra de fundación:
el misterio de la persona libre. La poesía y la Comunicación
tienen un lugar en el lecho como el amor. Sus sábanas
deshechas son la aurora de las cosas. La Comunicación
Revolucionaria se hace en los bosques y en las fábricas,
en las escuelas y en los límites. Debe tener todo el espacio
que necesite. Para preguntar por la hora de la revolución
la humanidad debe preguntar por sí. Entonces otro mundo
puede nacer de la contradicción entre lo que vivimos y
cómo queremos, debemos, merecemos vivir. Puede nacer una
revolución ahí donde la conciencia se disponga
a evitar toda caída en la miseria del mundo. Eso será
también poética y Comunicación revolucionaria
que, de la teoría a la práctica, y viceversa, contribuya,
objetiva y subjetivamente, en la destrucción del imperio
burgués y al ascenso del espíritu libre, hacia
una humanidad plena. Seguramente lo que no avance con la revolución
terminará disecado en alguna vitrina de la historia, acaso
como testimonio de lo que hubo de morir para que naciera lo nuevo.
Y la poesía no está exenta de semejante dialéctica.
Hubo quizá gérmenes revolucionarios en toda obra
que se propuso impulsar el desarrollo humano. Probablemente estuvo
presente en todo salto cualitativo que implicó avance.
La
revolución de la Cultura y la Comunicación conducirá
a la humanidad a sus fuentes verdaderas. Pondrá a trabajar
incluso los miedos todos en la construcción solidaria
del futuro. Una vez que hayamos asumido un estado de visión
semejante ya no será posible, como antes, confundir la
mentira con la verdad. No consideramos a la Comunicación
un medio para acceder a un mundo "ideal", "perfecto"
dogma de sectarios, sino para salir de uno falso. A condición
de pensar una revolución permanente de la Comunicación,
nos proponemos una revolución aplicable a todos los estados
del espíritu, a todos los géneros de la actividad
humana, a todos los estados del mundo, a todos los hechos de
moral establecida, a todos los órdenes del espíritu.
Esta revolución apunta a una transformación general
de los valores, apunta a la ruptura y la descalificación
de la lógica explotadora a la que perseguiremos hasta
la extirpación de todos sus reductos.
Tomemos
el derecho de llevar adelante, tanto en literatura como en arte,
en ciencia, en educación, en agricultura y en carpintería
la investigación de nuevos medios de Comunicación,
como derecho de la humanidad de continuar profundizando el problema
humano de la libertad y renunciar a juzgar la calidad de una
obra por la actual vastedad de su público. Opongámonos
a cualquier tentativa de limitación del campo de observación
y de acción que la humanidad aspire a crear intelectualmente
para atender sus necesidades cambiantes. Logremos un acuerdo
sobre las condiciones que, desde un punto de vista revolucionario
la Comunicación, la poesía faculte al arte, a la
ciencia
Sin que libertad implique indiferencia, sin que
libertad suponga falta de solidaridad con la lucha obrera y campesina.
El
caso es que una buen día quizá cuando el cansancio
y la rabia nos antesalen a la noche, antes de caer dormidos,
percibiremos nítidamente articulada, hasta el punto de
que resulte imposible cambiar ni un solo elemento, la imagen
de una revolución plena, no ajena al sonido de nuestra
voz, de cualquier voz, nuestra Comunicación como una frase
nueva que llegará hasta nosotros sin llevar en sí
el menor rastro de distancia y que, según ciertas revelaciones
de la conciencia, nos ocupara el resto de la vida. Esa frase,
la frase revolucionaria, parecerá, en un insistente, casi
atrevida como el cristal. Aparecerá como un lenguaje nuevo
de guerra poética, que no podrá entenderse más
que hundiendo sus raíces en el humus revolucionario de
los obreros y los campesinos para nacer como una planta nueva
siempre. Grabemos rápidamente tal frase en la memoria,
y, cuando nos dispongamos a pasar a otro asunto, el carácter
orgánico de la frase retendrá nuestra atención.
Y entonces
poblaremos su vientre con una militancia nueva que se prolongara
en la sangre a que responderemos sobre el surco de un arado de
luz y ojos enaltecidos. En el examen de la historia no sólo
hay que saber, sino que hay que saber de una cierta manera poética...
comunicativa. Tiemblen farsantes, uno conoce muy bien sus estrategias.
Estamos en pie de guerra con nuestro cielo lleno de estrellas
que esperan convertirse en Comunicación revolucionaria,
con salpicaduras de astro que sopla sobre el pecho montañas
a altura de los deseos. El entusiasmo intacto. Vivitos y coleando.
Nos daremos la vida, desde esta muerte que nos dan y contra ella,
si juntamos todas las frases revolucionarias, si las organizamos,
aquí y allá, para tomar el cielo por asalto, hoy
cercado con balas.
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